En abril de 2010 un pasajero de origen holandés, con pasaporte turco, contrató un avión privado con la excusa de visualizar desde el aire un campo que pensaba adquirir en Pilcaniyeu, cerca de Bariloche. Sin embargo, era parte de un plan suicida. Poco antes de regresar al aeropuerto de Bariloche roció con gas pimienta al piloto, lo apuñaló y retiró la llave de contacto de la aeronave. Ambos murieron.
Un mensaje de despedida enviado por mail a su pareja, poco antes de abordar el avión que había contratado, develó el macabro plan que Levent Salim Berkotte había elaborado para quitarse la vida. Allí le anunció lo que estaba pensando, aunque no hubo tiempo para prevenirlo.
Sin sospecharlo, el piloto barilochense Alistair Whewell (37) se ofreció a comandar la aeronave no sólo porque era un apasionado de la aviación, sino también porque le interesaba sumar horas de vuelo para su legajo personal.
Un crimen y un suicidio
El 23 de abril de 2010, el periodista holandés especializado en aviación, abordó la aeronave Piper Pa-28 (matrícula LV-LDP). Durante el recorrido tomó fotografías aéreas que quedaron en la cámara que recuperaron los investigadores.
Su intención no era esa ni tampoco tenía pensado comprar campos, como lo había anunciado. El día anterior, compró en un comercio de Bariloche dos elementos con los que, favorecido por la falta de controles, logró abordar la aeronave: una navaja y un tubo de gas pimienta.
Las primeras hipótesis luego del hecho giraron en torno a una tragedia aérea, a partir de un posible desperfecto mecánico del avión o bien de una posible impericia humana del piloto. Sin embargo, con el correr de los días, ambas teorías fueron descartadas.
Bergkotte usó los dos objetos que había comprado para atacar al piloto. Poco antes de regresar a tierra, roció con gas pimienta a Whewell y lo lesionó con el arma blanca en la zona abdominal. Desde se butaca, retiró la llave de contacto y aprovechando el doble comando que tenía la aeronave – que era utilizada para la instrucción de los aspirantes – torció la nariz del Piper en sentido descendente. El impacto fue letal.
Karina Durán, la ex pareja del piloto asesinado, fue a la Justicia en representación de Valentino, el hijo que había gestado con Wheweel – quien en ese entonces estaba a días de cumplir 5 años- para querellar a la Policía de Seguridad Aeroportuaria, por no haber fiscalizado las pertenencias del homicida.
El ex Juez Federal de Bariloche Leónidas Moldes, en el fallo de primera instancia, rechazó el planteo de Durán y aseguró que la fuerza federal – según normativas vigentes en 2010- no tenía la obligación de controlar el equipaje de pasajeros no afectados a vuelos regulares aerocomerciales.
Sostuvo además que no había pruebas fehacientes que confirmen el uso de esos elementos para reducir al piloto, ignorando los informes forenses que eran contundentes y que luego, en la instancia superior, sí fueron contemplados. Además atribuyó responsabilidades a la víctima del homicidio al asegurar, entre otros puntos, que no tomó los recaudos pertinentes.
Las pericias confirmaron que ambos pasajeros habían inhalado el gas del tubo que había adquirido el pasajero e incluso también que el piloto fue apuñalado antes del trágico desenlace. Moldes optó por desatender el informe y favoreció a la fuerza federal.
Un dato fundamental en la causa es el informe que elaboró la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación CIVIL (JIAAC) que confirma el ataque del que fue víctima el piloto.
El documento descarta posibles fallos mecánicos en la aeronave o impericia en la conducción. En el expediente los especialistas concluyeron que “al momento del suceso el piloto se habría encontrado afectado por una incapacitación súbita y evidente en vuelo, producto del contacto de su cara con gas pimienta, sustancia ésta sumamente irritante, que le habría impedido mantener el control de la aeronave en vuelo”, consigna el informe.
Una condena, un recurso extraordinario y el rechazo de la Corte
El fallo de esa instancia fue apelado y 11 años más tarde, el 22 de junio de 2021, la Cámara de Apelaciones de General Roca le dio la razón a la ex esposa de Whewell y condenó a la PSA a abonar $ 11.520.000 por conceptos indemnizatorios. La cifra nunca se canceló.
El juez de cámara Mariano Roberto Lozano confirmó que Bergkotte “ingresó al país como turista con la firme determinación de suicidarse” y para concretar su plan contrató el avión privado.
Aseguró además que la PSA tenía responsabilidad en el control de los pasajeros, a diferencia de lo planteado por Moldes, y rechazó el planteo de la defensa, que atribuyó la falta de control a un inconveniente en la calibración del escáner para detectar metales.
“No pueden haber dudas de que la PSA sí tenía a su cargo controlar lo que Whewell y Bergkotte llevaban consigo para verificar si algo de lo que portaban e introducirían al avión, conspiraba contra la seguridad del vuelo que iban a emprender” sostuvo Lozano, en el fallo al que adhirió el otro camarista Richar Gallego.
La representación legal de la PSA presentó en 2022 un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia, que se declaró “inadmisible” para fallar en el caso, motivo por el cual el expediente regresó al Juzgado Federal de Bariloche.
“El dolor de crecer sin mi papá”
Valentino Durán Whewell está a días de cumplir 19 años, 14 más de cuando ocurrió el homicidio de su papá. “Crecí con la imagen de mi papá a partir de lo que me contaron, de las fotos que mi mamá guardó en una valija” le dijo a Infobae.
Cuando el turista decidió suicidarse, arrastrando consigo al piloto, Valentino estaba por cumplir 5. “Recuerdo ese cumpleaños, en la estancia de mi papá, pero ya sin él. Crecer con ese vacío es muy doloroso. Nunca más pude festejar un cumpleaños” sostiene.
La indemnización que dispuso la Justicia, nunca se abonó. Por eso Valentino elabora una presentación, junto a sus abogados, para exigir la liquidación más una actualización por la inflación de los últimos años.