Todos los sobrevivientes de la masacre de la fiesta Nova, que fue atacada por terroristas de Hamas el 7 de octubre del 2023, tienen marcado en su recuerdo el momento en el que se inició el horror. Eran las 6:29 de esa mañana cuando la seguridad del lugar se acercó al DJ y le pidió que cortara la música. En el video que circuló por las redes sociales se lo ve al joven con una remera musculosa negra y de golpe el sonido que cambia de forma abrupta. “Alerta roja, alerta roja”, grita la seguridad del evento en hebreo mientras le piden a los concurrentes que desalojen la zona lo más rápido posible.
Esa mañana de sábado, los miembros de Hamas cruzaron la frontera en el sur de Israel y atacaron varios kibutz y el festival que se desarrollaba en la zona. Allí, fueron asesinados unos 364 jóvenes. Durante la jornada del 7 de octubre la invasión terrorista causó unas 1.200 víctimas. El grupo mantiene en la Franja a 120 rehenes israelíes de los que no se sabe nada.
Pero la La vida siguió luego de ese 7 de octubre y los sobrevivientes tienen la misión de contar lo que pasó. Relatar su historia para que no olvide, “para que el mundo sepa”, suelen decir casi a coro. Este martes se anunció que la muestra sobre la masacre de Nova, que ya se expuso en Nueva York y Tel Aviv, llegará en octubre a Buenos Aires. La información la brindó el periodista Hernán Feller, de la organización Juntos por Israel, quien tiene una tía que estuvo secuestrada 53 días en la Franja de Gaza. “Estamos muy orgullosos que la Fundación haya elegido a Argentina como el próximo destino de la muestra -explica Feller, durante la presentación-. Lo importante es que se siga hablando de lo que pasó”.
De la presentación participan tres sobrevivientes de la masacre de la fiesta electrónica. La muestra tiene la particularidad que son los propios protagonistas de la historia quienes narran lo sucedido y sus propias sensaciones. La exhibición tendrá objetos que ya forman parte de la historia de Israel. Hay zapatillas de víctimas, los coches quemados en los que los jóvenes intentaron huir de los terroristas y los baños químicos que fueron refugio de los sobrevivientes con las marcas de los balazos en las puertas de plástico.
Sobrevivir y contarlo
Detrás de las imágenes que se conocieron de la masacre del 7 de octubre en Nova, hay historias de personas. Una es la de Rami Davidian. Este hombre agarró su coche y manejó hacia el sur a la zona que estaba siendo atacada por Hamas esa mañana de sábado. “Llegué a cargar a unas 15 personas en mi auto para salvarlas”, relata en un video que fue difundido durante la presentación. El hombre narra el momento que vio a una joven israelí rodeada por 6 terroristas. “Les hablé en árabe y les dije que escaparan porque los soldados estaban cerca, que yo me quedaba con la rehén. En ese momento no pude abrazar a la chica porque se iban a dar cuenta. Entonces, los miembros de Hamas huyeron y yo pude rescatar a la joven”, relata Rami.
Yagil Rimoni es socio y fundador de Nova y propietario de la empresa de seguridad que trabajó en el evento. Esa mañana, estuvo en el momento en que se dispara la alerta roja y se tiroteó junto a su equipo para intentar neutralizar el ataque de Hamas. “Combatimos durante unas 7 horas sin nada de agua y bajo el rayo del sol – cuenta Yagil en hebreo-. Llegue a salvar a más de 150 personas. Me llegaban por Whatsapp ubicaciones de personas y tratábamos de ir por ellas”.
Rimoni le responde a Infobae sobre si existió alguna recomendación por la cercanía del terreno en que se hizo la fiesta con la frontera con la Franja de Gaza. “Hubo chequeos de las Fuerzas Armadas y de Inteligencia. En la cercanía vive gente en varios kibutz y todo estuvo autorizado por el Estado israelí. Es más, las semanas anteriores al ataque todo había estado muy tranquilo en esa zona”, revela Yagil.
Naama Gal era parte del staff de trabajadores de la fiesta. Cuando se disparó la alarma con su equipo decidieron separarse. “Creímos que así teníamos más chance de sobrevivir”, explica. Cuando los disparos le rozaban la cabeza y le picaban al costado de los pies, la chica se metió dentro de un contenedor de basura con otras 20 personas. “No podíamos movernos. Muchos de nosotros hicimos pis en el lugar”, cuenta la joven de pelo rapado que se quiebra en el momento de recordar cómo sobrevivió.
Los 20 jóvenes se miraban asustados entre la basura. Podían escuchar a los miembros de Hamas hablar en árabe y verlos pasar cerca. O escuchaban disparos y alaridos de dolor. “En un momento una de las chicas mueve un pie sin querer, hace ruido y uno de los terroristas aparece sobre el contenedor y dispara. Mató a unas 10 personas con esa ráfaga de tiros”, recuerda Gal.
La joven recibió 4 balazos y empezó a perder mucha sangre. Es el momento en que llega hasta allí Yagil. cuando escucha esta parte del relato, ambos se miran, se sonríen. Todo indica que con los ojos la chica le agradece. “Tuve que bajarme sola del contenedor. Me arrastré entre la basura y sobre los cuerpos para poder salir”, cuenta Naama.
La chica pasó por varias ambulancias hasta que llegó a un hospital. Allí estuvo dos días en coma hasta que despertó. “Cuando desperté lo primero que hice fue preguntarle a mis padres por una amiga. Días después me enteré que había sido secuestrada y asesinada”.
“Por favor, salvá a mi hija”
Omri Kochavi formaba parte de la producción del festival Nova y fue el encargado del montaje de los escenarios para el evento del 7 de octubre. Omri se había casado un mes antes y en el momento en que sonaron las alarmas estaba en el medio de la pista bailando con su esposa. “Vi una primera luz y pensé que era una estrella fugaz -recuerda el joven durante la presentación-. Enseguida, se multiplicaron los flashes y me di cuenta que era un ataque con misiles”, relata.
Segundos después, Kochavi escuchó los disparos y se dio cuenta que no eran armas israelíes. “Me crucé con un policía que nos informó que todo el predio estaba rodeado de terroristas”. El celular de Omri comenzó a sonar, mientras los disparos le picaban cerca de sus pies. “Era mi suegro que se había enterado de la situación. Sólo me pidió una cosa: ‘Salvá a mi hija’”.
Omri cuenta que su pareja corrió adelante, “por suerte es buena deportista”, y él detrás mientras los balazos les rozaban los cuerpos. Llegaron hasta una plantación de paltas y allí se encontraron con una chica que estaba sola y asustada. “Dios nos llevó hasta allí para que pudiéramos cuidar a Carmel y protegerla”, explica Kochavi. El grupo estaba agazapado entre las plantas cuando ve pasar una camioneta cargada de terroristas armados. “Miraron hacia nuestro lado y siguieron viaje rumbo a la frontera”, relata Omri y vuelve a sentir el mismo alivio que esa mañana en el sur de Israel.
La vida después de Nova
Naama relata que la mayor parte de su tiempo se lo llevan las terapias y trabajar para la Fundación Nova. “No me veo en otro lado que no sea con mis compañeros contándole al mundo lo que nos pasó”, sostiene.
Omri, en tanto, agrega que una de sus misiones es darle “luz y amor” a los 3.500 sobrevivientes que lograron escapar del terror la mañana del 7 de octubre. “Armamos esta muestra y la queremos llevar a todo el mundo. Para que se sepa lo que pasó. Contar nuestra historia tiene que ser una forma de que esto no vuelva a suceder”, explica Kochavi y hace un corazón con sus manosa modo de agradecimiento.