“Otras historias posibles II”, el espacio de arteba que ofrece un encuentro único entre las mujeres y el arte

Otras historias posibles en Arteba
Una mujer contempla las obras del stand del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), una organización feminista, apartidaria y sin fines de lucro que se presenta en arteba 2024 con “Otras historias posibles II (Foto Equipo ELA)

ArteBA es una de las ferias de arte contemporáneo más importantes de América Latina. Todos los años ꟷdurante tres días para el público en general y dos más para quienes cuentan con selecta invitaciónꟷ, el Centro Costa Salguero se convierte en zona de obras artísticas. Un espacio que invita a circular, a recorrer las instalaciones repletas de cuadros, esculturas, fotografías, colecciones. Un ir y venir creativo, por momentos sigiloso.

Hasta que se llega al stand del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), una organización feminista, apartidaria y sin fines de lucro que presenta en arteba 2024 “Otras historias posibles II”, una propuesta para redescubrir el arte como vehículo de creación de nuevos mundos, de nuevas formas de percibir y comprender el entorno. Una muestra distinta, que fomenta el intercambio, la escucha; que se siente refugio, abrazo.

Otras historias posibles en Arteba
Stand Otras historias posibles II en ArteBA

“Quisimos llevar las conversaciones sobre la igualdad, el feminismo, la diversidad, lo comunitario, a otros espacios. Hablar con otra gente y seguir tejiendo colaboración, redes y nuevas narrativas. Me parece que justo en este momento, donde pareciera que todo se limita al individualismo, al sálvese quien pueda, a narrativas basadas en la agresión y la desinformación, pensar de manera constructiva, ancladas en la belleza, con el discurso del arte, era algo que queríamos compartir con los demás y regalarnos a nosotras mismas”, explica Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA.

“Otras historias posibles II” incluye obras y proyectos del Archivo de la Memoria Trans, Belleza y Felicidad Fiorito, Migrantas en Reconquista, Randeras de El Cercado, Fátima Pecci Carou, Flor Alvarado, Gala Berger, Lorena Fernández y Somigliana-Goldenberg, bajo la curaduría de la artista visual María Guadalupe Arriegue.

Otras historias posibles en Arteba
Natalia Gherardi, directora ejecutiva en ELA (ph Equipo ELA)

Identidad marrón

¿Hacemos las mujeres y diversidades un arte diferente? ¿Deberíamos? “Desde la diversidad o desde la disidencia tenemos que tener el derecho de no aportar algo distinto necesariamente. De existir por existir, con cierta obligatoriedad. Pero a la vez creo que hay una potencia en las ‘miradas diversas’; en esto de mostrar realidades que no han sido mostradas antes, que no han tenido la posibilidad de ser escuchadas, de ser vistas. El arte genera espacios de encuentro para mostrar contextos que no son tan vistos o aparecen desde la marginalidad, desde lo peyorativo. El arte nos permite a las mujeres, a las diversidades, a las personas racializadas expresarnos como queremos ser representadas. Y soñar también, ¿por qué no? Soñar otros futuros posibles, otras realidades posibles. Ese es el arte que yo elijo habitar”. Flor Alvarado es artista visual y una de las expositoras convocadas por ELA. Nació en Villa Soldati, se recibió en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y actualmente coordina el Área de Artes Visuales del Colectivo antirracista Identidad Marrón. En el stand de arteba, su obra “La Venus bolita” tracciona las miradas, imanta.

“La obra que vengo realizando es muy situada, viene de las periferias, de ser una mujer marrona de la clase popular. Por eso muchas de las inquietudes que se reflejan tienen que ver con el antirracismo y con la conciencia de clase. También aparece el deseo representado desde lo erótico, desde lo sensual. ¿Qué es lo bello? ¿Lo no bello? ¿Qué cuerpos se asocian al deseo y al placer?”.

Aunque de inmediato Flor no registra “Artistas” (con mayúscula) en su árbol genealógico, ni bien escarba un poquito menciona los tejidos de su tía y las maderas que tallaba su abuelo.

