Javier Milei se siente cómodo en la provocación. Por momentos, se regodea. El domingo por la noche, mientras la canciller Diana Mondino, recién aterrizada de Estados Unidos, intentaba reconducir la seria crisis diplomática con el gobierno de España, el presidente seguía con fascinación las repercusiones globales en las redes de sus durísimas acusaciones contra su par Pedro Sánchez de horas antes, en el festival Viva24 de los aliados de Vox, la ultraderecha española.
Anoche, entrevistado en TN, Milei volvió a cargar contra Sánchez: aseguró que no tiene pensado disculparse públicamente, acusó al kirchnerismo de montar a través del presidente europeo una campaña de difamación contra su figura, y confesó su atracción por X. “Estoy todo el día mirando Twitter a ver qué sale”, dijo. Horas antes, en esa misma red social, Javier Lanari, uno de los asesores de prensa del jefe de Estado, había resaltado por qué el mandatario no pensaba retroceder en sus dichos contra Sánchez: “Que digan lo que quieran, pero no esperen nunca que el Presidente sea una momia encorsetada ante los agravios, es desconocer su esencia…”.
En el reportaje con Jonatan Viale, el primero en el sillón presidencial, entre luces muy tenues, el presidente advirtió además por qué, para él, el controversial viaje por España fue un verdadero éxito: “La gira ha demostrado que soy el máximo exponente de la libertad a nivel mundial, estoy en otra liga”, se ufanó. Milei se pasea con comodidad con ese traje. Tal vez eso explique por qué en su biografía de X todavía se presenta como “Economista”, y no como “Presidente de la Argentina”.
En ese contexto, mientras la Ley Bases y el paquete fiscal se demoran en el Senado y el mandatario confirmó finalmente la cancelación del Pacto de Mayo del próximo sábado, Milei se recuesta sobre las encuestas y los estudios de opinión pública que consume con frecuencia y desmenuza con su entorno y diversos especialistas, que ponderan la baja de la inflación y reconocen altas expectativas a futuro a pesar del notorio enfriamiento de la actividad económica. En paralelo, el jefe de Estado se prepara para la cita de este miércoles en el Luna Park, para la presentación de su nuevo libro, en la que exhibirá públicamente la robustez de su sociedad con José Luis Espert, único invitado en el escenario, una puesta en escena que podría repetirse próximamente en territorio bonaerense.
Según confiaron a este medio fuentes oficiales, el presidente analiza desembarcar en junio junto al diputado en el Gran Buenos Aires. “No hay nada confirmado, está la idea y el formato, con Espert incluido, pero no está cerrado aún”, aclararon las fuentes. Cerca de Milei resaltaron, sin embargo, que se analiza un evento en la primera sección bonaerense, aunque su realización se sujetó en un primer momento a la concreción del Pacto de Mayo y a la sanción definitiva de la Ley Bases y el paquete fiscal que hasta anoche todavía se negociaba en la Cámara alta.
En el seno de La Libertad Avanza se menciona a Espert, cuyo mandato vence en el 2025, como el candidato firme del espacio en territorio bonaerense para las elecciones del próximo año. Según confían, hay un acuerdo ya sellado. Y que, de no mediar imprevistos, tiene vigencia incluso hasta el 2027. Milei y el diputado tejieron con el tiempo, a pesar de desencuentros previos y de recientes chispazos electorales que ninguno adjudicó en términos personales, una relación muy cercana. “El Profe”, lo llama el mandatario. El economista suele visitar con frecuencia Olivos y la Casa Rosada. Fuentes oficiales dan cuenta de que la figura del diputado está bien relacionada por el electorado al proyecto libertario. Y que cuaja a la perfección con la época.
