Hace más de un año la empresa de capitales norteamericanos LeoLabs se encuentra impedida de utilizar su radar localizado en la ciudad de Tolhuin, Tierra del Fuego. El gobierno revocó el permiso que le había otorgado para operar y las acciones administrativas tendientes a recuperarlo duermen hace meses sin solución en los despachos administrativos.
Prejuicios de falso nacionalismo, mala fe y arbitrariedad son parte de la herencia que la administración anterior dejó a la actual gestión libertaria, en múltiples áreas del Poder Ejecutivo. Sin embargo, la falta de soluciones en tiempos oportunos podrían terminar alejando a los mismos capitales internacionales que tan denodadamente la administración del presidente Milei pretende atraer.
Una solución a un problema
LeoLabs, Inc. es una empresa con base en los Estados Unidos financiada por fondos privados de venture capital y fundada en 2016 en el corazón del mundo emprendedor: Silicon Valley. Nació de un grupo de científicos muy vinculados a la Universidad de Stanford que, en un principio, tenían como propósito el estudio de las auroras boreales.
Con el transcurso de sus investigaciones, se encontraron con el problema de la basura espacial y el alto tránsito de los satélites en la órbita terrestre baja (LEO, por su sigla en inglés) y decidieron redirigir sus esfuerzos. La altísima velocidad a la que circulan los objetos y la posibilidad de colisiones se convirtieron en el gran desafío a enfrentar.
De esta forma, la start-up comenzó a desplegar una red de estaciones de radiolocalización en diferentes latitudes de la Tierra, con el objetivo central de identificar y hacer el seguimiento en tiempo real de los objetos que se encuentran en LEO. Todo ello en un contexto donde está creciendo exponencialmente el número de satélites en el espacio.
La empresa estableció con éxito estaciones de radiolocalización en Australia, Islas Azores (Portugal), Costa Rica, Nueva Zelanda, Texas y Alaska (Estados Unidos).
Las ventajas de Argentina
En el año 2021, LeoLabs proyectó la posibilidad de instalar una de sus estaciones de radiolocalización en Argentina. La locación fue elegida por su ubicación austral, lo cual mejora la cobertura del servicio en el hemisferio sur. Algo que necesitan los clientes que consumen los servicios de información de LeoLabs, tanto privados como públicos. LeoLabs brinda servicios a la NASA, a los satélites meteorológicos estadounidenses y a SpaceX, por nombrar solo algunos de sus clientes.
Otro factor relevante para elegir la localización fue la baja polución de radiofrecuencia que existe en la zona. Esto fue determinado por un estudio encargado por la empresa al Departamento de Electrotecnia de la Universidad Nacional de La Plata.
En marzo de 2022, LeoLabs incorporó su filial en Argentina, LeoLabs Argentina SRL, inscripta ante el Registro Público de Tierra del Fuego y comenzó los trámites administrativos para obtener las autorizaciones necesarias para operar su estación de radiolocalización ante el ENACOM. De los documentos presentados en los expedientes públicos, se extrae que en todo momento la empresa declaró de forma detallada las características técnicas de sus equipos electrónicos, la funcionalidad de los mismos y el objetivo que perseguían con la instalación de la estación.
Así, por ejemplo, el formulario de Solicitud de Autorización de Estaciones Radioeléctricas presentado ante el ENACOM decía como fundamento de la solicitud: “LeoLabs propone desplegar un radar en Argentina con el fin de rastrear y monitorear objetos en ambiente LEO (Low Earth Orbit), hasta aproximadamente 2000 km de altura sobre la superficie de la Tierra. El radar propuesto formaría parte de una red global de radares. Dicha red está compuesta por sistemas sensibles de alta capacidad y LeoLabs busca colocar los radares en lugares estratégicos de todo el mundo. El sitio en Argentina sería estratégico para LeoLabs porque es sensible a los objetos que orbitan la Tierra a medias y altas latitudes (órbitas de inclinación media a alta), tiene baja contaminación de RF, y es geoespacialmente diferente mejorando significativamente la cobertura en el hemisferio sur”.
Finalmente, luego de pasar por todas las áreas competentes dentro del organismo y habiendo obtenido dictamen jurídico favorable, el 15 de noviembre de 2022 el Subsecretario de Telecomunicaciones y Conectividad dictó la disposición que autorizaba a LeoLabs a operar sus equipos con fin de “monitorear objetos en ambiente LEO (Low Earth Orbit) , de acuerdo al Anexo Técnico que forma parte integrante de la presente medida”.
Una campaña de desinformación
Con motivo de la autorización obtenida, la empresa realizó una inversión multimillonaria en dólares en Tierra del Fuego que se tradujo en equipos electrónicos, obras de ingeniería civil para instalar los radares fijos contratando mano de obra local, etc. Después de meses de intenso trabajo, el radar estaba en pruebas finales, a un paso de las operaciones completas. Argentina se disponía a cooperar con la comunidad internacional en el mantenimiento de la seguridad espacial.
