La forense que analizó el cadáver de Roberto Wolfenson (71), quien fue hallado golpeado y ahorcado en su casa del country La Delfina de Pilar, amplió ante los investigadores el informe de la autopsia en el que concluyó que el ingeniero fue asesinado y provocó un giro en el caso. Hay que recordar que el legista de la Policía Bonaerense había certificado en la escena del hecho que la muerte era natural. Esa firma le valió una denuncia penal y en Asuntos Internos. Y ahora, la médica lo complicó aún más.
“Solo al ver el cuerpo, se dio cuenta de que la víctima tenía signos de defensa, con lo cual lo dejó muy mal parado a Rodrigué”, explicó a Infobae una fuente con acceso al expediente sobre la situación de Marcelo Rodrigué, quien cuenta con más de 30 años en la Policía de la provincia de Buenos Aires dedicándose, justamente, a revisar cuerpos en la escena. “Este hombre murió de infarto”, dijo el profesional ese viernes 23 de marzo pasado en la casa del lote 397.
Para la forense, el ingeniero fue ahorcado y golpeado, aunque aún no se sabe con qué, pero fue ese mismo elemento (tanza, cable o soga) el que le provocó incluso el corte en las cervicales de 7 centímetros de largo: “Fue un mecanismo de constricción”, describieron la conclusión de la profesional.
“Fue una situación de forcejeo, fue todo concomitante. O sea, las lesiones que tiene son todas en el mismo momento y no tuvo posibilidad de sobrevida ni siquiera agonizó”, ampliaron.
La forense mantiene la data de muerte que informó en la autopsia: de 18 a 24 horas previo al examen del cadáver, que fue el sábado. Lo que ubica la ventana del crimen entre las 13 y las 17 del viernes en que hallaron el cuerpo el profesor de piano, la seguridad del country y un vecino.
“La médica dijo que tenía golpes, que tenía signos de defensa. Solamente con ver el cuerpo lo notó”, explicó y agregó: “Fue un ahorcamiento a lazo, fue un mecanismo constrictor y la herida que tiene en las cervicales obedecen al mismo elemento, con el cual aplicaron la constricción y son compatibles con las lesiones que tienen las muñecas y los dedos”.
O sea, con ese lazo, tanza o cable, hicieron la suficiente fuerza para ocasionarle la herida de la nuca de 7 centímetros de largo y la de los dedos. “No hay armas blancas”, descartado por la médica.
También las fuentes del caso dijeron a este medio que el agresor lo atacó por la espalda, que “la posición del cuerpo tuvo que haber sido siempre la misma, por las livideces”: o sea, donde lo encontraron, tirado en una esquina de una habitación que no era la suya con la cabeza debajo de un radiador. No había signos de lucha en ese cuarto.
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