“Encontré una clave e ingresé a la computadora”: la declaración de la hijastra del hombre asesinado en un country de Pilar

Roberto Eduardo Wolfenson tenía 71 años
Roberto Wolfenson, la víctima (Facebook)

En este crimen todos son sospechosos y todos son investigados. Al menos, eso y dice una y otra vez ante Infobae un investigador judicial que trabaja día y noche para resolver el asesinato de Roberto Wolfenson, el hombre de 71 años ahorcado en su casa del country La Delfina de Pilar.

“Muchos de los integrantes del círculo íntimo estuvieron o están bajo sospecha”, recalca esta fuente.

El martes 27 de febrero pasado, a cinco días del crimen, fue citada a declarar la hijastra de la víctima, que habló como testigo. Algunos datos volcados en esa testimonial llamaron la atención. Este medio logró acceder al relato completo.

Belisa Wanda Tantone, la hijastra de Wolfenson, es hija de Graciela Orlandi, con quien la víctima tenía una relación hace 18 años. Ante las preguntas del fiscal Germán Camafreitas, la declarante contó cómo era su relación con el hombre asesinado: “Lo conozco desde muy chica y me llevaba bien. Roberto es alguien en quien confiaba y apreciaba mucho. Mi última comunicación con él, fue el 17 de febrero cuando le escribí porque se me había roto mi auto”.

Luego, desde la fiscalía, le consultaron si conocía alguien a que considere “enemigo” de Wolfenson: “No. Se llevaba muy bien con todos. Lo único que sé es que tuvo una discusión con una persona a la que había llamado para que haga unos arreglos en la vivienda y pintar una habitación. Hizo parte de la habitación y no terminó el trabajo. Tuvo una discusión fuerte. Se llama Javier, pero no sé el apellido”.

Según los documentos que existen en la fiscalía que investiga el caso, los datos de ese tal Javier ya fueron obtenidos y se comprobó que esa discusión fue hace ya varios meses. “No lo descartamos, pero fue hace un tiempo todo eso”, explica otro investigador.

Barrio Privado La Delfina
El country La Delfina, donde ocurrió el crimen

En otro tramo de la testimonial, Belisa Tantone contó un movimiento que realizó con las computadoras de su padrastro, algo que llamó mucho la atención entre los investigadores. La mujer lo explicó así:

“El domingo -nota: momento en el que ya se sabía que el hecho era un homicidio- logré encontrar una clave anotada por lo cual procedí a ingresar a una de las notebooks de Roberto. Era del trabajo, no la personal. Así pude observar en el interior de dicha computadora que se hallaba el WhatsApp abierto del teléfono de Roberto. Lo que hice fue filmar lo que estaba viendo, es decir los chats que tenía”.

El dato es al menos curioso. La mujer no avisó inmediatamente a la fiscalía que tenía la computadora en su poder, ni siquiera que había ingresado al WhatsApp. Tan curioso como que la fiscalía no se haya llevado todos los dispositivos del hombre. Los investigadores se dieron cuenta de que el aparato estaba siendo utilizado en el interior de la vivienda, y hasta llegaron efectivos policiales por la situación.

Finalmente, la mujer entregó tanto la notebook, como el video donde había filmado la pantalla. El aparato será peritado en las próximas horas. Junto con estos análisis, comenzarán los estudios de ADN con respecto a un pelo largo que se encontró sobre la ropa de Wolfenson y sobre el material extraído de sus uñas.

Roberto Eduardo Wolfenson tenía 71 años
La madre de la testigo estaba en pareja con Wolfenson hace 18 años

Hay otro dato que involucra a la hijastra de Wolfenson dentro del expediente. Es que Policía Científica levantó muchas huellas dactilares de la casa donde se produjo el crimen. Pero sólo dos pudieron ser identificadas con nombre y apellido hasta el momento: ambas corresponden a Belisa Tantone.

Una de esas evidencias se encontró en un espejo emplazado en el interior de en uno de los placares de la casa de Wolfenson. Con respecto a esto, hay una cosa que es absolutamente cierta, Tantone iba habitualmente a esa casa para visitar a su madre y quizas eso pueda explicar la presencia de esa huella. Sin embargo, se investigará como un dato más en la causa.

Mientras tanto, se llevarán adelante otras medidas de prueba como la toma de declaraciones de los empleados de seguridad que por esos días estaban en el barrio privado. La Justicia quiere saber si vieron alguna actitud extraña en alguien, pero, además, buscan conocer qué movimientos realizaron ellos mismo.

En el expediente sobrevuela, a pesar de que pasaron ya diez días del hecho, una pregunta central que todavía no pudo ser respondida: ¿El asesino ingresó de alguna manera burlando los controles para no quedar registrado o está adentro del country?

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