Corpus Christi, la celebración al Santísimo Sacramento que comenzó con la visión de la luna atravesada por la oscuridad

Fiesta de Corpus Christi
Fiesta de Corpus Christi en Sevilla, España Crédito: EFE (Julio Munoz/)

El Corpus Christi (Cuerpo de Cristo) es sin duda una de las solemnidades más sentidas a nivel popular. Ya sea por su significado, o por el estilo de la celebración. En casi todas las diócesis, de hecho, va acompañada de grandes procesiones en una representación visual de Jesús recorriendo los caminos del hombre.

El Corpus Christi se celebra anualmente el jueves siguiente de la solemnidad de la Santísima Trinidad, esto es, sesenta días después del Domingo de Resurrección, con el que culmina la Semana Santa. Dicho de otro modo, siempre es el jueves siguiente a la novena luna llena de la primavera del hemisferio norte. Sin embargo, algunos países prefieren trasladarlo al domingo siguiente para no alterar el calendario laboral. Acá, en el hemisferio sur, se toma, también, el mismo calendario y en casi toda América la celebración ha pasado al día domingo.

Se trata de una festividad oficial en numerosos países cristianos de los cinco continentes, especialmente en aquellos de tradición católica, pero también en otros que siguen la doctrina ortodoxa o la protestante: desde España y América Latina, Alemania, Italia o Suiza, hasta Australia, Filipinas, Rusia, Guinea Ecuatorial o las islas Seychelles. En cada región puede tener un modo propio y exclusivo de celebrarse, siempre en consonancia con el imaginario religioso cristiano.

Fiesta de Corpus Christi
Santa Juliana de Lieja dedicó su vida a la devoción de Corpus Christi Crédito: The Grosby Group

El origen del Corpus Christi se remonta al siglo XIII, específicamente al año 1246, cuando se realizó por primera vez. Su creadora fue la monja agustina Santa Juliana de Lieja (1193-1258), de origen belga, quien dedicó buena parte de su vida a promover la fe católica y a compartir las revelaciones místicas que tuvo desde temprana edad. Juliana fue priora del monasterio de Monte Cornelio, cerca de la ciudad de Lieja. Ella tuvo una visión mística en 1208, en la que una luna blanca aparecía atravesada por una sombra. Una imagen que representaba a la Iglesia de su época, a la que aún le faltaba una solemnidad en honor al Santísimo Sacramento. Así, el director espiritual de la beata, el canónigo Juan de Lausana, apoyado por el juicio positivo de numerosos teólogos, presentó al obispo la petición de introducir una celebración diocesana en honor del Corpus Christi. La luz verde llegó en 1246 con la fecha de la fiesta fijada para el jueves después de la octava de la Trinidad.

La extensión de la solemnidad a toda la Iglesia, sin embargo, se remonta al Papa Urbano IV, con la bula “Transiturus” del 11 de agosto de 1264 y le dio el empuje un milagro eucarístico en Bolsena. Aconteció que un sacerdote bohemio, en peregrinación a Roma, mientras celebraba la Misa, al romper la Hostia consagrada, tuvo dudas sobre la presencia real de Cristo. En respuesta a sus dudas, de la Hostia brotaron unas gotas de sangre que mancharon el corporal de lino blanco (conservado en la Catedral de Orvieto) y algunas piedras del altar que aún hoy se conservan en la Basílica de Santa Cristina. Al extender la solemnidad a toda la Iglesia católica, Urbano IV eligió como lugar el jueves siguiente al primer domingo después de Pentecostés (60 días después de Pascua).

Para dar magnificencia a la celebración el Papa Urbano IV encargó al teólogo dominico Tomás de Aquino la composición del oficio de la solemnidad y Misa del Corpus et Sanguis Domini. En aquella época, en 1264, Santo Tomás residía, como el Papa, en la ciudad rupestre etrusca de Orvieto, en el convento de Santo Domingo (que, entre otras cosas, fue el primero dedicado al santo íbero). El “doctor Angélico” enseñó teología en el “Studium” (la universidad de la época) de Orvieto y aún hoy se conservan en Santo Domingo la silla de Tomás de Aquino y el crucifijo de madera que le hablaba. De hecho, la tradición cuenta que precisamente por la profundidad teológica y la plenitud del oficio compuesto para el Corpus Christi, Jesús – a través de ese Crucifijo – dijo a su teólogo favorito: “Bene de me scripsisti, Thoma.” (Haz escrito bien sobre mí, Tomás). El himno principal del Corpus Christi, cantado en la procesión y en las Vísperas, es el “Pange lingua” escrito y pensado por Tomás de Aquino.

