Una enorme bandera proselitista cuelga de la Facultad de Filosofía y Letras. Otra agrupación, en Arquitectura, Diseño y Urbanismo (la “FADU”), propone eliminar Matemáticas en el CBC y provoca un escándalo. En Ciencias Económicas, la lista libertaria reparte volantes con una promesa de incluir molinetes de ingreso, y acto seguido la implementación de un “sistema digital basado en blockchain”. El diseño del texto queda extraño y un usuario en la red X se pregunta: “¿Molinetes con blockchain?”.
Las escenas son representativas de la diversidad de tradiciones, estilos y propuestas políticas que animan por estos días los pasillos de las 13 facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Los comicios arrancaron este lunes, en busca del voto de cerca de 300.000 estudiantes habilitados en toda la institución, para definir quiénes liderarán los centros de estudiantes en los próximos dos años. En otras urnas, muy cerca de la elección gremial, se eligen los consejeros directivos de los claustros estudiantiles, de graduados y profesores.
Toda la liturgia electoral estará en funcionamiento hasta este viernes 6 de septiembre, cuando después de las 18 horas empiece la logística para empezar a contar los votos y se sepan los resultados con los nuevos dirigentes electos.
Lo que se juega en esta contienda es la hegemonía del espacio reformista -encabezado por el radicalismo de la Franja Morada, e integrado por aliados socialistas, peronistas y agrupaciones sin identificación partidaria-. Este sector mantiene desde 2019 la presidencia de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que agrupa a todos los centros de estudiantes de la universidad.
El reformismo controla los centros más grandes de la UBA, como Derecho, Medicina, Económicas, Psicología, Arquitectura y Odontología. Ese sector también está aliado con las fuerzas alternativas que conducen los de Sociales, Agronomía e Ingeniería.
Todo este agrupamiento está alineado con el rector Ricardo Gelpi, pero sobre todo con el vicerrector Emiliano Yacobitti, histórico dirigente de la UCR porteña y de largo recorrido en el activismo de los claustros.
El proceso electoral arrancó este lunes con sus clásicos: la pirotecnia proselitista, el pasilleo por momentos al límite del acoso, las largas plataformas electorales y los dudosos bocas de urna de la jornada. Este año, las agrupaciones intensificaron la campaña en los reels y posteos.
De la campaña virtual vino el primer traspié de la semana. En la FADU, la oficialista lista 10 “Somos FADU” propuso eliminar Matemáticas en el CBC en sus redes sociales y, por el escarnio que generó, tuvo que borrar la controversial propuesta. No parecería que el yerro vaya a hacer mella en este espacio. Hace dos años, obtuvo el 60% de los votos con 35 puntos de diferencia con respecto al segundo.
Aunque la impresión generalizada es que la mayoría de los centros mantendrán su conducción, hay cierta expectativa en que sea una elección diferente a la de 2022, año en la que se sentía la realidad pos pandemia y se habían perdido dos años de presencialidad.
La novedad es la presentación de los libertarios en cuatro facultades (Medicina, Ciencias Económicas, Ingeniería y FADU) con el sello “Somos Libres”, pero tienen escasas posibilidades de ganar algún centro o alcanzar el segundo lugar. En la Facultad de Ciencias Sociales, por marco teórico hostil hacia el ideario de Javier Milei, la agrupación fue impugnada por no presentar la cantidad de avales necesarios en medio de una tumultuosa escaramuza verbal entre militantes. En Económicas, el candidato libertario a centro de estudiantes se esfuerza en parecerse a Milei. “Un solo hombre luchando contra todo un sistema corrupto”, reza un posteo.
En los lugares donde hay mayores probabilidades de cambio de signo son aquellas que ya habían ganado con poco margen en el 2022, y que todavía están en manos de fuerzas identificadas con la izquierda.
Una de esas facultades es Farmacia y Bioquímica. Con más de 15 años al frente de esa institución, la agrupación Antídoto (Partido Obrero) disputará la conducción con el Frente de Estudiantes por Farmacia y Bioquímica, que está integrado por activistas del radicalismo, de Nuevo Espacio (reformistas) y Sinapsis, una vertiente del peronismo no kirchnerista. Ambas listas quedaron en el segundo y tercer lugar, con el 29% y 28% de los votos. La actual conducción había obtenido el 38 por ciento.
