En la temporada de 1988, Juan María Traverso logró tres hitos que marcaron su campaña. El triunfo con el Renault Fuego en llamas en el TC 2000 en General Roca, una semana más su victoria en el Desafío de los Valientes con un Fiat Duna y el 6 de agosto se impuso en la Clase 7 en el Rally de la República Argentina disputado en Córdoba con un Renault 18, en su tercera competencia en los derrapes y en un evento válido por el Campeonato Mundial.
Aquel coche estuvo destinado en principio al entonces candidato presidencial Carlos Saúl Menem, quien en ese momento priorizó su campaña en la interna peronista que luego le ganó a Antonio Cafiero. El mismo riojano lo llamó a Traverso y le pidió si podía correr el auto. Recibió la propuesta 48 horas antes de la largada y aceptó el desafío. A sus 37 años se encontraba en la cumbre. Encaminada la temporada del TC 2000, al punto que a fin de año plasmó el segundo de sus siete títulos en la especialidad, el Flaco fue por la revancha en la fecha mundialista del rally en la que había abandonado en la edición de 1987.
En 1988 se volvió a animar sabiendo que no tenía nada que perder en un ambiente completamente diferente a lo que estaba acostumbrado, con caminos de ripio, piedras, montañas, en lugar de la pista y la velocidad plena. También tener que tratar con el navegante, que suelen ser lo ojos del piloto en el rally ya que van leyendo la hoja de ruta.
Con un Renault 18 GTX número 52, partiendo desde la 24ª posición en el súper prime del Hipódromo Argentino de Palermo, el Flaco de Ramallo tuvo un inicio cauteloso, ubicándose en el puesto undécimo. Su actitud moderada se debió a que no conocía el auto, ni había hecho la hoja ruta ni entrenado con Rubén Valentini, su navegante. Era todo un desafío para el ídolo de las pistas que se midió contra competidores expertos en el rally.
En el enlace hacia Córdoba, siempre recordó una particular anécdota para “combatir el frío”. Recordó que en el paso de los autos por su Ramallo natal se juntó con dos amigos que le “dieron un termo que supuestamente era café y resulta que estaba lleno de ginebra y un cachito de café. Llegué a Rosario y tenía un pedo…”
Durante los distintos tramos de la carrera, mostró una capacidad excepcional para adaptarse. Subió posiciones de forma impresionante: terminó en el puesto 35 en el segundo tramo, 15 en el tercero, 10 en el cuarto y quinto en el quinto tramo. A pesar de no haber contado con experiencia previa ni con el vehículo ni con los caminos, Traverso dejó una marca notable en el evento.
La competencia estuvo plagada de desafíos estratégicos y enfrentamientos temporales con otros pilotos destacados, como Ernesto Soto y Miguel “Pichirilo” Torrás. Al finalizar la segunda etapa, Traverso se ubicó en la segunda posición en la Clase 7, justo detrás de Soto. Sin embargo, Soto tuvo que abandonar al inicio de la tercera etapa debido a un problema en la caja de cambios, dejando a Traverso en una reñida competencia con Torrás, hasta que éste también se retiró. Esta sucesión de eventos catapultó a Traverso a la cúspide de la clasificación de su divisional, cuyo rival más fuerte en el tramo final fue Marcelo Raies.
Durante la crucial tercera etapa entre Ongamira y Charbonnier, Traverso ganó su primer tramo de velocidad, superando al propio Raies y Ricardo Albertengo. Desde este punto, consolidó su liderazgo en su clase y avanzó en la general, resistiendo los esfuerzos de Raies. En la última etapa, mantuvo una ventaja de 44 segundos y culminó la carrera con una ventaja final de 2 minutos y 37 segundos en la general, a pesar de haber recibido una penalización de dos minutos por entrar fuera de tiempo a un control.
El relato de esta gran actuación se completa con detalles sobre la falta de preparación de Traverso junto a Valentini. Sin entrenamientos y ni reconocimiento de rutas, Traverso enfrentó desafíos mecánicos y de navegación, demostrando su tenacidad al superar estos obstáculos.
