(Desde Washington, Estados Unidos) Jorge Argüello conoce el territorio. Estudió en Estados Unidos, actuó como embajador en la ONU, y dos veces representó a la Argentina ante la Casa Blanca. Fue testigo de la disrupción protagonizada por Barack Obama y se preocupó por la agenda rampante de Donald Trump. Y al final de su ciclo diplomático en DC, observó como Joseph Biden trataba de evitar que la tensión doméstica no afectara la influencia geopolítica del Salón Oval.
Argüello fue embajador bajo las órdenes de Cristina Fernández de Kirchner y de Alberto Fernández, visitó todos los estados de los Estados Unidos y mantuvo lazos estrechos con el Ala Oeste de la Casa Blanca por su papel como sherpa argentino del G20. Y antes de regresar a Buenos Aires tuvo una despedida en Blair House -todo el establishment diplomático de Washington- que pareció el reconocimiento formal a un enviado especial del G7.
En su libro Las dos almas de Estados Unidos –con prólogo de Andrés Malamud-, Argüello vuelca toda su experiencia personal y su conocimiento político para explicar la situación actual de una potencia que solía ser. Condicionada por las presiones internas y las pujas internacionales, el exembajador en DC traza un panorama que sirve para entender qué puede pasar en Estados Unidos tras los comicios del 5 de noviembre.
Trump es Trump. Pero Kamala Harris no funge como Biden. Es una versión moderna del partido Demócrata, sin el brillo de Obama, pero con más realismo político al momento de fijar la agenda hacia adelante. En su ensayo, Argüello presenta ciertas claves acerca del futuro de los Estados Unidos y su impacto en el tablero internacional.
“El clima de aguda polarización que fue apoderándose del sistema político estadounidense, desde aquellas batallas legislativas del speaker republicano Newt Gingrich (1995-1999) contra la Administración Clinton, pasando por la guerra cultural del Tea Party hasta la irrupción de Trump y la aparición de una corriente bien definida de izquierda entre los demócratas, ha condicionado como nunca el sistema político”, sostiene Arguello en Las dos almas de Estados Unidos.
Y añade: “Antes de 2016, ya estaba claro que esta polarización se relacionaba no tanto con la disputa por liderazgos políticos o ideológicos tradicionales, sino con las tensiones internas y externas en la sociedad, alcanzada por transformaciones económicas, sociales y culturales que dejaron ver dos países distintos: mas o menos religiosos, más o menos anclados en un pasado próspero. En el fondo, dos almas opuestas en una misma nación.
Arguello describe con precisión el actual panorama de Estados Unidos -nada ha cambiado desde su partida hacia la Argentina-, pero también establece que la crisis interna en el sistema institucional se aplaca cuando un enemigo externo amenaza la seguridad y el estilo de vida de los americanos. En este contexto, el exembajador rescata la coincidencia entre demócratas y republicanos para contener la ofensiva tecnológica de China.
“La Chips and Science Act fue respaldada por un bloque bipartidista (se sumaron 17 senadores y 24 representantes republicanos) infrecuente en estos tiempos. Esa alianza halló un motivo suficiente para desembolsar 280.000 millones de dólares y relanzar el diseño y producción de semiconductores: la competencia con China en un campo super sensible cuyos suministros se cortaron drásticamente por la pandemia”, explica Argüello en su libro.
Y completa para ratificar que la puja con Beijing no pertenece a un sólo partido en Estados Unidos: “Biden ha seguido -actualizado y refinado- el camino de Trump, si nos guiamos por la Estrategia Nacional de Seguridad de 2022. A largo plazo, ¨superar China¨ para evitar un cambio del orden mundial en todos sus ámbitos”.
En el capítulo IV de su ensayo, Argüello define la situación interna de los Estados Unidos, que atraviesa todos sus regiones, sus clases sociales y sus pertenencias étnicas y religiosas. Su definición política y personal es un concepto que puede servir para discernir qué podría pasar en Estados Unidos con la asunción de su futuro presidente en enero de 2024.
“Esa creciente división e intransigencia se recorta sobre un cuerpo social cada vez más pesimista. Los estadounidenses de hoy no ven con buenos ojos el futuro del país y si el pasado, concluyó en 2023 una encuesta nacional de Pew Research. Y cuando miran hacia un futuro no muy lejano, ven un país que en muchos aspectos será peor de lo que es hoy”, escribió Argüello.
Una mirada exacta del clima social que prima en Estados Unidos.