La vida de Robinho, una de las estrellas más brillantes del fútbol brasileño, dio un giro trágico que pocos imaginaron. Su destreza en el campo, que lo llevó a ser figura en equipos como Real Madrid, Manchester City y AC Milan, contrasta brutalmente con el presente que lo tiene recluido en la cárcel de Tremembé, en el estado de São Paulo. El exjugador fue condenado a nueve años de prisión por su participación en una violación grupal a una joven albanesa en 2013 en un club nocturno de Milán, un delito que lo persigue desde que fue hallado culpable en 2017 por la justicia italiana.
Con un patrimonio estimado en 60 millones de libras, y tras años de apelaciones, el proceso llegó a un punto irreversible en marzo de 2024, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Brasil ratificó la sentencia italiana y confirmó que Robinho cumpliría su condena en suelo brasileño.
A pesar de la notoriedad y las conexiones que adquirió durante su exitosa carrera, nada logró frenar el fallo judicial que lo señala como partícipe en uno de los delitos más atroces. A sus 40 años, el exfutbolista enfrenta un presente oscuro, alejado del lujo y el reconocimiento de sus días dorados en el deporte.
El caso de Robson de Souza, conocido mundialmente como Robinho, comenzó en enero de 2013, cuando junto a cinco hombres más fue acusado de violar a una joven de 22 años en una discoteca de Milán. La justicia italiana lo declaró culpable en 2017, sentenciándolo a nueve años de prisión. Luego de múltiples apelaciones y su negativa a aceptar los cargos, el veredicto fue ratificado en 2020, aunque Robinho no fue extraditado a Italia debido a que la ley brasileña no permite la extradición de sus ciudadanos. Finalmente, en 2022, las autoridades italianas solicitaron que cumpliera la condena en Brasil, lo cual se concretó en marzo de 2024.
La defensa de Robinho y un recurso fallido
Pese a la contundencia del fallo, en las últimas horas los abogados de Robinho, liderados por Mario Rosso Vale, no cesaron en sus esfuerzos por reducir la condena de su cliente. El último intento de la defensa fue cambiar la calificación del delito de “atroz” a “común”. Según la legislación brasileña, un delito atroz es considerado uno de los crímenes más graves, con características especialmente crueles que conmocionan a la sociedad. Los crímenes bajo esta categoría no permiten reducciones de pena ni beneficios como la libertad bajo fianza.
“La mera aprobación de la sentencia italiana por parte del STJ (Superior Tribunal de Justicia) no es suficiente para otorgar la gravedad del delito, ya que tal calificación depende de la disposición legal expresa”, argumentó Rosso Vale en la apelación. A pesar de estas palabras, el tribunal desestimó el recurso, manteniendo la calificación del delito como atroz.
Este tipo de condena asegura que Robinho cumplirá la totalidad de su pena sin las posibilidades de atenuación que se le otorgarían si el delito fuera considerado común. El pedido había sido presentado en julio de 2023 y, tras meses de espera, fue definitivamente rechazado en 2024.
Los días de Robinho en prisión
Desde su ingreso a la cárcel P2 de Tremembé, conocida como la “prisión de los famosos”, Robinho adoptó un perfil bajo. El exfutbolista ocupa una celda de ocho metros cuadrados y ha sido descrito como un recluso modelo, manteniendo la disciplina y sin protagonizar conflictos con otros internos. “Robinho mantiene la cabeza gacha, está siendo un recluso ejemplar y no ha tenido problemas con otros presos”, afirmó su abogado. Lejos del glamour de los estadios europeos, quien fuera astro del fútbol, ahora pasa sus días de forma rutinaria, participando en programas educativos y actividades recreativas dentro de la penitenciaría.
Uno de los pilares de su rutina es un curso de electrónica básica de 600 horas, impartido por el Instituto Universal Brasileño. En este curso, el exjugador ha aprendido a reparar televisores y radios, actividades que, según su abogado, le ayudan a pasar el tiempo en la cárcel. “Se ha inscrito en un curso de electrónica básica para aprender a reparar televisores y radios”, explicó Vale en una entrevista, añadiendo que es difícil saber si Robinho realmente disfruta de la actividad, pero sin duda le da estructura a sus días.
Además de sus estudios, Robinho también se ofreció como voluntario en un programa de lectura dentro de la cárcel, ayudando a distribuir 500 libros al mes a otros internos. Esta iniciativa es parte de los esfuerzos del exfutbolista por mantenerse activo y contribuir positivamente a la comunidad penitenciaria.
Según la ley brasileña, Robinho podría ser elegible para un régimen carcelario más flexible por buena conducta a partir de 2027, cuando haya cumplido la mitad de su condena. Sin embargo, hasta esa fecha, permanecerá en el estricto régimen que rige en las cárceles brasileñas.
Pese a que su futuro legal aún depende de apelaciones en curso, el exjugador parece haber aceptado su realidad actual, al menos por el momento. A medida que el tiempo avanza, los ecos de su condena siguen retumbando en los medios internacionales, y la figura de Robinho, otrora ídolo del fútbol mundial, se diluye en las sombras del sistema penitenciario brasileño.