La muerte de Atriel, el niño de tres años que este jueves llegó golpeado y sin signos vitales a un hospital de Misiones, sigue conmoviendo a la provincia. En su momento, la madre le dijo a los médicos que le había pegado “demasiado”: las heridas y golpes visibles en todo el cuerpo del niño lo demostraron.
Tras imputar a María (21) por “homicidio agravado por el vínculo” y realizar un operativo para encontrar al padrastro de Atriel, la Policía logró detener al hombre en una zona de monte. Según una comunicación de la Unidad Regional VIII de San Vicente, Darío R. (36) se encontraba en un área rural conocida como Picada Zulma, a la altura de la RP N°12 y a 40 km del casco urbano (en el límite con la localidad de Caraguatay).
El acusado, alojado en la sede policial y a disposición del Juzgado de Instrucción, enfrenta una causa judicial caratulada como “homicidio agravado por el vínculo y lesiones leves agravadas por la convivencia”. El pequeño fallecido tenía dos hermanos de 8 y 5 años, ambos hijos de Darío.
Cómo fue el asesinato de Atriel
Este jueves cerca de las 8:30 horas, una mujer de 21 años se presentó “visiblemente alterada” en el Hospital San Vicente, según informó la unidad de la Policía. En sus brazos llevaba el cuerpo de su hijo de tres años, con múltiples lesiones. Decía que le había pegado demasiado.
Ante la situación, los profesionales del centro de salud avisaron a las autoridades policiales. El juez Gerardo Casco, del Juzgado de Instrucción N°3 de la zona, ordenó la detención preventiva de la mujer y la realización de un examen toxicológico.
Tras el allanamiento de la vivienda, María fue imputada por “homicidio agravado por el vínculo”. En tanto, se realizaron pruebas de luminol -un reactivo que permite detectar manchas de sangre- con resultado positivo y la División Policía Científica incautó elementos de interés para la causa. Ayer también se realizaría la autopsia para determinar cómo murió Atriel.
¿Se sabía que Atriel sufría violencia?
“Hace alrededor de dos semanas, durante una madrugada de los últimos fríos que hizo, escuché que el hombre se enojó y exigió a uno de los niños bañarse con agua fría porque había hecho pis en la cama”, reveló Aníbal Luis Da Silva, quien vive al lado -”pared con pared”- de la pareja acusada, en diálogo con El Territorio.
Al día siguiente de tomar conocimiento del maltrato, el vecino acudió a la Seccional Segunda para hacer una denuncia, pero no tuvo una respuesta positiva por parte de los oficiales: “Me dijeron ‘si queres hacer una denuncia te tomamos la denuncia, pero si vamos y no es así te van a hacer una contradenuncia, por lo que vas a ir preso y tenés que pagarle por daños y perjuicios’, es decir, no me tomaron en serio”.
Aníbal entendió esa contestación como una invitación a no meterse. Pero a los pocos días ocurrió el asesinato.
De acuerdo con el medio local, la pareja vivía desde hace menos de tres meses en una única pieza de alquiler en el barrio Esperanza de San Vicente, sin divisiones. Los niños permanecían dentro de la vivienda todo el día y no salían a jugar con sus vecinos.
“Ella ni siquiera miraba para los costados, tampoco saludaba a los vecinos, se notaba que le tenía mucho miedo y era maltratada”, refirió otra vecina, Belén Olivera, quien aseguró que la madre tenía “los brazos cortados y la boca hinchada” hasta hace poco tiempo.
“El bebé que mataron siempre tenía heridas sangrantes en la zona del labio, que parecían quemaduras de cigarrillos”, añadió sobre Atriel.