La oficial Mayra Pamela Valdes (30) vive en el barrio San Jorge, en Florencio Varela, y se crio en un entorno de familia numerosa “Somos nueve hermanos,” dice con orgullo, “dos de los cuales también pertenecen a la Policía de la Ciudad”. A diferencia de ella, que se desempeña en la Superintendencia de Policía Científica y tuvo que sortear una traumática experiencia para poder vestir el uniforme; ellos trabajan en distintas comisarías porteñas y pudieron completar el curso de formación sin sobresaltos.
Más allá del historial familiar, cuando Mayra comunicó que quería convertirse en un miembro de esa fuerza de seguridad, su madre fue la que más reparos le puso. “Me decía: ‘No, hija, mirá que es peligroso. El ser policía está mal visto y más para una mujer. A nosotras nos toman como un género débil’”, recordó Mayra. Pero ella no le hizo caso y se propuso ser policía, a pesar de su condición de madre soltera de una nena que hoy tiene 6 años.
Antes de ingresar al Instituto Superior de Seguridad Pública, en 2023, Maya había realizado cursos de seguridad e higiene y asistente en calidad en la Universidad Arturo Jauretche, y estudiado la carrera de Lengua y Literatura en un instituto superior de formación docente durante dos años. Sin embargo, su vocación iba por otro lado. Tenía un profundo sentido de servicio y compromiso con la comunidad, sumado a fuerte deseo de justicia y de proteger a los demás.
En el caso de Mayra, este deseo fue intensificado por sus experiencias personales, especialmente después de sobrevivir a un violento ataque de violencia de género por parte de su ex pareja que la dejó en terapia intensiva e internada durante dos semanas en el Hospital El Cruce.
Ese traumático hecho ocurrió el 9 de diciembre de 2023, en su domicilio, mientras dormía junto a su hija. Producto de esa agresión, Mayra sufrió múltiples heridas con un arma blanca y golpes de puño, que le causaron lesiones graves, fracturas faciales y traumatismo craneal con pérdida de conocimiento.
“Ingresó por la ventana, fue hasta mi pieza, se puso arriba mío y empezó a darme golpes en la cabeza con una llave inglesa”, relató. Mayra quedó inconsciente, pero la intervención de su hermana, quien vive en el fondo de su casa, le salvó su vida. “Escuchó los gritos, a mi hija llorar, y entró. Ellos lo sacaron de encima mío y llamaron a la ambulancia”, recordó la joven de 30 años que tuvo que ser operada en dos oportunidades de la vista.
“Me colocaron una placa de titanio en el ojo izquierdo y para los médicos fue algo milagroso que no haya perdido la visión”, especificó Mayra sobre la cirugía que tuvieron que practicarle tras sufrir una fractura del hueso que se encuentra alrededor del ojo. A pesar de las circunstancias, la oficial Mayra nunca perdió de vista sus sueños. “Si yo no me morí y Dios me dio la oportunidad de vivir, no tienen por qué morir mis sueños,” enfatizó con determinación.
Mientras se recuperaba en el hospital, Mayra continuó estudiando para sus exámenes del instituto de policía, con fuerza de voluntad y resiliencia. “Por favor, doctor, sálveme. Quiero vivir porque tengo muchas cosas por hacer. Tengo una hija,” imploraba mientras se aferraba a la vida.
La recuperación física fue ardua, pero la recuperación emocional y mental fue aún más desafiante. Afortunadamente, recibió apoyo incondicional de su familia y de sus compañeros. “Tuve un acompañamiento increíble de la institución policial,” dijo Mayra, destacando cómo sus instructores la visitaron en el hospital y le llevaron los materiales de estudio.
Desde ese momento, se le otorgó una licencia especial hasta el 2 de enero de 2024 para que pudiera llevar adelante su recuperación. Al poco tiempo de su reingreso, rindió y aprobó la totalidad de las materias del segundo semestre del XI Curso de Aspirante a Oficial de Policía de la Ciudad.
A pesar de todo lo que vivió, Mayra encontró su lugar en la policía científica, en la parte de medicina legal, donde realiza tareas administrativas junto a médicos legistas que revisan a personas lesionadas. Aunque su experiencia podría haberla orientado hacia un área relacionada con la violencia de género, Mayra eligió seguir un camino diferente: “Yo quería estar en cualquier lugar con tal de participar en la justicia y ser parte de ellos. Sé que puedo aportar de manera positiva estando en el lugar que esté.”
La vida de Mayra está lejos de ser fácil. Cada día, viaja casi dos horas desde Florencio Varela hasta Villa Lugano, pero lo hace con la convicción de alguien que enfrentó la adversidad y salió fortalecida. A pesar del cansancio y la distancia, su deseo de seguir aprendiendo y crecer dentro de la policía es inquebrantable. “Estoy feliz donde estoy, pero si tengo que irme a otro lugar y colaborar con la justicia en otro lugar, también lo haría con mucho gusto.”
Hoy, Mayra no solo es un ejemplo de resiliencia y fortaleza, sino también de esperanza. “Espero que mi historia le sirva a muchas mujeres que están sin voz y que no pueden hablar acerca del tema, y que sepan que no están solas,” reflexionó. En cada paso de su viaje, desde el instituto de policía hasta su trabajo actual, Mayra demuestra que los sueños pueden sobrevivir incluso a las circunstancias más difíciles, y que el coraje y la determinación pueden superar cualquier obstáculo.
Mayra forma parte de los nuevos 850 efectivos que se sumaron a la Policía de la Ciudad
Luego de un poco más de un año y medio de formación, Mayra egresó a mitad de año como oficial de la Policía de la Ciudad. La ceremonia tuvo lugar en la Plaza de Armas del Instituto, de la cual participaron el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Macri; la Vice Jefa de Gobierno, Clara Muzzio; el Ministro de Seguridad, Waldo Wolff; el Director del ISSP, Javier Martín López Zavaleta; el Secretario de Seguridad, Diego Kravetz; y el Jefe de la Policía de la Ciudad, Pablo Luis Kish, entre otras autoridades.
“La Policía de la Ciudad es una de las mejores formadas del país y de la región. Y eso se debe a que tenemos un Instituto Superior de Seguridad Pública con un nivel de excelencia en formación policial: no sólo desde lo académico sino también desde la infraestructura, el uso de tecnología y el acompañamiento institucional que va desde la cobertura de salud hasta cursos de desarrollo personal”, manifestó el Ministro de Seguridad de la Ciudad, Waldo Wolff.
Estos nuevos oficiales que, juraron fidelidad a la Constitución, se sumaron a los más de 26000 efectivos que ya tiene la Policía de la Ciudad. “Para nosotros es importante reconocer a los aspirantes que eligen nuestras fuerzas, queremos acompañar a los cadetes en su formación y cuidar a quienes nos cuidan”, agregó Wolff.
En una ceremonia cargada simbolismo y emoción, Mayra recibió un reconocimiento especial por su esfuerzo para terminar el curso. “Es dable destacar, que Valdes logró sobreponerse a esas circunstancias, se mostró loable y resiliente. Con gran responsabilidad, acepto el apoyo de los instructores y se puso, no solamente al día con las materias, sino que llegó al nivel de sus camaradas”, destacaron desde el instituto.