El último domingo, Daniel Ricardo Carías, apodado “La Tota Santillán”, animador y figura de la cumbia, la cara durante años del mayor éxito del programa Pasión de Sábado, fue hallado muerto en su casa de la calle Gómez en Castelar Norte. No contestaba el teléfono hace días. Sus amigos y familiares llamaron al 911. La Policía Bonaerense derribó su puerta, mientras sus amigos llamaban sin cesar desde la vereda. El cadáver de La Tota estaba allí, quemado en un 90 por ciento, rodeado de fósforos, mientras su teléfono aún sonaba. La autopsia posterior, ordenada por el fiscal Patricio Ventricelli, indicó que la falta de oxígeno ocasionada por las llamas le quitó la vida. No tenía signo alguno compatible con una maniobra de defensa.
Mientras tanto, la investigación para esclarecer su muerte continúa. El fiscal Ventricelli requirió pericias de bomberos a la escena del hallazgo del cuerpo, así como un análisis al teléfono de La Tota. La principal hipótesis, por lo pronto, es la de un suicidio. Así, la salud mental del animador se convierte en un punto clave. Varios allegados declararon en el expediente; aseguraron que ya se había intentado quitar la vida en 2022, que se encontraba “muy depresivo” por la falta de ingresos y la condena por violencia de género que había recibido el año pasado, con una pena de cinco años y medio de cárcel dictada en primera instancia por el Tribunal porteño N°7. Su ex pareja era la víctima en este caso.
Si esa condena era confirmada. entonces La Tota iría a la cárcel. No era el único proceso judicial que lo había involucrado en los últimos años.
En 2017, su ex pareja inició un expediente civil en su contra, atado al caso de violencia de género, donde aseguró que el animador puso “en grave peligro la seguridad y salud psicofísica” de su familia “haciéndoles presenciar situaciones de violencia que distan mucho de proteger su integridad”.
Sin embargo, a pesar de la acusación, La Tota recibió una serie de decisiones favorables. Un fallo de la Sala J de la Cámara Civil dictado el 9 de noviembre de 2022 revela una serie de pericias e informes psicológicos, una historia de internaciones y diagnósticos.
“Respecto al estado de salud del demandado cabe evaluar la abundante prueba producida, me refiero en primer término a las atenciones médicas que recibió en sendas internaciones según surge de los informes de la clínica de Internaciones Avril, la Clínica Del Parque y la Casa Nuestra Señora del Pilar San Juan de Dios”, asegura el fallo, firmado por los jueces Beatriz Verón, Gabriela Scolarici y Maximiliano Cala.
Santillán también enfrentó una pericia psicológica oficial a cargo de una perito. El informe posterior en el expediente aseguró que La Tota tenía “un perfil de personalidad con características hipomaníacas con signos de una orientación paranoide; se trata de un sujeto impulsivo y con limitaciones en el manejo de la energía, con personalidad lábil, con rasgos de inmadurez emocional y dependencia afectiva”. Sin embargo, había un rasgo positivo: el animado, según esta especialista, contaba “con recursos psicológicos para adaptarse al medio y a sus circunstancias, lo que incluye el manejo de la ansiedad y tensión, y también (destaco especialmente) que posee “capacidad para generar vínculos socialmente positivos”.
Finalmente, la especialista afirmó no haber encontrado “indicadores de agresividad o peligrosidad”.