Nunca en estos casi seis meses de gestión Javier Milei tuvo tanta necesidad de mostrarse activo y de respaldar a una funcionaria de su riñón como Sandra Pettovello, la súper ministra de Capital Humano absorbida por el escándalo en torno a la entrega de alimentos y las contrataciones bajo sospecha realizadas desde su cartera a través de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), un hito que salpica el corazón del relato oficialista.
“Es la mejor ministra de la historia”, exageró ayer por la mañana el presidente en una inusual, pero premeditada conferencia de prensa en Casa Rosada, el tercer gesto del mandatario desde el fin de semana en defensa de la ministra para tratar de encapsular la polémica que ya investiga la Justicia: el fin de semana, Milei recibió a Pettovello en Olivos, el lunes por la mañana la visitó en su despacho, sobre la avenida 9 de Julio, y por la tarde fue la funcionaria la que fue hasta la Casa Rosada para consensuar el reemplazo de Pablo de la Torre, el denunciado ex secretario de Niñez, Adolescencia y Familia acusado por la supuesta contratación irregular de asesores a través de la OEI, una trama que en las últimas 96 horas atizó como pocas veces el fuego amigo interno.
“Esto es una denuncia puntual por una denuncia periodística”, aseguraron en estas horas desde el entorno presidencial después de la insistente campaña del jefe de Estado para apuntalar a su ministra preferida: a pesar de los detractores -algunos, incluso, muy cercanos a él- de la estrategia elegida, Milei está decidido a tirarse encima de la granada que golpea a Pettovello. En los últimos días, a la funcionaria la vieron más nerviosa que de costumbre.
En ese contexto, la Casa Rosada empezó a analizar en estos días -de manera “informal”, explicaron- todas las tercerizaciones de los ministerios a través de la OEI que en la Argentina dirige Luis Scasso, un técnico que proviene del peronismo y que sobrevivió a las últimas administraciones. En el gobierno reconocen que hay cientos de convenios y que se enmarcan dentro de la ley; que en estos meses se utilizaron para maquillar la contratación de personal -en especial en Capital Humano-, a pesar de que los fondos son girados por el Estado hacia el organismo, y que suplieron, por ejemplo, la demora en las designaciones, un tema recurrente en la gestión libertaria.
“Hay asesores o funcionarios cuyos nombramientos en el Boletín Oficial tardaron meses y que, en ese ínterin, cobraron a través de la OEI”, explicó una fuente oficial.
La revisión, según fuentes de Casa Rosada, quedó en manos de José “Cochi” Rolandi, el flamante vicejefe de Gabinete Ejecutivo de la Jefatura de Gabinete de ministros que sobrevivió a su ex mano derecha, Nicolás Posse, eyectado del gobierno por orden del propio presidente. “Es historia”, machacó ayer Milei.
El tema, sin embargo, tuvo especial rebote en Capital Humano, que aglutinó desde diciembre pasado Desarrollo Social, Educación, Cultura y Trabajo. En Educación, por ejemplo, fuentes de esa secretaría confiaron a este medio que puertas adentro se pidió un análisis de todas las contrataciones bajo esa modalidad, sus características y qué tipo de trabajo se desarrolla en cada caso. Un área en la que tiene especial interés el diputado Santiago Santuario, muy cercano a Milei.
En el Gobierno, el affaire Capital Humano despertó una creciente preocupación. Según la consultora Ad Hoc, de Javier Correa, desde el 23 de mayo pasado hasta estos días la administración libertaria acumuló un 53% de negatividad en las menciones en redes sociales por la polémica en torno a los comedores y la entrega de alimentos: según el informe, 513 mil usuarios generaron 870 mil publicaciones, “lo que lo vuelve un tema masivo”.
Más allá de Milei, en las filas libertarias hay una serie de intrigas que se acumulan en despachos oficiales. No solo la cerradísima defensa de Milei sobre Pettovello, que intranquiliza a colaboradores presidenciales por los escenarios a futuro, los coletazos de la trama y la presión que se amontona en la oficina de la ministra.
El capítulo De la Torre es un punto central en la historia. “Es que Pablo es una persona de bien”, respondió ayer un estrecho colaborador presidencial consultado por la estrategia pública del ex funcionario que, echado de su cargo y denunciado por supuestas irregularidades en la contratación de asesores a través de la OEI, no hizo, por ahora, ningún descargo mediático contra Pettovello. Según trascendió, De la Torre está concentrado en la investigación judicial y en la relación política que involucra principalmente a su hermano Joaquín.
Hasta el momento, los De la Torre fueron más que cuidadosos, a pesar de los trascendidos que dan cuenta de que el ex secretario de Capital Humano le avisó formalmente a la ministra, a mediados de abril, de que en galpones oficiales se acumulaban toneladas de alimentos a punto de vencer, una notificación que podría complicarla. La respuesta del gobierno a la denuncia de Juan Grabois fue, cuanto menos, desacertada: primero dijeron que era información falsa y después que era mercadería para situaciones de emergencia hasta que la realidad arrasó con el relato oficial. Tras el allanamiento del fin de semana en un depósito de Villa Martelli, la Justicia federal encontró diferencias entre lo informado por el ministerio y el tipo de comida acopiada en el galpón.
En ese plano, el lugar que la última semana tomó la funcionaria Leila Gianni, heredada de anteriores gestiones, arrastró en estos días reproches subterráneas. ¿Cuál es su verdadero rol, y su objetivo? ¿Qué la mueve realmente? La eventual actividad del submundo de la inteligencia alimenta una serie de sospechas, en un ministerio plagado de interrogantes. Capital Humano, por caso, lidera el ranking de los funcionarios renunciados desde el comienzo de la gestión de Milei: 13 sobre un total de 33, según el informe elaborado por el politólogo Pablo Salinas. Ese ministerio arrastra, además, una cantidad importante de asesores de la anterior gestión. Por ejemplo, en el manejo de la administración de la Secretaría de Educación.
Este martes, en Casa Rosada circularon trascendidos sobre supuestas conversaciones entre el ex intendente de San Miguel y allegados al presidente. Fastidiado con la salida de su hermano, Joaquín de la Torre se abrió en los hechos del bloque libertario en el Senado bonaerense, pero se cuidó en no hacer pública esa movida. En el entorno de los dirigentes de San Miguel aseguran no tener nada que ver con las supuestas irregularidades en torno a las contrataciones en el área de Desarrollo Social a través del sistema OEI. Adjudican la maniobra a operaciones internas. En particular a Gianni, “una infiltrada kirchnerista”, según fuentes cercanas al ex funcionario, que quiere “recuperar el manejo de los alimentos”. Es, llamativamente, la portavoz del gobierno en el rubro por estos días, y la que motorizó la denuncia contra De la Torre en los tribunales. “Un mensaje mafioso”, abundaron.
Lo cierto es que, a pesar de ese panorama inquietante, los hermanos De la Torre se ocuparon en no alterar la pax interna. Por ahora no habrá respuesta pública a las acusaciones. “Es el mal menor”, explicaron. Es mejor atender el frente judicial, razonaron, que atacar directamente a Pettovello. Saben que es oponerse de manera directa con Milei.