Otro de los casos es Veterinaria. La agrupación EVET, que también responde al PO, obtuvo el 43% de los votos hace dos años y ya lleva 23 años de liderazgo en la unidad académica. En la última elección, logró una distancia representativa de la lista “La Tropilla”, que integra La Cámpora y otros sectores, que salió segunda; y Alumnos de la Facultad Veterinaria (AFV), que están alineados con la Franja Morada y el reformismo.
“Es el primer año que hay tres agrupaciones. El Rectorado viene con todo a arrasar con la organización estudiantil independiente con un discurso muy lavado, que esconde políticas ‘privatistas’ como ya vimos en Medicina y Agronomía, con recortes de planes de estudios y quita de mucho contenido. Nos hemos organizado no sólo para defendernos contra los que quieren un título degradado para que dependas de un posgrado pago, sino por la independencia política contra el ajuste del Gobierno y las autoridades de la Universidad que impulsan estas reformas”, señaló Lulú Tovar, actual presidenta del centro de estudiantes y candidata estudiantil a Consejo Directivo.
En Filosofía y Letras será otra competencia muy reñida. De las seis listas el ruedo, “El Colectivo” es la que conduce el centro de estudiantes, en conjunto con La Cámpora y agrupaciones estudiantiles de izquierda filo peronista, como el Frente Patria Grande. El principal retador es “La Izquierda al Frente”, que integran los partidos trotskistas del FIT. La diferencia fue de 2% en la última elección, cuando el vencedor obtuvo 33% frente al 31% cosechado por la izquierda de Myriam Bregman y Gabriel Solano. El resto de las organizaciones que se presentan, como los votos que pueda conseguir el “Nuevo MAS”, de Manuela Castañeira, podrían incidir en el desenlace.
Es un signo de pregunta también lo que ocurrirá en Sociales. La UES conduce el centro hace años y, aunque es un sector peronista que es orgánico al Movimiento Universitario Nacional y Popular (Munap), tiene un perfil de gestión similar al reformismo. En 2022, el oficialismo logró el 44% de los votos frente al 35% obtenido por “La 15″, un espacio integrado por la izquierda filo peronista y agrupaciones kirchneristas. La izquierda del FIT había quedado en el tercer lugar, con el 10% de los votos. Al tratarse de la facultad más politizada, nunca se descarta que los sectores más confrontativos recuperen parte del terreno perdido.
Otro caso para observar de cerca es Agronomía, donde el LAI alcanzó el 43% contra el 39% del FANA, la principal oposición que se identifica con los movimientos sociales agrarios. La actual conducción es aliada del reformismo. Acá también podría existir algún cambio.
En Exactas hay otra situación competitiva. “Identidad”, una agrupación integrada por La Cámpora y actual conducción desde 2019, se enfrenta con la izquierda identificada con Juan Grabois. La diferencia fue de 13 puntos la última mes entre ambos, mientras que la izquierda trotskista sacó su propio caudal de votos significativo. Probablemente, los márgenes sean diferentes en este acto electoral.
En el resto de las sedes académicas donde gobierna el reformismo hay una alta probabilidad de reválida de cada gestión. En Medicina y Económicas, bastiones de la Franja Morada y del rectorado de la UBA, el caudal de votos es prácticamente inexpugnable para los adversarios. En Ingeniería, con el MLI; y Odontología con AFO, la oposición es testimonial, mientras que en Psicología, el EDI salió primero y dejó al segundo puesto a casi 30 puntos de distancia. En Derecho, el reformismo ganó por una distancia de casi 20 puntos.
Estudiantes, graduados y profesores van a las urnas en medio de una agenda política álgida que pone a las universidades públicas en el centro de la discusión. La mayoría de las agrupaciones de la UBA tienen un punto en común: que la institución tenga más recursos. Este jueves, los sindicatos docentes convocaron a un nuevo paro de 24 horas y una movilización hacia el Congreso, cuando el Senado trate la Ley de Financiamiento Universitario que ya cuenta con media sanción de Diputados. Reclamarán por la emergencia presupuestaria y para darle una salida alternativa al ajuste aplicado por Javier Milei.