Por estos días Javier Jack vive momentos especiales. De chico pudo conocer y tratar a su máximo referente, Juan María Traverso, y con el correr del tiempo se terminó haciendo amigo. El nexo fue el automovilismo ya que este empresario de 43 años dueños concesionarios de autos y moto, también es piloto. A comienzos de año se reunió con el Flaco en Ramallo y luego de una reunión de nueve horas acordó la compra de la colección completa de los autos, trofeos y todos los tesoros del ídolo que falleció el pasado 11 de mayo.
Javier es de familia fierrera, ya que su padre y sus hermanos también corrieron. Se hicieron conocidos de Traverso en los autódromos y con el correr del tiempo generó un fuerte vínculo con Juan María, cuya confianza fue tal para venderle su historia. Pero el tema fue más allá de una operación económica, ya que el Flaco quiso que Jack fuera el responsable de quedarse con todo, ya que supo que iba a poder cuidar los coches y el resto de sus joyas entre las que se suman buzos antiflama y todo tipo de recuerdos.
“Era mi ídolo desde chico. Me gustan las carreras porque mi papá Horacio y mis dos hermanos, Guillermo y Horacio, también corrían”, le cuenta Javier a Infobae. “Corrí en karting de chico, a los 15 años debuté en autos y corrí en un zonal, en la Fórmula 2 en Estancia Chica, en los Fiat Uno y en 2013 fui campeón del TC Rioplatense. También corrí en Top Race y después pasé a la ACTC (Asociación Corredores Turismo Carretera) y corrí en el TC Pista Mouras, en el TC Mouras, en el que peleé el campeonato, TC Pista y desde hace dos años en la TC Pick UP”, relata sobre su campaña deportiva.
Durante todo este tiempo la relación con Traverso fue creciendo y hace unos meses un llamado telefónico fue clave. “Este verano me entero por un amigo de Juan y amigo en común, que Traverso quería hablar conmigo y vender los autos. Le dije ‘mañana me voy a Ramallo’. Llegué allá a las 9 de la mañana y me fui a las seis de la tarde. Yo pensé que él quería vender un par de autos, pero no todos. Nos pusimos de acuerdo y nos quedamos con todo el museo, todos los autos, los trofeos y buzos antiflama”.
Aunque hubo un pedido especial del Flaco: “Me dijo que en algún momento en su honor quería que sus cosas estén en un museo. Le dije que se quedara tranquilo y que iba a tratar de lograrlo porque había sido todo muy rápido, pero que algo iba a hacer con los autos. También le aseguré que no debe haber mejores manos para guardar los autos”.
Traverso quería que “los autos quedaran todos juntos, porque si se vendían uno a cada persona se iban a perder. Que los estaba comprando alguien que sabía lo que compraba. No quería, por ejemplo, vendérselos a una terminal porque el día de mañana cambiaba el presidente y los autos terminaban en un galpón. Esto no tiene solo un valor monetario, sino uno afectivo. Algo único. Alguien puede comprarse cinco o diez Ferrari, pero tener el Falcon campeón del Flaco Traverso es único”.
En unas horas Javier había acordado quedarse con toda la historia de ídolo y reconoce que tardó en caer. “Después se lo conté a muchos amigos y lo que me decían es que no caí en lo que había hecho. Es el último gran ídolo del automovilismo argentino. A veces aún me quedo shockeado y digo ‘mirá lo que tengo’”, acepta.
Se trata de una veintena de autos entre los que se destacan:
TC 2000: tres cupé Fuego, entre ellas, la que venció en llamas en General Roca y la negra que el Flaco ordenó a Renault cambiar su color por el pedido de una marca de jeans que era su principal sponsor. Además, un Renault 18, un Peugeot 405, un Honda Civic y un Mitsubishi Lancer (no restaurado).
Turismo Carretera: el primer y último Torino con los que corrió, un Chevrolet y un Ford campeones.
Top Race: un BMW y un Mercedes-Benz, también consagrados en la categoría.
Rally: un Renault 18 con el que ganó la fecha mundialista en su clase en 1988.
Se suma una cupé Nissan 300 ZX de una extinta categoría llamada Club Argentino de Pilotos, que tampoco comenzó con su arreglo.
