Patrick Arlettaz, el team manager de la selección de rugby de Francia, prestó declaración en el marco de la causa en la que se investiga a los jugadores Hugo Auradou y Oscar Jégou por el delito de abuso sexual. Lo hizo este jueves vía Skype desde su país natal y aseguró que no vio nada extraño, según detallaron fuentes del caso a Infobae. Se trata del hombre que compartió unos segundos en el ascensor con la denunciante cuando la joven se retiraba del hotel Diplomatic de Mendoza, la mañana del presunto ataque.
Junto con los dichos de Arlettaz, se conoció un video del momento que compartió el team manager con la denunciante en el ascensor y al que tuvo acceso Infobae. Allí, se observa la secuencia en la que ambos se cruzan al descender por el elevador. Las imágenes fueron captadas por una cámara de seguridad instalada en el interior.
Primero, la joven ingresa al ascensor a las 8.43. Lo hace después de abandonar la habitación donde presuntamente habrían ocurrido los abusos. Tan solo 20 segundos después, aparece Arlettaz en la escena. Ninguno de ellos habla, pero en un momento, se observa que la mujer le sonríe. Ambos compartieron el trayecto durante 20 segundos en total. Luego, el entrenador sale y la denunciante continúa su descenso.
Tras el hecho, este jueves, Arlettaz declaró desde Francia que no notó nada extraño en aquel momento en el que se cruzó con la mujer. “Asimismo, sostuvo que, si hubiera advertido alguna expresión de llanto, gritos, dolor o nervios, lo recordaría porque él está en todos los detalles por ser el team manager del equipo”, precisaron las fuentes del caso a este medio.
Además, continuó su relato argumentando que vio todas las prendas de la joven “bien puestas” y sin roturas. También se le mostró la foto del momento exacto en el que la mujer le sonrió en el ascensor. El entrenador la reconoció. Afirmó que era ella y que le había sonreído, completaron las fuentes consultadas.
Este lunes al mediodía, los rugbiers acusados fueron liberados. En el dictamen, Gonzalo Nazar, el fiscal que investiga la causa, consideró que, por el momento, el caso no cuenta con pruebas suficientes para requerir la prisión preventiva de los jugadores.
Al mismo tiempo, marcó contradicciones de la supuesta víctima en el relato de los abusos, tal como subrayó la defensa, a cargo del abogado Rafael Cúneo Libarona. La decisión también fue acompañada por los fiscales Darío Nora y Daniela Chaler.
El caso
Todo comenzó cuando una mujer denunció a Hugo Auradou y Oscar Jégou, dos rugbiers de la selección francesa, por abuso sexual. De acuerdo a su versión de los hechos, el presunto ataque ocurrió el 7 de julio pasado en el Diplomatic Hotel de Mendoza, situado sobre la avenida Belgrano.
En el lugar, se hospedaban los deportistas y el cuerpo técnico francés durante el primer ensayo ante Los Pumas. Ambos se enfrentaron durante un encuentro amistoso el sábado 6 de julio, en el estadio Malvinas Argentinas, en el que el equipo francés obtuvo la victoria.
La presunta víctima y los jugadores se conocieron en el bar Beerlín, ubicado en el centro de la ciudad. Y luego, se habrían dirigido hacia el hotel.
Ana Natacha Romano, abogada de la joven, señaló que “fueron hechos aberrantes, denigrantes”. “La violencia física acá tapa el abuso. Si bien lo más gravoso es el abuso sexual con acceso carnal, la violencia física con la que actuaron estos dos hombres ha sido despiadada, con las lesiones físicas que le produjeron. Hay lesiones físicas visibles y otras no visibles”, describió la letrada. Y profundizó: “La mordieron, la arañaron y la ahorcaron”.
En medio de la investigación, se conocieron audios que la presunta víctima le envió aquel 7 de julio a una amiga contando los hechos. Una de las notas de voz fue grabada durante la madrugada. El resto de los intercambios son de la mañana siguiente, cuando la mujer ya había regresado a su casa después de haber pasado la noche en el hotel.
“Me fui con un rugbier de afuera, estoy en su hotel, así que no cuentes conmigo, ¿sí?”, se escucha en el primer audio que envía a través de WhatsApp. En el segundo, grabado horas después, la denunciante relata a su compañera cómo finalizó su noche. “Conocí a un rugbier francés altísimo el chabón, re lindo y llegué a mi casa a las 9 am. O sea, te debo la vida, me hiciste el aguante de dejarme acá en mi casa. Siempre la misma historia, una vez que salgo, aproveché”, dijo.
Pero después de un tiempo, la joven tomó noción de todas las lesiones y lastimaduras que tenía en su cuerpo. Se las adjudicó a los deportistas. Según su relato, las heridas y los dolores fueron de tal magnitud que debió tomar un analgésico para calmarlos.
“Me cagó a palos, me agarró del cachete, me dejó machucones en la cara, en la mandíbula, en la cola, rasguñones en la espalda, no sabes, tremendo. Son muy culiados boluda”, detalló.