El tenis argentino tiene un N°1 del mundo en el circuito profesional, por primera vez, un jugador nacional ocupa lo más alto del ranking de dobles de la ATP. Horacio Zeballos lo consiguió después de pasar a semifinales del Masters 1000 de Madrid, a las que se ausentará por una lesión sufrida en el final del partido triunfal de cuartos.
Otro zurdo de Mar del Plata vuelve a hacer historia en el tenis argentino. El sábado pasado cumplió 39 años y lo terminó celebrando este jueves, trepándose a lo más alto del ranking mundial de dobles. Su grito desencajado, eufórico, de “¡Unoooo!”, cuando se definió el match ante la dupla Nys-Zielinski, se mezclaba con la emoción incontrolable de su compañero Marcel Granollers.
“Aún no caigo -le comentó Zeballos, lleno de alegría, a Infobae-, es un momento único que puedo compartirlo con mi con mi mujer, mis hijos y mi entrenador. Pero esto es sólo la puntita del iceberg. Llegar a ser N°1 de dobles fue uno de los objetivos por los cuales trabajamos muchísimo y con mucho sacrificio día a día. Yo sentía que en single iba a ser imposible, más allá de que considero que tuve una hermosa carrera, pero una vez que empecé a tener logros en dobles, me lo propuse. Y por eso lo intentamos con mi equipo y mi familia. Haberlo conseguido me da una alegría inmensa y única, pero todavía no caigo”, repitió Horacio.
– ¿Qué fue lo primero que se te vino a la mente cuando caminabas, después del triunfo?
– Lo primero que me vino a la mente fue mi familia, que estaban ahí. Las imágenes de mis hijos, de mi mujer, de mis padres, de mi entrenador y muchas imágenes de pequeño, de cuando iba a jugar tenis con mi viejo. Esas mañanas frías, de viento y lluvia marplatenses. Yo haciendo saques con él y él teniendo la paciencia para enseñarme a mí, a su hijo. Todo eso se me viene en este instante a la cabeza.
Para el gran público del tenis, Zeballos tiene dos grandes apariciones. La primera de ellas fue en 2010, cuando se dio a conocer jugando dobles junto a David Nalbandian, por Copa Davis, ante Suecia. “Tratalo bien que es su primer partido”, le sugirió en aquel momento Alejandro Lombardo, entrenador de Zeballos, al Rey. Posteriormente, su carrera de singles lo llevó hasta el puesto 39 del ranking y a conseguir su único título ganándole una final, sobre polvo de ladrillo, a Rafael Nadal, en Viña del Mar 2013, Chile.
Su primer triunfo en dobles fue en el Argentina Open 2010, junto a Sebastián Prieto, y el primer Masters 1000 lo consiguió en Indian Wells 2019, haciendo pareja con al croata Nikola Mektic, y luego fue finalista en el US Open 2019 y en Wimbledon 2021 y 2023, pero ya junto a Marcel Granollers, con quien juega desde entonces. “Con Marcel ya nos conocíamos de las giras que realizábamos en singles. Yo sabía que podía jugar bien con él, porque tenemos costumbres parecidas, edades parecidas, gustos parecidos, así que sabíamos que podríamos hacer una buena pareja”, cuenta el marplatense sobre cómo surgió la posibilidad de hacer dupla con el español.
Pero detrás de todo gran jugador existe una figura, más allá de la familia, que lo acompaña, que lo sostiene, y ése es Alejandro Lombardo, su entrenador. “Con Ale tengo una relación hermosa, él es parte de mi familia y estamos muy orgullosos de llevar todo esto adelante y juntos. Yo lo quiero mucho, él me quiere mucho, nos queremos entre las familias. Es una relación que ya trasciende el tenis y que va a continuar cuando termine mi carrera. Ya somos hermanos de por vida”, reconoce el ahora N°1 del mundo de dobles, sobre su relación con Lombardo, quien aún no puede caer en cuenta de lo que han conseguido.
“La verdad es que yo tampoco caigo -comienza a decirle el entrenador a Infobae-. Era un objetivo que estaba ahí para nosotros, sobre todo para él, desde que decidió dedicarse al doble y hacerlo al más alto nivel. Íbamos poniendo objetivos como una motivación. Llegar a ser Top Ten, lo consiguió rápidamente, después fue ganar torneos, pero la zanahoria, obvio, era el sueño de ser número uno”, desgrana la historia de una relación que comenzó mucho tiempo antes.
“Empezamos a trabajar juntos hace ya 15 o 16 años, él era un chico de 23 años que llegaba con un montón de sueños y un montón de dudas. Yo traté de darle certezas, apoyo, seguridad y demostrarle que yo soñaba con él. Horacio es una persona que trabaja mucho, que se sacrifica diariamente y se esfuerza, por suerte, la gran ambición llegó y estoy feliz por él, porque es un sueño cumplido. Pero sigue siendo el mismo que hace 15 años, en 2008, cuando llegó a entrenar por primera vez y se rompía el alma estando 300 y pico del mundo. Para mí, decir que entreno, hoy, a un N°1 me llena de orgullo”, cierra Lombardo, que no hace nada por ocultar su emoción.
– Alejandro, ¿cómo consigue Zeballos llegar esa meta propuesta?
– Horacio fue madurando y logró confianza, sobre todo después de formar su familia, eso le ordenó mucho sus prioridades. Su mujer y sus hijos facilitaron mucho el trabajo diario y, después, seguir soñando.
– ¿Cómo lo describirías?
– Si tengo que decir algo de Horacio es que es un tipo que soñó y al que yo acompañé. Hoy se cumplió el sueño que tanto tenía y que yo también tenía, siendo su entrenador, y es por eso que nos dimos un abrazo fuerte y lloramos mucho juntos. Ese es Horacio.
El circuito “es un filtro muy importante de grandes talentos y uno ve que muchos se quedan en el camino. El gran mérito de “Zebolla” (con “Z”, por su apellido) fue ser siempre muy positivo y estar predispuesto al trabajo”, reconoce Lombardo como otra virtud del N°1, que no piensa en aflojar. “Todavía hay mucho trabajo por delante”, sostiene el marplatense y afirma: “No tengo intenciones de relajarme. Quiero seguir disfrutando del tenis como lo hago hasta ahora. Quiero seguir intentando conseguir más torneos y continuar manteniéndome en este nivel, para jugar este tipo de torneos, que realmente son lo más lindo del circuito.”
A lo largo de su carrera, el éxito lo ha llevado a Horacio Zeballos a dejar su nombre entre los 40 mejores del ranking de singles, venciendo a Nadal y logrando un campeonato, a treparse al 1 del escalafón de dobles, con 20 títulos y otras 21 finales disputadas, incluidas 3 de Grand Slam y un Masters. Pero, tanto él como su entrenador, reconocen que todo esto no surge espontáneo y que este logro del marplatense podría servir como un mensaje para todos aquellos que empiezan a soñar su sueño. “Para el tenista argentino es un camino muy duro, de mucho sacrificio y con pocos recursos. Que los jugadores que lo intenten sepan que hay equipos que los quieren ayudar y entrenadores que se rompen el alma, que dejan la vida por ellos y que sueñan igual que ellos. Que sueñen, que a veces las condiciones son adversas, que no están los medios o se viaja como se puede, pero que el tenis argentino sigue generando historias como éstas”.
Horacio Zeballos, próximo objetivo, un Grand Slam.