Jack los tiene guardados en un galpón de su propiedad y afirma que “los estoy poniendo en condiciones para que arranquen y giren en algún lado”. Asevera que “los autos son como un tesoro para mí. Por ejemplo, el auto con el que él chocó en Mar de Ajó y que yo lo vi de chico en el autódromo, ahora lo tengo yo. En ese momento tenía 15 años (1998)”.
Sobre si la propuesta del Flaco para venderle sus autos fue una despedida anticipada, sostiene que “creo que fue un poco de todo, como que él quería dejar todo acomodado y que no caigan en manos de alguien que no los cuide”.
La TC Pick UP es una de las categorías más importantes de la ACTC y corren pilotos de renombre como Mariano Werner (tricampeón de TC), Julián Santero (campeón de la Clase 3 de TN y la Fórmula Renault) y Gastón Mazzacane (último argentino que corrió en Fórmula 1), entre otros.
Jack es décimo en el campeonato y este domingo en la tercera fecha corrida en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata le rindió un homenaje a Traverso, pues llevó dos autos de su colección. Confesó que hace un tiempo invitó al Flaco para esa carrera y que le aseguró que iba a estar presente. “Para esta carrera me entregaron un nuevo buzo que es color violeta. Me había dado su palabra de que iba a venir a La Plata, pero no llegó”, se lamenta. Además, cuenta que “uso es el verde flúor, pero ahora agregué el violeta (color que caracterizó a Traverso en el TC en los años noventa). Me tatué su firma en mi pie derecho, que es el del acelerador”.
Aclara que solo corre en una categoría ya que no dispone de mucho tiempo debido a su actividad empresarial. “Me organizo como puedo con el automovilismo y voy poco al taller. Estoy de lleno los fines de semana cuando corro. Luego no tengo mucho tiempo porque me tengo que encargar de la empresa familiar (Grupo Jack) junto a mi hermano Horacio y eso me quita tiempo para dedicarle el profesionalismo. Tenemos 600 personas a cargo”, asegura. Aunque su gran pilar: “La familia me banca y eso es importante. Les dedico más tiempo a mi mujer y mi hija”.
Además de su relación especial con Traverso, también logró entablar un vínculo con Lionel Messi, del que destaca la buena predisposición que siempre tiene en cada encuentro. “De chico yo era admirador de Traverso. Yo tengo como ídolo también a Messi y tengo relación con él, pero no es que es amigo. Tengo buena relación por amigos y allegados”, revela. De su lazo con el mejor futbolista del mundo, explica que “se dio por amigos en común que llegamos a Leo y lo tengo como ídolo máximo. Me motiva mucho como persona y ser humano. Pude compartir el Mundial de Qatar, estar en la cancha, dar la vuelta. Fui a verlo a Miami y también en los entrenamientos de la Selección”.
Confiesa que “estuve más de cinco o seis veces con él y le dije ‘Leo, cada vez que te vea me voy a sacar una foto’. No me deja de sorprender ya que lo vi en diferentes momentos y etapas y nunca tuvo una mala cara y siempre mostró su predisposición. Sabemos que no puede hacer media cuadra y no debe fácil. Yo creo que vos le pedís una foto a Messi y le da vergüenza a él por lo humilde que es”.
Aunque también guarda una historia especial, ya que asevera que le vendió el último auto a Diego Armando Maradona. Fue en 2019, cuando el recordado Diez había asumido como entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata. “Christian Bragarnik (representante de futbolistas), que es amigo y cliente nuestro, me llamó y me dijo ‘el Diez quiere un auto fantástico. Hay que ir a Estancia Chica y llevarle dos autos y que elija’. Tenían que ser de color negro porque Maradona compraba solo autos de ese color. Le digo a mi hermano y llevamos un BMW M4 y un Grand Cherokee negra la SRT que es la deportiva. Eligió el M4. Podemos decir que le vendimos el último auto a Diego y después lo subastaron”.
Sus historias con Messi y Maradona son especiales para Javier Jack, pero su vínculo con Juan María Traverso fue más allá. Nunca bajó del póster al gran ídolo, pero supo edificar una amistad que se fortaleció por el lazo de confianza y amor por el automovilismo de ambos, a tal punto que el Flaco lo eligió para que cuide de sus autos, trofeos y toda su historia deportiva.