El diálogo entre la CGT y el Gobierno se rompió formalmente hace tres semanas, cuando la cúpula cegetista decidió no ir a la primera reunión del diálogo social convocada por el secretario de Trabajo, Julio Cordero, junto a los empresarios del Grupo de los Seis (G6). Sin embargo, el sector dialoguista nunca cortó el contacto reservado con los funcionarios y ahora insistió ante sus colegas para tratar de reanudar las conversaciones y evitar el tercer paro general contra Javier Milei.
Ese será el eje de la reunión de la mesa chica de CGT, que se realizará la semana próxima, donde los dirigentes revisarán la estrategia ante el oficialismo y se debatirá qué hacer con el plan de lucha que quedó en suspenso. De todas formas, la fracción moderada se anticipará con un gesto de buena voluntad hacia Cordero: está decidida a enviar representantes a una mesa técnica sobre formación laboral y empleo que el secretario de Trabajo prepara para que delibere probablemente este jueves.
Los dialoguistas -entre quienes se destacan Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) – prevén enviar una delegación presidida por el secretario de Capacitación y Formación Profesional de la CGT, Argentino Geneiro (gastronómicos), aliado de Luis Barrionuevo. Si se confirma, será un guiño de un sector del sindicalismo en medio del endurecimiento que marcó la decisión del 25 de julio de no participar del diálogo social convocado por Cordero.
Aun así, en la primera reunión de la mesa técnica junto con el empresariado, que se hizo el 31 de julio, estuvo Alberto Tomassone, el histórico abogado de Armando Cavalieri en la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), y a último momento se ausentaron los abogados Marta Pujadas y Federico West Ocampo, de otros gremios dialoguistas como UOCRA y Sanidad.
En el sindicalismo moderado siguen gestionando una audiencia con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, como una forma de recomponer la relación, aunque tampoco descartan reunirse con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. En la CGT tienen buena relación personal con Cordero desde que era abogado de Techint y de la Unión Industrial Argentina (UIA), pero consideran que no tiene el suficiente poder para tomar decisiones que satisfagan los reclamos sindicales.
La virtual ruptura del diálogo Gobierno-CGT incluyó el acompañamiento cegetista a la marcha de los movimientos sociales a San Cayetano, el 7 de agosto pasado, una propuesta efectuada por Pablo Moyano, uno de los principales exponentes del ala dura de la central obrera. Ese día, al participar de la movilización, el dirigente de Camioneros dijo que la CGT “no se sentará más con el Gobierno” y que el plan de lucha “se va a ir profundizando si el Gobierno sigue viendo sólo su realidad”.
En la reunión de mesa chica, la discusión incluirá si se pone fecha o no a los plenarios de secretarios generales y al de delegaciones regionales de la CGT, cuya realización fue anunciada por el cotitular cegetista Héctor Daer (Sanidad) tras la última reunión del Consejo Directivo, hace 3 semanas. Si se concretan esos plenarios significa que los sindicalistas le dan luz verde a una nueva protesta.
Hubo algunos indicios de distensión sindical, no obstante, que se fueron diluyendo con el correr de los días. Hace una semana, en medio de fuertes reclamos salariales, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, se reunió con el titular de la Unión Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, quien es secretario de Políticas Educativas de la CGT, con quien, según se informó desde el sindicato, “debatieron profundos temas educativos vinculados, entre otros, a alfabetización, formación y capacitación en servicio y problemáticas de las distintas jurisdicciones del país”.
El mejor clima sindical en el sector educativo volvió a tensarse a raíz del proyecto de ley para regular las huelgas docentes y obligar a las escuelas a abrir los días de paro, impulsado por Alejandro Finocchiaro (PRO), que en la sesión de este miércoles en Diputados busca declarar a la educación como un “servicio estratégico esencial” y llega con amplio consenso entre todos los bloques.
Romero y los otros 3 sindicatos docentes de la CGT (AMET, CEA y SADOP) rechazaron esa propuesta por considerarla inconstitucional y declararon a Finocchiaro como “persona no grata en el ámbito de los trabajadores y trabajadoras docentes”. “El diputado debería ocuparse de presentar iniciativas que verdaderamente beneficien el sistema educativo, proyectos que eleven los por demás deprimidos salarios docentes que, en su mayoría, se encuentran por debajo de la línea de pobreza, mejoren la infraestructura escolar, garanticen la capacitación y formación en servicio, provean de dispositivos tecnológicos a estudiantes y docentes o aumenten el presupuesto para educación”.
¿Habrá espacio ahora para que los gremios docentes de la CGT lleguen a acuerdos con el Gobierno? Es un interrogante similar al que se abre para el resto de la central obrera, donde dialoguistas y duros siguen pugnando por definir la estrategia ante la Casa Rosada. Mientras, los funcionarios de Milei avanzan con sus decisiones y confían en las encuestas que marcan un apoyo mayoritario de la sociedad a las medidas oficiales, pese al ajuste y a las restricciones que representan. Ese es, en el fondo, el factor disuasivo que predomina en un sector de la CGT para insistir en retomar el diálogo con el Gobierno y postergar lo máximo posible el camino hacia el tercer paro general desde el 10 de diciembre.