El Gobierno busca reencauzar acuerdos en el Congreso y recalcular las negociaciones políticas

Javier Milei Unión Industrial Argentina
Guillermo Francos y Karina Kilei, ayer en la UIA

Este martes, a contrarreloj, Guillermo Francos supervisaba desde su oficina de Casa Rosada el borrador de su discurso inaugural frente al Congreso, la primera exposición ante la Cámara baja como ministro coordinador. La herencia recibida por el presidente Javier Milei y la gestión de estos primeros nueve meses de mandato tenían hasta ayer un lugar preponderante en la redacción del texto. Pero no sería llamativo, según fuentes oficiales, que el jefe de Gabinete reservara para su presentación un pasaje destacado para explicar la importancia fiscal del veto presidencial publicado este lunes en el Boletín Oficial a la ley de movilidad jubilatoria sancionada en los últimos días por el Parlamento tras un acuerdo de dos tercios entre la oposición kirchnerista, el peronismo y los bloques aliados, incluso con los votos en general del PRO.

Francos, un producto de la casta política, conciliador en sus formas, había sido en las últimas semanas blanco de una serie de trascendidos por el supuesto cansancio que arrastra desde que se hizo cargo de la coordinación de los ministerios después de la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal, que lo tuvieron como protagonista. En el seno del Ejecutivo rechazaron las versiones, y explicaron que es parte del desorden general y la locura interna que atravesó de punta a punta al Gobierno en estas últimas semanas, que lo tuvo al jefe de Gabinete corrido de las negociaciones y que terminó con la triple derrota legislativa de hace quince días y, en consecuencia, con el veto presidencial publicado en estas horas.

La semana pasada, en el encuentro de ADEPA, Francos sorprendió, en ese sentido, con un discurso muy conciliador: habló de “unidad nacional”. “Esa responsabilidad es de todos, más allá de que seamos del poder ejecutivo, del poder legislativo, del sector empresario, de los medios”, dijo. Y sorprendió: “Hay que decir que las redes se manejan mucho desde el anonimato, no conocemos quienes son los que hablan muchas veces”.

Esa seguidilla de traspiés parlamentarios de estas semanas, que desnudaron la fragilidad del proyecto libertario, coincidieron además con las vacaciones que el consultor Santiago Caputo, el otro canciller político del Poder Ejecutivo, parte del tridente “de hierro” conformado por Milei y su hermana Karina, se tomó en Villa La Angostura.

Ahora, golpeado por la derrota, el Gobierno intenta reencauzar las relaciones parlamentarias y reactivar los acuerdos que Milei usufructuó para aprobar la Ley Bases y el paquete fiscal, y que se fracturaron en las últimas semanas, producto, en buena medida, de la impericia oficialista. De esas tratativas dependerá que la oposición y los aliados no consigan los dos tercios para voltear el veto presidencial.

Miguel Ángel Pichetto, un actor clave para las negociaciones en el Congreso
Miguel Ángel Pichetto, un actor clave para las negociaciones en el Congreso (Agustin Marcarian/)

“Es como jugar a la ruleta rusa: una anarquía absoluta”, aseguró ayer un dirigente del peronismo. “No se entiende lo que hicieron”, abundó otro.

El primer paso de esa búsqueda tuvo lugar el viernes a última hora en Casa Rosada, una puesta en escena inédita encabezada por el presidente junto a los jefes de bloque aliados del PRO y del MID, la bancada que Oscar Zago fundó cuando se peleó con el “triángulo de hierro”.

En esa reunión, Milei ungió otra vez a Francos como interlocutor con el Congreso, reconoció que el Ejecutivo debía avanzar en una mayor coordinación legislativa con sus aliados y confirmó que el jefe de Gabinete propiciará, en paralelo a la coordinación de la gestión ministerial, encuentros quincenales con esos bloques.

En simultáneo, la Casa Rosada activó nuevamente la presión sobre los gobernadores. Los más cercanos del PRO y la UCR, y los del peronismo colaborativo, varios de ellos del norte del país. El presidente se ocupó además en recibir a Macri en Olivos, en la noche del martes, antes de que el ex jefe del PRO viajara el último viernes al exterior, y en medio de los cuestionamientos del ex mandatario a Caputo, ratificado este domingo otra vez por Milei. Después de esa cena, el jefe de Estado convocó a esa cumbre a Cristian Ritondo y a legisladores macristas, le pidió a su consultor estrella que trate de bajar el nivel de tensión con su antecesor -el miércoles, Macri le envió una serie de reproches vía WhatsApp por los pedidos de información por parte de técnicos de la SIDE en expedientes vinculados a él- y volvió a respaldar a Francos como interlocutor parlamentario del Ejecutivo después de la reciente mala praxis legislativa.

José “Cochi” Rolandi, por ejemplo, resaltó ante legisladores aliados que la Casa Rosada podía avanzar con la publicación de un veto parcial a la ley de movilidad que buscó recomponer los haberes jubilatorios cuando, en realidad, el presidente pensaba en la aplicación de un veto total, como al final se oficializó.

En ese sentido, fuentes oficiales subrayaron que el Gobierno volverá a explorar un nuevo entendimiento con Miguel Ángel Pichetto, un diputado que resultó clave para el Ejecutivo en el tratamiento de la Ley Bases y el paquete fiscal, que siempre estuvo atento a colaborar con la Casa Rosada y cuya relación con el oficialismo se resintió en las últimas semanas por el rechazo al DNU que le asignó $100.000 millones discrecionales a la SIDE y la nueva ley jubilatoria, apoyada por su bloque.

