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Sin duda, fue una de las imágenes de los Juegos Olímpicos de París, cuando recién está en sus primeros compases. La judoca Uta Abe fue una de las destacadas atletas de los Juegos Olímpicos de Tokio. Se alzó con el oro en la categoría de 52 kilos y la plata en la competición de equipos mixtos. La japonesa ha dominado su categoría con cuatro títulos mundiales (2018, 2019, 2022 y 2023) y llegó a París como la gran favorita para revalidar el título olímpico. Pero no lo logró; por el contrario, se terminó despidiendo anticipadamente. En consecuencia, dejó aflorar toda su angustia ante la ilusión trunca.
Después de vencer en la primera ronda a la canadiense Kelly Deguchi, en octavos de final se enfrentó a la uzbeka Diyora Keldiyorova. A un minuto del final, Abe lideraba el combate, pero fue sorprendida por Keldiyorova con un ippon, lo que puso fin a su recorrido olímpico.
Abe no lo podía creer, se llevaba las manos a la cabeza y, tras saludar y felicitar a su rival, empezó a llorar desconsoladamente junto a su entrenador. La japonesa recibió el cariño del público, que se puso en pie para aplaudirla mientras se marchaba entre lágrimas.
En su favor: perdió ante una figura ascendente. Este año, Keldiyorova ha obtenido importantes victorias en el Grand Slam de Bakú y en el Grand Prix de Portugal, además de haber conseguido la medalla de plata en el torneo mundial de Abu Dabi.
Con este resultado, se perfila como una de las favoritas para llevarse el oro, especialmente al enfrentarse a rivales de la talla de la anfitriona Amandine Buchard. No solo ha mostrado su fuerza en la pista, sino también una gran humildad como atleta, ganándose así el cariño y la admiración del público.
“No escatimaré en esfuerzos en cada combate”, había anticipaco Abe antes del inicio de los Juegos. Y no lo hizo, sólo que se vio superada. Y sus sueños se derrumbaron, sin que pudiera contener la frustración ante los ojos del mundo. El espíritu olímpico, en su máxima expresión.
A su hermano, Hifumi Abe, le fue mejor: ganó este domingo la medalla de oro en judo masculino en la categoría hasta 66 kilos, al vencer por ippon al brasileño Willian Lima, octavo del mundo y quien se embolsó la presea de plata para su país. De 26 años, también había ganado el metal más preciado en la edición 2020 de los JJOO.