Lo que empezó como una revelación personal, terminó convirtiéndose en una causa a la que Liz Solari decidió ponerle el cuerpo y el alma. La actriz y modelo creció, como la mayoría, en una sociedad que normalizaba y justificaba el maltrato y la explotación de los animales. Pero un día corrió el velo de sus ojos. Y no solo decidió dejar de ser cómplice de esta situación, sino que además entendió que desde su lugar de celebrity podía dar un paso más. Y así fue como decidió impulsar el proyecto de Ley Sintientes, que hoy está en el Congreso y con el que se busca que los seres vivos dejen de ser considerados como objetos por la Justicia y tengan los derechos que se merecen.
—¿Cómo y cuándo surgió este proyecto?
—Durante una meditación, en junio del 2022, fui inspirada a crear un proyecto de ley llamado Sintientes para sacar a los animales de la categoría de cosas y declararlos sintientes en Argentina. Me conecté con Leonardo Barnabá, abogado penalista y animalista de gran experiencia con quien habíamos formado parte de 5 corazones, un documental que denuncia la faena equina y la sangría de yeguas en Argentina, y le propuse que co-creemos este proyecto. Lo introdujimos oficialmente en el Congreso de la Nación con un lanzamiento en marzo del 2023 y hoy está vigente en la Comisión de Legislación General de Diputados.
—¿Qué cambiaría exactamente, de aprobarse esta ley, para los animales?
—Dejarían de ser considerados “cosas” en el Código Civil y Comercial de la Nación. Eso significa que pasarían a ser considerados personas físicas no humanas. Por lo tanto, sujetos de derecho. Esto implicaría reconocer legalmente su sintiencia, es decir, su capacidad de sentir emociones como el dolor y el bienestar. Al dejar de ser considerados objetos, podrían judicializarse actividades dañinas que hoy están permitidas como las jineteadas. Las adopciones, pasarían a estar legalmente reconocidas y serían legítimas solo si los animales están bien cuidados y si se trata de animales que pueden convivir con humanos. Además, se reconocería a los animales como miembros de la familia, lo que traería beneficios en situaciones muchas veces conflictivas como los divorcios. También se reconocería que hay un daño cuando se afectan los derechos de los animales y esto haría que fuera posible reclamar indemnización por los daños que sufran desde un punto de vista subjetivo. Hoy, en cambio, el daño a un animal es muchas veces entendido como el daño a un bien. También prohibiría cualquier tipo de actividad que cause dolor, torture, hostilice o parodie a animales, o cuando estos se utilicen para realizar estos actos.
—En general la gente se compadece de los animales llamados “domésticos” pero justifica la explotación de los utilizados para consumo. ¿Estos también estarían amparados de alguna manera por la ley?
—Es verdad: nacemos y crecemos en una sociedad donde nos crían amando a los perros y gatos y nos incitan a usar, consumir y explotar al resto de los animales. Incluso se justifica y perpetua la violencia hacia los animales en el nombre de la tradición, la cultura o el deporte. Desde el Movimiento Sintientes trabajamos diariamente en educar sobre la importancia de la compasión hacia todos los seres sintientes. Por esta misma razón, Ley Sintientes no prevé diferencias entre animales domésticos o no domésticos, o animales que se consumen o que no se consumen. La misma es para todos los animales y éste sería el primer gran paso para que se pueda accionar judicialmente a favor de los animales. Aclaro que esta ley no prohíbe el consumo de animales. Sintientes daría un gran paso para frenar el maltrato aberrante que hay en las industrias que los explotan. Una vez declarados personas no humanas sujetos de derecho, sería la jurisprudencia, o sea los jueces, los encargados de resolver cada caso planteado. No cabe ninguna duda que esta reforma implica una gran mejora en cuanto a disminuir el sufrimiento, superando lo que hasta ahora han permitido las leyes bienestaristas. Los derechos que se les darían a los animales están estrictamente expuestos y limitados al proyecto de Ley. Y pueden acceder al proyecto en la web sintientes.org.
—¿Por qué considera que esta iniciativa es beneficiosa también para los humanos y el planeta?
—Estoy convencida que el día que dejemos de explotar y derramar la sangre de seres inocentes vamos a tener la oportunidad de construir una sociedad pacífica.
—¿Qué es lo que la lleva a usted a ponerse al hombro semejante empresa?