Más allá del posible desembarco de Milei en el conurbano, la promoción de Espert representa para un sector del PRO una mala noticia. En particular para los dirigentes que pretenden ser ungidos por el mandatario en ese distrito. En ese listado sobresale Diego Santilli, cuya defensa pública del gobierno es tema recurrente de conversación puertas adentro: no es un perfil que fascine a los estrategas del oficialismo. También figura Diego Valenzuela, que participó en la noche del sábado del acto que Patricia Bullrich y Sebastián Pareja compartieron junto a un grupo de dirigentes en el Gran Buenos Aires, en el lanzamiento de los “libertarios del PRO”, y que tiene la ventaja de ser bien considerado por el mandatario. Pareja es el armador de LLA en ese distrito, y reporta directo a Karina Milei, la decisiva secretaria General de la Presidencia que trabaja para la obtención de la personería legal del partido. Y en la confluencia entre el PRO y los libertarios de cara al 2025, una fusión que todavía no conoce su letra chica.
Milei explota la revuelta en el PRO. Anoche, en TN, volvió a empoderar el trabajo de Bullrich como ministra de Seguridad. Lo hizo de manera exultante. También se refirió a Mauricio Macri, del que resaltó un buen vínculo: dijo que le había escrito ese día, y que le aconsejó dormir. Nada más.
El ex presidente no está cómodo. Tampoco lo están varios de sus colaboradores. Algunos de ellos, especialistas en relaciones exteriores, intentaron en estas horas buscarle explicaciones al serio conflicto diplomático con España y se fastidiaron con las declaraciones del presidente, pero se limitaron, solo un puñado, a reprochar la conducta presidencial en el chat de referentes “internacionales” del partido.
Macri se hizo cargo la semana pasada de manera oficial de la presidencia del PRO en una reunión virtual y exprés de menos de veinte minutos, una radiografía de la época. El acto se había pensado para la Ciudad o Vicente López, pero deberá esperar ahora a que se aclare un poco más el escenario político. Este martes, su mesa chica de colaboradores y dirigentes afines tenía previsto reunirse con él en sus oficinas de la zona norte bonaerense.
Pero el vacío de conducción dentro del PRO no es la única variable que incentiva a La Libertad Avanza en su potencial desembarco en la provincia de Buenos Aires. La cada vez más notoria disputa en el peronismo kirchnerista en ese distrito también le abre al gobierno una ventana de oportunidad si es que el programa económico no colapsa en el conurbano. Por el contrario, estrategas del oficialismo explican que la popularidad del presidente tiene buena aceptación incluso en los niveles más bajos de la pirámide socioeconómica. Según trascendió, parte de esa estrategia estará a cargo del consultor Rodrigo Lugones, que pasa buena parte del tiempo fuera del país, pero que trabaja en línea con Santiago Caputo, el tercer integrante estable del sistema de toma de decisiones junto a Milei y su hermana Karina.
La pelea entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner sumó esta última semana un nuevo capítulo. No hay ningún indicio que pronostique menos nubarrones en ese vínculo, más bien al revés.
El gobernador bonaerense se fotografió primero con Ignacio Torres, del PRO, después con Maximiliano Pullaro, de la UCR, y el sábado encabezó un acto multitudinario junto a intendentes sin presencia de ninguna de las figuras más relevantes de la organización fundada y liderada por el presidente del PJ bonaerense. Tampoco de Cristina Kirchner, que sigue con particular interés la provincia de Buenos Aires.
Pero el dato más saliente de la disputa entre el kicillofismo y el camporismo hay que buscarlo en el tenso asado que Máximo Kirchner compartió en la noche del jueves con un grupo de diputados afines, en la sede de SMATA, cortesía del anfitrión, Mario “Paco” Manrique. Según las fuentes, un diputado que se referencia en el gobernador bonaerense provocó a una colega de La Cámpora, que contestó con munición gruesa contra Kicillof. Tuvieron que mediar otros comensales. Según trascendió, se discutió de manera muy acalorada sobre la conveniencia de los viajes del gobernador por el interior, para los que decidió prescindir de la estructura de la organización liderada por Kirchner que, en territorio provincial, libra desde hace rato una batalla por el poder con el ex ministro de Economía de Cristina Kirchner.
Se trata de una riña descarnada por el poder en el corazón del distrito más relevante en términos simbólicos y electorales. Una pelea a la que Milei y sus estrategas quieren sacarle el máximo jugo posible.