La temporada de la Fórmula 1 dio un giro rotundo y la hegemonía de Red Bull tambalea. Después de ganar siete de las primeras diez carreras del calendario, el rendimiento del monoplaza dejó de ser el mismo y Max Verstappen no para de mostrar su enojo con el equipo. En la entrevista del día jueves en la previa al Gran Premio de Singapur, el neerlandés tuvo comentarios subidos de tono y los comisarios de la FIA decidieron sancionarlo: deberá realizar tareas de servicio comunitario.
El panorama es cada vez más desolador para la escudería dirigida por Christian Horner y, tras perder el liderato del campeonato de constructores en manos de McLaren, el fin de semana en el circuito ubicado en Marina Bay tiende a seguir en la misma tónica. Verstappen no está cómodo en la butaca y no se calla a la hora de dar su opinión sobre el nivel del auto. “No lo sé, la configuración es diferente. Cuando entré en la clasificación, supe que el coche estaba jodido (fucked)”, del piloto en relación al Gran Premio de Azerbaiyán.
Dichas palabras no fueron bien recibidas por parte de la FIA, quienes ya le habían llamado la atención al holandés por el lenguaje utilizado en las comunicaciones con el su equipo en el paddock durante las carreras. El ente organizador procura utilizar un lenguaje respetuoso a lo largo de todo el fin de semana, ya sea a la hora de estar en las conferencias de prensas o encima del auto, a los cuáles considera como foros públicos. Estas normas están especialmente apuntadas para los pilotos más reconocidos y a los campeones de la categoría, ítems que Mad Max los rellena con creces.
Las frases fueron consideradas como “groseras” y “ofensivas” para cierta parte del público que sigue la Máxima. El artículo 20 del Código Deportivo Internacional (en su infracción del artículo 12.2.1.k.) considera una “actitud indebida” y que debe ser castigada por los organizadores.
“Los Comisarios determinaron ordenar una sanción mayor que la anterior y que Verstappen sea «obligado a realizar algún trabajo de interés público», en coordinación con el Secretario General del Deporte de la FIA”, plantea el comunicado de la FIA.
“No era ni una palabra muy mala. El auto fue una mierda. ¡Perdonen el lenguaje, pero es lo que fue!”, fue la respuesta del campeón del mundo. Al mismo tiempo, recalcó que es normal que los corredores con la adrenalina que tiene pueda decir frases de esta índole: “Todos usamos esas palabras, es parte del ambiente, aunque algunos lo hacen más que otros”.
La polémica recorrió todo el paddock de la categoría y varias caras reconocidas dieron su opinión sobre el tema. Uno de ellos fue Mohammed Ben Sulayen, presidente de la FIA, que se mostró con cierto malestar por la utilización de palabras indebidas. “Debemos diferenciarnos de otros géneros como el rap, dónde el uso de malas palabras es recurrente. No somos eso”, subrayó.
Esta frase no puso calma a la situación, sino que le puso más leña al fuego debido a que no le gustó nada a Lewis Hamilton, otra de los pesos pesados en la Fórmula 1. “El uso del termino ´rapero´ tiene una connotación racista, ya que la mayoría de ellos son negros”, contestó contundentemente el siete veces campeón del mundo. “No somos robots, es correcto que mostremos lo que sentimos”, siguió el británico que nunca se guarda sus palabras.
Red Bull espera poder cambiar el curso de las cosas en el parón que habrá luego del GP de Singapur, ya que la Fórmula 1 estará un mes si competir hasta el 20 de octubre, que se correrá el GP de los Estados Unidos en Austin. A pesar de su malestar con el auto, Verstappen finalizó los entrenamientos libres en la cuarta ubicación con un tiempo de 1:32.097. Mientras que en el FP2 finalizó en el puesto 15° con un récord de 1:32:021. La última práctica será el día de mañana a partir de las 6:30 horas y la clasificación a las 10:00.