—En lo mas profundo de mi ser, hace más de 15 años se encendió una llama, una poderosa motivación y un claro sentido de misión: la responsabilidad de proteger a los seres más puros que habitan la Tierra, los animales no humanos. Responsabilidad que debería ser compartida con la humanidad entera, ya que son nuestros hermanos y hermanas menores. Así como la Tierra es nuestro hogar, debemos honrarla respetarla y cuidarla. Cuando Dios habló de dominio, no se refirió a la destrucción, sino al cuidado de la Tierra y de los seres que están en ella. Deberíamos ser los guardianes, pero hemos caído bajo volviéndonos una especia destructiva, que amenaza a otras especies e incluso enferma al planeta.
—¿Cuándo y cómo dio usted el paso al veganismo?
—Hace 15 anos, aproximadamente, dejé de comer animales. El paso lo di en una hora y media. Mi amada guía espiritual, Cher Chevalier, me recomendó ver el documental Earthlings (Terrícolas) y cuando terminé de verlo, decidí hacer este cambio. Primero me hice vegetariana y luego vegana.
—¿Le costó?
—No. Lo que me costó fue entender cómo no había hecho este click antes…Sentí mucho dolor y culpa cuando entendí que, como consumidora, había alimentado un sistema siniestro que mientras los masacra sin piedad te vende a los animales sonriendo como si fueran felices. El proceso fue progresivo y tuvo un gran impacto en mi vida. No se trató únicamente de cambiar hábitos de consumo, como qué ropa o crema elijo comprar o qué tipo de turismo o comida consumo… Tuve también que decidir dejar trabajo de lado, decir que no a ofertas hasta el día de hoy. Ser coherente no es cómodo ni fácil, sobre todo al inicio. Pero sí te deja la conciencia tranquila y una gran paz interior.
—Muchas personas al verse expuestas cuando se les muestra que son cómplices de la explotación animal responden con burlas o agresiones. ¿Cómo maneja este tema?
—Los entiendo. Es natural que uno se sienta “agredido” o “golpeado” por una verdad, cuando la misma viene a derrumbar el engaño en que el uno está sumido. Es por esto que no estoy a favor de juzgar, sino de compartir la dura verdad con compasión. En mi experiencia, comunicando la gran mayoría de la gente se horroriza ante los secretos oscuros de las industrias que se enriquecen gracias al maltratado y la matanza animal. Y, así como muchas prefieren hacer oídos sordos, otras tantas eligen hacer el cambio.
—¿Sintió empatía cuando fue a exponer al Congreso?
—Estamos buscando trabajar consistentemente con algún diputado/a y algún senador/a que tenga la fuerza, la determinación y la voluntad de llevar adelante la causa animalista y ambientalista con verdadera convicción. Desde Sintientes hemos acompañado y asistido legalmente el proyecto de Ley Conan por el Diputado Damián Arabia para modificar la ley de maltrato animal. Podemos seguir perfeccionando proyectos, pero la realidad es que los animales necesitan justicia ya y nuestra sociedad la está demandando a gritos, entendiendo que los psicópatas que los matan y sus explotadores no solo son un peligro para ellos sino para la seguridad de los argentinos.
—Las nuevas generaciones tienen mucha más conciencia de la importancia de respetar a los animales no humanos y al planeta. ¿Usted es optimista con respecto al futuro?
—Trabajo cada día para construir un mundo mejor. El primer gran trabajo que hago de forma consciente es conmigo misma, para convertirme en mi mejor versión. Medito hace más de 15 años diariamente, como una dieta inofensiva, busco que mi trabajo tenga un alto impacto. Veo que a pesar de las grandes dificultades que vivimos, paralelamente hay un gran despertar en la humanidad. Las investigaciones muestran que la nueva generación Z está cambiando a dietas basadas en plantas más rápido que las generaciones anteriores para evitar un desastre climático. Es una generación más empática, mas diversa, más consciente…A nivel mundial hay evidencias de un cambio global hacia los alimentos basados en plantas. Todo esto me da esperanzas y motivación de ir por mucho más.
—Simultáneamente, sigue a pleno con su carrera…
—Soy una de las productoras de Christspiracy, película dirigida por Kip Andersen que hizo Cowspiracy, What a Health y Seaspiracy, y Kameron Waters. Se estrenó en marzo exitosamente en más de 600 teatros de Reino Unido y Estados Unidos. Devela enseñanzas de Jesucristo sobre la compasión hacia todos los seres y las verdades escondidas sobre la matanza de animales y las religiones. Esta semana, además, estoy comenzando a grabar la segunda temporada de Barra Brava, que ganó el premio Platino a la Mejor serie cinematográfica Iberoamericana. Y, en cuestión de días, saldrá un documental americano producido y narrado en inglés por Kate Winslet y fui convocada para ser la voz de su nueva versión en español. Se llama Eating Our Way to Extinction. Según dijo Leonardo Di Caprio: “Esta es la película que las generaciones futuras desearán que todos vean hoy”.