Raven Saunders es una de las atletas más icónicas de Estados Unidos y una firme defensora de la autoexpresión, como demostró recientemente en las semifinales de lanzamiento de peso en los Juegos Olímpicos de París 2024. Su actuación le permitió clasificar para la final con un lanzamiento de 18,62 metros, situándose en el séptimo lugar en la clasificación general. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue su elección de indumentaria: una máscara negra y unas llamativas gafas de sol con visera de colores (además del pelo teñido de azul y verde).
Saunders explicó que su llamativo atuendo tenía un propósito claro: inspirar a las personas a ser auténticas. Según sus propias palabras, citadas en CNN: “Es una manera de destacarme y quiero alentar a otras mujeres; muchas atletas más jóvenes están surgiendo y realmente están impulsando sus propios estilos. El hecho de que seamos lanzadores de peso limita el protagonismo, pero tenemos nuestro propio estilo, podemos hacer cosas tan grandes y brillantes como cualquier velocista, cualquier saltador, quien sea. Así que también merecemos ese protagonismo”.
“Tenía que recordarle a la gente que soy quien soy”, añadió. Esta no es la primera vez que Saunders utiliza máscaras en sus competencias. En los últimos años, se ha hecho famosa por sus extravagantes elecciones de vestuario. Su cuenta de Instagram muestra numerosos ejemplos, incluyendo una máscara que imita la sonrisa del Joker, el personaje de DC Comics, y otra con la mueca de Hulk, un apodo que Saunders ha adoptado con orgullo.
El carácter distintivo de Saunders no solo se limita a su apariencia. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, donde ganó una medalla de plata, protagonizó un destacado gesto al cruzar sus brazos en forma de X durante la ceremonia de premiación. La atleta explicó a NBC que este gesto representaba “la intersección donde se encuentran todas las personas oprimidas”. El Comité Olímpico Internacional inició una investigación tras su ademán, ya que había prohibido a los atletas protestar en el podio en Tokio, pero Saunders no fue castigada.
Más tarde, recibió una suspensión de 18 meses por faltar a tres controles antidopaje y no pudo participar en el campeonato mundial de 2023. La suspensión finalizó en febrero de 2024, lo que le permitió competir en los Juegos de París. La estadounidense de 28 años confesó que tuvo problemas de salud mental durante la preparación para los Juegos, pero espera inspirar a otros: “Sinceramente dije que si entraba en este equipo, cuando entraba en este equipo, era por la gente. Fue por la gente que me recordó quién era cuando estaba en la ruina, cuando estaba fuera, cuando me suspendieron”.
Durante su entrevista tras las semifinales en París, Saunders mencionó que se encontraba en un excelente estado mental de cara a la final: “Con todo lo que he pasado, no tiene sentido que no esté en un gran estado mental”. Recordó los momentos difíciles tras la pérdida de su madre y una cirugía de cadera que le hicieron replantearse su carrera: “Cuando entré en este equipo, lo hice por aquellas personas que me recordaron quién era cuando estaba deprimida, cuando estaba fuera de combate. Esto es para ellos. Porque ellos fueron los que, cuando sentí que quería rendirme, me animaron a seguir adelante”.
El camino de Saunders en el deporte ha sido un ejemplo de perseverancia y autoexpresión. Desde su debut olímpico, ha conseguido no solo destacarse por su rendimiento, sino también por su valentía al desafiar las normas y estereotipos deportivos. En cada competencia, su propósito va más allá del podio: busca inspirar y dar voz a quienes, como ella, encuentran en el deporte un espacio para reivindicar su identidad.
El tercer intento de Saunders de 18,62m el jueves les permitió clasificarse para la final del viernes. La canadiense Sarah Mitton lideró la clasificación con un lanzamiento de 19,77m. Sin embargo, hubo una sorpresa en otras eliminatorias, ya que la doble campeona olímpica de Estados Unidos, Chase Jackson, no logró llegar a la final. Registró faltas en sus dos primeros intentos y su tercer intento de 17,60m no fue lo suficientemente bueno como para progresar. “Realmente no sé qué pasó”, dijo Jackson. “Supongo que la presión me afectó. Realmente no tengo mucho que decir al respecto. Solo quiero estar con mi familia”.
La participación de Saunders el viernes en la final del lanzamiento de peso se espera con gran anticipación. No solo por su capacidad de mejorar su marca personal y buscar una nueva medalla, sino también por la inspiración constante que ofrece a otras mujeres y atletas jóvenes que, al verla, se animan a ser ellas mismas, sin importar las presiones externas.
En cuanto al código de vestimenta para la final del viernes, en la que buscará mejorar la medalla de plata que obtuvo en los Juegos de Tokio, Saunders adelantó que bajara algunas ideas: “Tengo algo aún mejor”.
La presencia de Saunders en París 2024 cobra un simbolismo especial, dado el contexto global de debates sobre la identidad, la inclusión y los derechos de las minorías. En un momento en que las fronteras entre el deporte de élite y las cuestiones sociales se difuminan, Saunders emerge como una figura que no teme usar su plataforma para abordar estos temas tanto en el campo de competición como fuera de él.
En un deporte que no siempre ha sido reconocido por sus expresiones de individualidad, Raven Saunders resalta como una voz crucial para el cambio. Como ella misma lo expresó, “el protagonismo no debería estar limitado a ciertos deportistas; todos merecemos brillar”. Su trayectoria en los Juegos Olímpicos de París es una prueba tangible de cómo la autoafirmación y el talento pueden coexistir y contar historias poderosas que resuenan mucho más allá del estadio.
(Con información de CNN, NBC y The Guardian)