El presidente necesita de Pichetto y del bloque de Encuentro Federal para la viabilidad legislativa de sus reformas. También de la UCR, al menos del sector conducido por gobernadores como Alfredo Cornejo o Gustavo Valdés, y Rodrigo de Loredo en la Cámara baja.

El asesor Santiago Caputo, uno de los integrantes del "triángulo de hierro"
El asesor Santiago Caputo, uno de los integrantes del «triángulo de hierro» (Agustin Marcarian/)

En público, Pichetto nunca lanzó críticas rimbombantes contra el Ejecutivo, y ayudó al oficialismo en el tránsito de la Ley Bases y el paquete fiscal entre el Senado y Diputados, tras los cambios introducidos por los senadores. Más cercano del verano, el diputado incluso paró en seco a un grupo de sindicalistas que lo visitaron para preguntarle qué rol estaba dispuesto a ocupar si el Gobierno fracasaba antes de lo previsto.

Hace dos semanas, el ex senador intercambió serios mensajes con Caputo, e incluso se reunió con él en Casa Rosada antes de esa sesión y de que Martín Lousteau se quedara con la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia en acuerdo con el kirchnerismo. El ex senador había conversado con Emilio Monzó para que el ex presidente de la Cámara baja integrara esa comisión, y se lo propusieron al Ejecutivo. La propuesta no avanzó. Pichetto tampoco pudo convencer a Caputo de que desistiera del DNU de la SIDE. Después de esos desencuentros, el diálogo se interrumpió.

Hasta ayer, en el entorno de Pichetto deslizaron que el diputado todavía no había sido contactado por el Ejecutivo. Tampoco fue invitado al encuentro del viernes en Casa Rosada, encabezado por Milei: “Miguel no va a dónde no lo invitan”, abundaron. El lunes de la semana pasada, Martín Menem, como publicó este medio, invitó a almorzar a Monzó al comedor del Senado. Hablaron de empezar una nueva etapa. Monzó, por caso, le aconsejó al presidente de Diputados que contara con Nicolás Massot para las negociaciones en torno al presupuesto 2025 que Milei debe enviar al Congreso a mediados de mes.

Este martes, Pichetto prevé reunir a su bloque, compuesto por dirigentes de renombre en su mayoría, para fijar posición en torno al veto presidencial por la nueva ley jubilatoria, y plantear los pasos a seguir. “Es una encerrona”, explicaron fuentes de ese espacio.

Distinto es el caso del presupuesto para el próximo año, para el que, en principio, desde Encuentro Federal tienen previsto colaborar desde el las dos cámaras. Así se lo hicieron saber al Ejecutivo.

El Gobierno se enfrenta a semanas trascendentales para la viabilidad política de su proyecto. Sacudido por la expulsión de legisladores que cuestionaron públicamente a la conducción libertaria. Y por una seguidilla de negociaciones y compromisos que, por ahora, no tuvieron el resultado esperado. Es el caso de la postulación de los jueces propuestos por Milei para la Corte Suprema. Desde que Cristina Kirchner planteó su pliego de condiciones, las tratativas entraron en un terreno resbaloso. Antes del fin de semana, en Casa Rosada confirmaron a este medio que el final está abierto.

La estrategia de involucrar a Milei en la decisión de recalcular la renegociación política con los bloques dialoguistas en el Congreso incluyó en estas horas el acuerdo que la nación y la Ciudad alcanzaron anoche para el traspaso de las 31 líneas de colectivos porteñas. El presidente recibirá a Jorge Macri en Casa Rosada. Hubo conversaciones de última hora que tuvieron a Caputo, el consultor, como protagonista. También a Francos, que destrabó la reunión de este martes.

Ayer, circuló también en despachos oficiales la posibilidad de que Milei visite el Congreso para presentar él mismo el presupuesto 2025. El propio presidente reposteó anoche en sus redes una nota de una periodista con la que tiene muchísima afinidad en la que daba cuenta de que el mandatario analizaba esa opción, prevista para el próximo lunes 16, cuando envíe formalmente el proyecto de ley.

Gerardo Martínez IAE
Gerardo Martínez, de la UOCRA (Facundo/)

Ese día, en Roma, una nutrida comitiva de la CGT visitará al Papa, recién vuelto de una gira extenuante por Asia y Oceanía que empezó este lunes y que servirá como termómetro para sus viajes futuros. La central sindical quiere llevarle una radiografía de la situación laboral y social, en un contexto de crisis severa que, sin embargo, no tiene su correlato en los reclamos gremiales.

Es producto, en parte, de la relación que existe de manera subterránea entre los jefes sindicales y el Gobierno, en particular en manos de Caputo, que se apoderó del vínculo con ese rubro. El asesor estrella de Milei tiene diálogo privilegiado con Gerardo Martínez, uno de sus preferidos: el sector sufre desde hace un semestre un freno feroz en la obra pública y, aún así, no propició mayores reclamos públicos. También hay buena sintonía con Héctor Daer. Hace varias semanas, el consultor se reunió con ambos y otros sindicalistas en la sede porteña de la UOCRA. Llegó acompañado por Manuel Vidal, un joven dirigente del PRO que incorporó hace meses a su mesa chica y que promueve la multiplicidad de relaciones con el sistema.

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