El Flaco llegó a la coronación en el Estadio Mario Alberto Kempes (por entonces Chateau Carreras). Ganó de “visitante” ante los astros del rally local y sorprendió a los ases del Mundial. “Yo lo hago muy serio y profesionalmente”, le dijo a Motores en Marcha cuando terminó la carrera y mostró su humildad en la victoria: “No digo que he ganado porque se quedaron otros pilotos que hubieran sido seguramente los ganadores, pero hice las cosas bien dentro de las posibilidades que tenía”.
“Haber ganado en una categoría en la que habitualmente no compito es muy importante para mí”, reconoció y también habló sobre las presiones que sentía en esa época y de sentirse “perseguido” por sus triunfos. Era el piloto a batir en el automovilismo nacional. “No sé qué es lo que sucede, pero va a tener que terminar porque si no voy a dejar de correr. A mí me encanta correr, es mi vida, pero en estas condiciones, en estas presiones, subirse al auto de esa forma, realmente no me gusta. Yo las cosas las hago para mí y por eso son reales. Corro lo más rápido que puedo y por eso hago las cosas lo mejor posible para mí, por eso es genuino y la gente valora esas cosas”.
“Le hice caso al Ruso Valentini incluso hasta cuando no veía. Lo obedecí todo lo que él me iba diciendo porque no tenía idea después de cada curva, después de cada loma”, admitió Juan María sobre la importancia en la labor de su navegante. El binomio ganó en su clase y fueron sextos en la clasificación general.
“Es el tercer rally que corro, pero este tiene dimensiones mucho más importantes. En la última etapa me tuve que recuperar de una manera no normal porque en un prime de 11 kilómetros, hacer 50 segundos de diferencia porque uno va corriendo fuera del límite y eso está causado por una serie de cosas que no estoy tan de acuerdo que me ocurran y que algún día evidentemente me va a salir mal y ahí terminará todo”, fue la profunda reflexión que agregó en los micrófonos de Campeones.
La victoria de Traverso queda también en la memoria porque el cordobés Jorge Recalde se convirtió en el único americano en ganar la clasificación general del rally en esa edición de 1988. El Cóndor de Traslasierra lo logró con un Lancia Delta Integrale. Este triunfo resalta no solo por los tiempos obtenidos, sino también por la capacidad de rápida adaptación que tenía Traverso con un auto nuevo y un navegante con el que jamás se había entrenado.
El Rally de la República Argentina de 1988 demostró las habilidades extremas requeridas para competir al más alto nivel en circunstancias adversas. La actuación de Traverso, desde su posición de salida hasta su estrategia en los últimos tramos, fue un testimonio de su destreza al volante y su capacidad para enfrentar y superar adversidades. Con un enfoque táctico y una velocidad irrenunciable, Traverso no solo dejó su huella en la historia del rally, sino que también consolidó su reputación como un piloto versátil y tenaz.
Años más tarde, Juan María se reencontró con el Renault 18 con el que hizo historia y una vez que lo recuperó gracias al contacto de otro ex piloto, Sergio Solmi, oriundo de San Pedro. “Me dice Sergio, ‘acá hay un auto de rally que está a nombre de Menem’. Voy a verlo, estaba bastante entero y lo trajimos”, recordó en una entrevista en CORSA. El coche se sumó a la colección del Flaco que fue adquirida este año por el piloto y empresario Javier Jack.
El Flaco Traverso, fallecido el pasado 11 de mayo, sigue siendo el piloto más laureados a nivel nacional con 16 títulos: 7 de TC 2000, 6 de TC y 3 de Top Race. Sus números irrefutables van de la mano con su manera agresiva de correr y de dar espectáculo ya sea peleando un triunfo o un decimoquinto puesto.
Aquel triunfo en el Rally de la República Argentina es una de las tantas hazañas que llevaron a Juan María Traverso a ser ídolo. Por poder ganar sobre cualquier auto, en distintas categorías, en tipos de trazados sea pista o ripio como este caso. Con victorias -como este caso- o derrotas, el idilio de la gente con el Flaco de Ramallo fue por tener como referente a un corredor que en sus 34 temporadas completas dio el 110 % arriba de un auto de carrera. El 8 de agosto de 2005, un día después de su retiro, confesó que “me saqué las ganas hasta el final”. Vaya si estuvo en lo cierto.