Psicoanalista y psiquiatra freudiano y lacaniano, autor de un libro sobre “líderes éticos-creativos” y creador, según él mismo, de la teoría de la “creatividad ética en reciprocidades”, Santos Eduardo Manzanares se dedicó durante los últimos años a atender pacientes en forma particular. También se dedicó a la docencia, en cierta forma. Actualmente de 82 años, oriundo de Concordia, Entre Ríos, Manzanares solía dictar un taller, asistido por varias mujeres.
Lo que pasaba en la intimidad de esas consultas y talleres podría costarle pasar los últimos días de su vida en una jaula. En 2021, tres de sus pacientes lo llevaron a la Justicia, tras denunciarlo por una serie de abusos sexuales, violaciones y manoseos, ocurridos entre 2019 y comienzos de la pandemia del coronavirus. La causa fue investigada por Mónica Cuñarro, titular de la Fiscalía N°16. Esta semana, Cuñarro pidió la elevación de la causa a juicio por los delitos de abuso sexual con acceso carnal y simple en reiteradas ocasiones, con un planteo realizado ante el juez Santiago Bignone.
Cuñarro, con una larga experiencia en investigar exitosamente hechos de abuso marcados por relaciones asimétricas de poder -llevó a juicio, por ejemplo, al profesor de teatro Leonardo Bugliani, condenado en marzo a 18 años de cárcel– recopiló una serie de pruebas, como testimonios de testigos y pericias a teléfonos. También, las declaraciones de las víctimas mismas, que fueron analizadas por especialistas del Cuerpo Médico Forense.
“Santos Manzanares se aprovechó desde su lugar de poder, de médico, superior y asimétrica de la vulnerabilidad de las víctimas, así como de la situación de poder que ejercía sobre ellas, sobre el vínculo de confianza. Así, logró vencer sus voluntades y eso permitió la realización de los abusos sexuales padecidos por las damnificadas”, analizó la fiscal en su pedido de elevación a juicio para el psiquiatra. Manzanares, continuó la fiscal, les contaba un supuesto cuento basado en su título, donde se colocó a sí mismo como “un ser superior” donde planteaba “una cosmovisión” que le permitía a sus presuntas víctimas “ser libres”. Literalmente, según la fiscal, Manzanares “instituyó un culto respecto a la libertad sexual y de enfrentar los miedos rompiendo con los límites de la sexualidad para lograr la salvación”
Lo que surge de los testimonios de estas tres mujeres, según fuentes de la causa, es particularmente insidioso.
La primera víctima aseguró que conoció a Manzanares en 2016, para comenzar una terapia grupal y luego individual. Luego, en 2019, se convirtió en su secretaria. También, le hacía de mucama, cocinándole y trapeando sus pisos. En un momento, a solas, “la abrazó y le levantó la remera hasta la altura del corpiño y le tocó la espalda”. La mujer lo rechazó. Luego, en medio de un taller grupal, según su testimonio, Manzanares le dijo que era “una exagerada que distorsionaba la realidad producto de su narcisismo” y que para poder ser “evolutiva” tenía que estar sexualmente con un hombre como él. En medio, había supuestas frases: “Qué lindo culito que tenés”.
“En el año 2020, recordó que se sentía muy cansada y en forma diaria Santos le tomaba la presión y le decía que tenía que escuchar el corazón, por lo que le levantaba la remera, la dejaba en corpiño y una vez le tocó el pecho alevosamente”. Este supuesto manoseo disfrazado de medicina “ocurrió en reiteradas oportunidades”, asegura la fiscal en su pedido ante el juez Bignone.
En una noche, Manzanares le dijo: “Estás enamorada de mí, hija de puta, y no lo querés asumir”.
La segunda víctima, de acuerdo a su testimonio, llegó al consultorio de Retiro del especialista en 2018, en busca de una solución a sus problemas de pareja. Tuvo una consulta donde estuvo su pareja misma, en donde el psiquiatra trató al hombre de inútil. Finalmente, llegó a los encuentros grupales, donde Manzanares repetía su discurso de la “evolución”. En esas reuniones, ocupó una vez la silla que le correspondía a la primera víctima, la paciente y secretaria, “la favorita”, que se encontraba de viaje. Estaba vestida para ir a una fiesta luego del taller, maquillada. Allí, cree la mujer, el psiquiatra la convirtió en su nuevo blanco.
A fines de 2019, la citó en su casa. Se sentaron en un sillón. El psiquiatra “aprovechó para abrazarla y le toco el pecho por arriba de su ropa”, continúa la elevación a juicio, algo totalmente inesperado Santos, para la mujer, era una persona mayor, como un abuelo, por lo que comenzó a llorar: Manzanares, allí, le preguntó si alguna vez había sido violada.
La mujer sintió enojo. También, sintió que no podría dejar al analista. “Concurría a las sesiones angustiada, llorando, pero sentía que no lo podía dejar, se sentía sumisa ante él, bloqueada, totalmente manipulada”, asevera el racconto de la causa.
Manzanares, lejos de desistir, la citó de vuelta. En esa ocasión, le habría practicado sexo oral. Volvería a hacerlo, siempre según la acusación en su contra, en más de una oportunidad. La mujer lloraba cuando el psiquiatra terminaba. Luego, le decía que iba a estar “todo bien”. Manzanares tenía 78 años en aquel entonces.
Quedó embarazada de su pareja en febrero de 2020. La mujer le contó la noticia a su presunto victimario. La denigró de inmediato.
Poco después, perdió el bebé.
“Se objetivan en las peritadas maniobras de captación, manipulación, sometimiento, favorecidas por una expectativa ansiosa de solución mágica a sus problemáticas”, aseguró un perito psicólogo del Cuerpo Médico Forense.