Sin embargo, prejuicios ideológicos y la conocida inseguridad jurídica de nuestro país trabaron el trabajo de la empresa norteamericana. A través de medios de comunicación de dudosa imparcialidad y de comunicados en redes sociales, se organizó una campaña de acción psicológica mentirosa que indicaba que estos radares eran un plan del gobierno británico para espiar a las actividades de Argentina en el sur. Con falsedad se insinuaba que el objetivo final era entorpecer el avance de la Causa Malvinas.
Ya estamos acostumbrados a los debates estériles y opiniones sin fundamento volcados en redes sociales y medios de comunicación, pero lo increíble de esta historia es el éxito de esta campaña que tuvo consecuencias concretas en el plano legal.
El entonces ministro de Defensa, Jorge Taiana, se presentó ante la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad pidiendo información sobre las actividades de LeoLabs, alegando cuestiones inherentes a la Defensa Nacional. Literalmente manifestó que tomó conocimiento de la situación por “la información obrante en las redes sociales […] concernientes a la inversión en la provincia de Tierra del Fuego […] por parte de la empresa LeoLabs, en radares destinados a monitorear la actividad satelital”.
Es decir, el Ministerio de Defensa tomó conocimiento de la situación por un anuncio realizado por la misma empresa, en el marco del Argentina National Space Day, evento organizado por la propia Embajada de Argentina ante los Estados Unidos y publicitado tanto en las redes sociales de la Cancillería Argentina y su página web. La jornada se realizó en el marco del evento SATELLITE 2023 y tuvo por objetivo impulsar las inversiones del sector aeroespacial en el país. El propio exembajador Jorge Argüello incluso destacó: “La elección de Argentina para la ubicación de un nuevo radar de LeoLabs es una gran noticia”.
El 22 de junio de 2023, mientras Cancillería festejaba el anuncio de LeoLabs, el ENACOM, a pedido del Ministerio de Defensa, suspendía la autorización previamente otorgada a LeoLabs, sin mayores argumentos que los peligros potenciales para la defensa nacional verbalizados por el ministro Taiana. Ningún actor del gobierno nacional contactó a LeoLabs para contrastar esos argumentos antes de tomar la decisión.
Un argumento sin sustento técnico
Poco más de un mes después, el 1º de agosto de 2023, el ministro Taina presentó ante la Jefatura de Gabinete de Ministros una nota solicitando la cancelación definitiva de la autorización otorgada a LeoLabs para operar sus equipos en Tierra del Fuego, argumentando vulneración de la seguridad nacional.
Sus recomendaciones se basaron en un informe elaborado por el propio Ministerio de Defensa, redactado en el marco del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Entre los aspectos más significativos, se señaló: “Los sensores utilizados en la AGSR tienen la capacidad de detectar todo tipo de blancos […] por lo que se trata de un sistema de uso dual que tiene la posibilidad de trackear aeronaves y objetos de carácter civil y militar, […]” y “Los equipos instalados […] tienen el potencial de ser utilizados para escucha e inteligencia de señales, incluso, cuando el radar se encuentra sin operar.”
Sin embargo, las afirmaciones del Ministerio de Defensa son contradichas por la propia inspección técnica de la estación del radar en Tolhuin realizada el 29 de junio de 2023 por la Dirección de Asuntos Satelitales de la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad, de la Secretaría de Innovación Pública, a través de dos funcionarios (Jorge Rubén Colletti y Javier Andrés Guerra). La conclusión de dicha inspección técnica fue que “el equipamiento observado, se corresponde con la información proporcionada por la empresa según consta en EX-2022-45786725- -APN-DNGCUYPT#JGM”.
En igual sentido, los expertos consultados de la Fuerza Aérea Argentina, la CONAE y otras agencias estatales indican que jamás podría utilizarse un radar fijo, del tipo instalado por LeoLabs, para el trackeo de aeronaves o para algún otro uso que para el que fue declarado. Incluso, un experto técnico relacionado a la Estación Astronómica de Río Grande aseguró en la prensa local que el radar “no monitorea ni un centímetro del espacio aéreo argentino”.
Finalmente, el 23 de agosto de 2023 la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad de la Nación, canceló definitivamente la autorización de LeoLabs. La disposición, se basó exclusivamente en el informe del Ministerio de Defensa, que conforme a lo relevado, se basa solo en presunciones carentes de sustento fáctico y en errores lisos y llanos (cuando no falsedades). En consecuencia, la empresa desmontó la electrónica y canceló formalmente el servicio eléctrico del emplazamiento.