Nota ArteBA
Flor Alvarado y su obra en ArteBA

“En verdad, el arte estaba incorporado a nuestra vida cotidiana, a la praxis vital, pero no reconocido como arte en sí. Porque además los sectores populares difícilmente pueden acceder al arte, ya sea por cuestiones geográficas, económicas, de tiempo… A nosotros, siendo de Soldati, mis viejos siempre trataron de llevarnos a lugares relacionados con el arte: museos, centros culturales, actividades. Yo de chica fui al Instituto Vocacional de Arte que queda en Parque Chacabuco y es público. En el secundario seguí creando de forma autodidacta porque no me podían pagar talleres o clases privadas. Hasta que finalmente ingresé a la UNA. La universidad me dio herramientas, me abrió puertas. La formación artística y de calidad que me dio la universidad no podría haberla logrado en ningún espacio. Fue un antes y un después. Porque nosotros sabemos que es difícil que los sectores populares lleguen a la universidad pública, pero que esa posibilidad exista es súper importante”.

Hoy Flor Alvarado es una de las artistas de la prestigiosa edición 2024 de ArteBA. “El circuito del arte suele ser muy blanco, muy clase media, muy hegemónico. Pero el arte se presenta también como esa ventana para mostrar otras posibilidades de existencia. En ese sentido, artistas como yo y como tantos y tantas que venimos de los sectores populares y que estamos produciendo obra y hablando desde otros contextos, tomamos esa veta del arte y la usamos para representar imágenes de nuestras realidades, imágenes que creamos desde la fantasía, desde el deseo de vernos en otros espacios. Así vamos generando estrategias para sobrevivir e incidir dentro del circuito artístico. Por eso me entusiasma estar acá”.

Migrantas en Reconquista

Saberes manuales transmitidos de generación en generación, tejidos que se enseñan en ciertas costas pero que viajan con las migraciones, encarnando parte de la identidad en cada puntada. Algo de ese recorrido ofrecen al stand de ELA las “Migrantas en Reconquista”, un proyecto de investigación y acción que articula los territorios del Área Reconquista del partido conurbano de San Martín con la Universidad Nacional de San Martín y el International Development Research Center – IDRC (Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional de Canadá).

Nota ArteBA
Los tejidos de Migrantas en Reconquista

“Reconquista es un territorio de 200.000 habitantes en barrios populares, de los cuales la mayoría son migrantes. Un conurbano mágico migrante que siempre es duro. Pero empezamos a mirarnos a las caras y a compartir y a poner en valor los saberes que teníamos. Por ejemplo, los saberes de bordado y de arpillería que traían algunas compañeras y con los que aprendimos a narrar”, explica Teresa Pérez, la profesora de arte que viene sirviendo de guía en el proceso.

En arteba 2024, las obras de las arpilleras cuelgan sobre las paredes blanquísimas contando historias. Son telas de muchos colores y relieves que describen memorias, lugares, costumbres, paisajes, deseos. Arte vívido, poderoso, que resalta, que se nota.

Francisca es una de las artistas arpilleras y mira su obra de lejos, con una sonrisa tímida. Llegó de Paraguay hace casi 20 años. Vive en José León Suárez, donde pudo terminar sus estudios secundarios de grande. Así conoció a la “profe Tere” y así se embarcó en un nuevo viaje: hacer lo que hizo siempre, lo que enseñaron de chica y entender que eso es arte.

Otras historias posibles en Arteba
Francisca, Teresa y Olinda, de Migrantas en Reconquista, muestran sus obras en arpillera en ArteBA (ph Equipo ELA)

“Traigo el saber de allá, porque mi mamá nos enseñaba a hacer bordados y tejidos. En la escuela también hacíamos un poco de bordado… no teníamos muchas más opciones de trabajo práctico porque lo más barato era comprar hilo. Y lo que elegimos mostrar para esta exposición es una olla popular en época de pandemia en nuestro barrio. La representación de una mesa con verduras, cocinando la olla al brasero”.

Cada arpillera es resultado del saber colectivo de por lo menos cuatro mujeres que piensan una idea, dibujan, recortan, arman y pegan muñequitos con hilo y agujas durante alrededor de dos horas.

Olinda vive en Argentina desde hace 17 años. Venida de Paraguay, le enseñaron a bordar en la escuela. “Charlamos y nos reímos mucho mientras trabajamos juntas. Siempre hay una que propone alguna idea, si a una no le gusta se cambia. Es hermoso compartir saberes y cosas de la naturaleza que vivimos en nuestra infancia. Lo representamos en la arpillera. Y ahora encima ver ese trabajo en una exposición tan grande. Estamos felices. Es una emoción total”.

“Otras historias posibles II” ofrece la experiencia de acercarse a disfrutar de diversos universos históricos de saber, hacer e imaginar.

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