Una nueva oportunidad para la empresa y para el país
Contra dicha medida la empresa interpuso diversos recursos administrativos, los cuales fueron rechazados antes del cambio de gobierno. Con el nuevo gobierno, las medidas y discursos promercado del presidente Milei, su firme decisión de alinearse con los países libres del mundo y su voluntad de atraer inversiones al país, la empresa pensó que podría volver a operar normalmente, alejados los prejuicios infundados que motivaron la cancelación de sus autorizaciones.
En ese sentido, la gira de Milei a EE. UU. y, particularmente, de su reunión con el empresario Elon Musk –dueño de una de las empresas satelitales que es cliente de LeoLabs– inspiró nuevas esperanzas.
En el plano legal, la empresa interpuso el 21 de diciembre de 2023 un recurso de reconsideración. A su vez, en estos últimos meses, los fundadores y actuales directivos de la empresa mantuvieron diversas reuniones con diferentes funcionarios y miembros de las Fuerzas Armadas acompañados y respaldados por la Embajada de los EE. UU. en Argentina. Buscaban explicar nuevamente su actividad comercial, los servicios que proveen, la necesidad de múltiples actores públicos y privados alrededor del mundo de contar con un radar LEO en el hemisferio sur, y la necesaria colaboración internacional que se necesita en materia de seguridad espacial, ya que ningún país por sí solo puede contar con la infraestructura para obtener los datos necesarios para monitorear los objetos en la órbita LEO.
Como se dijo antes, gran parte de los objetos monitoreados por LeoLabs son la constelación de satélites de Starlink (la empresa de internet satelital de Elon Musk), que provee servicios en el país y permite la conectividad de alta velocidad en zonas remotas de la Argentina.
Por otro lado, los datos recolectados por LeoLabs son de gran interés para las Fuerzas Armadas argentinas, que no tienen acceso a la tecnología necesaria para monitorear los satélites nacionales y que, mediante acuerdos ofrecidos por la empresa, podrían estar a su disposición. En igual sentido, la empresa ofreció acuerdos de colaboración con el ecosistema científico y tecnológico nacional, incluyendo a la CONAE y las universidades nacionales argentinas.
Voces en contra del desarrollo
A pesar del cambio de gestión y de la incesante búsqueda de inversiones extranjeras –que motivaron viajes del presidente Milei, justamente a Silicon Valley– existen actores políticos que se oponen a las operaciones de LeoLabs.
Por ejemplo, el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, quien en un primer momento festejó la instalación de LeoLabs en su provincia, pero que ahora –en un hecho por demás inusual– busca cancelar la inscripción de la sociedad en el Registro Público de Tierra del Fuego. De su lado, el senador radical Pablo Blanco, también ha hecho suya la bandera política de oposición a la instalación del radar LEO. Incluso, fuentes de la empresa aseguran que al principio del proceso intentaron reunirse de buena fe con el senador Blanco y él respondió filtrando información comercial para ganar puntos políticos.
Sea que estén motivadas en prejuicios ideológicos, objetivos políticos de corto plazo, intereses partidarios o personales, o tal vez respaldados por otros actores internacionales que tienen en el sur argentino bases de observación espacial –de las que hay muy poca información–, lo cierto es que acciones como estas son las que alejan las inversiones internacionales y fomentan la mala publicidad en materia de seguridad jurídica de la Argentina en el mundo.
Esto también se podría interpretar como un sabotaje al esfuerzo personal del presidente Milei para conseguir inversiones de empresas radicadas en Silicon Valley, cuando una compañía nacida en el seno del ecosistema emprendedor de esa ciudad, es tratada de forma arbitraria en nuestro país. Ello, además, tomando en cuenta que LeoLabs está fondeada por capitales privados, provenientes de los mismos venture capitals que deciden las inversiones de las empresas que la Argentina está intentando seducir.
El actual gobierno plantea grandes transformaciones para nuestra nación, pero, en contraste, es bueno recordar que la decisión tomada por la gestión del presidente Fernández refleja un desconocimiento de las doctrinas jurídicas y políticas que hicieron grande a nuestro país.
En momentos en que el país muestra el compromiso de aumentar sus capacidades de Defensa, suena absurdo perder la oportunidad que ofrece una empresa privada que brinda información de gran valor. El falso nacionalismo, embanderado en la supuesta defensa de nuestras islas Malvinas, pone en riesgo una capacidad muy importante que Argentina podría lograr con esta compañía.
Por otro lado, ¿no sería un muy mal precedente para cualquiera que esté pensando en invertir en el país? La buena noticia es que, si el proyecto vuelve a su cauce original y prospera, Argentina –que ya cuenta con una reconocida trayectoria en materia espacial– lograría ocupar un lugar concreto de liderazgo en el escenario mundial en momentos que se vive la segunda carrera espacial.