Fiesta de Corpus Christi
El papa Urbano IV, que estableció la celebración del Corpus Christi Crédito: Getty Images (Spencer Arnold Collection/)

Una de las celebraciones del Corpus Christi que tiene una larga tradición y muchas raíces centenarias es en la ciudad de Sevilla. La procesión del Corpus Christi es el gran acto sacramental público de la ciudad; durante unas horas, Dios está presente en las calles de Sevilla. Es por tanto, para los católicos de esa ciudad, una de las manifestaciones más importantes de religiosidad, fe y respeto. Al amanecer del día del Corpus Christi se respira un ambiente de gran júbilo en los alrededores de la Catedral, haciendo de ésta una de las mañanas más luminosas del calendario festivo sevillano. Las campanas de la Giralda suenan sin cesar, más aún cuando la Custodia sale de la Catedral para anunciar que Dios está en la calle. Familias enteras ataviadas con sus mejores galas buscan un rincón para no perderse esta procesión. Las calles y plazas se alfombran de plantas aromáticas (juncia y romero) y desde la víspera se adornan con sus mejores galas. En balcones, escaparates, portales e iglesias se levantan altares con motivos religiosos eucarísticos y marianos que aluden a esta fiesta. En referencia a la pieza más importante de esta celebración “la Custodia” leemos sobre ella en el sitio de la catedral de Sevilla: “Es una de las custodias procesionales más impresionantes, por su factura artística y su programa iconográfico, siguiendo las orientaciones del Concilio de Trento con la exaltación de la Eucaristía. Fue encargada por el canónigo Francisco Pacheco en nombre del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, al gran orfebre que la realizó, Juan de Arfe, en 1580. Éste la describió de esta manera: es la mayor y mejor pieza de plata que de este género se sabe. Es toda de plata en su color, y mide tres varas y media de alta más la cruz que la corona. La planta de la custodia es circular, y presenta cuatro cuerpos, en los que se suceden las columnas de orden jónico, corintio y romano, que ascienden por los tres primeros. En el primer cuerpo está representada la Iglesia Militante, en 36 escenas tomadas del Antiguo y del Nuevo Testamento, con la imagen de la Inmaculada en el centro. En el segundo cuerpo está el viril con el Santísimo, y en el tercero la Iglesia Triunfante con el Cordero en el centro. En el de más arriba la Trinidad, todo coronado por la imagen de la Fe, con la silueta de la Giralda. Esta riqueza simbólica hace de esta deslumbrante obra de orfebrería una de las primeras joyas de la Catedral de Sevilla.”

Cuando cae la noche de la víspera del jueves, se respira un ambiente festivo en Sevilla. La ciudad sale a la calle para admirar los altares efímeros que se instalan a lo largo del recorrido de la procesión, en particular la decoración de la Plaza de San Francisco, junto al Ayuntamiento, donde se levantan dos grandes arcos de arquitectura efímera (con motivos que aluden a iglesias y monumentos de la ciudad) y un gran altar con la imagen de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa (patrona del Ayuntamiento de Sevilla).

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Fieles arrodillados al paso de la custodia labrada por el orfebre Juan de Arfe (1535-1603) en el tradicional desfile procesional del Corpus Christi de Sevilla, cuyos orígenes documentados se remontan hacia el año 1389, y que congrega en este día festivo a miles de sevillanos por las calles del centro histórico EFE / Julio Muñoz (Julio Munoz/)

Las celebraciones de Corpus Christi pueden ser muy variadas y pintorescas, dependiendo del lugar donde se celebren. Algunos ejemplos son:

El Patum de Berga. Con este nombre se conoce a una de las mayores celebraciones del Corpus Christi en España, la cual tiene lugar en la población de Berga, Cataluña, y ha sido declarada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2005. Sus orígenes datan del siglo XIV y consiste en la representación pública de diversas figuras místicas y religiosas, que danzan en las calles al ritmo de los tambores, en medio de juegos pirotécnicos y comparsas. Esta fiesta inicia en la víspera de Corpus Christi, el miércoles previo, y culmina el domingo siguiente.

La procesión de Corpus Christi de Toledo. Considerada de interés religioso y turístico en España y Europa, esta celebración se realiza desde 1595 y rescata un importante legado de la liturgia mozárabe, así como contribuciones poéticas de los grandes nombres de la tradición española medieval y barroca. La celebración en sí consiste en una larga procesión realizada en dos partes, durante la cual se porta la Custodia de Toledo, la cual está unida a América, dado que se construyó con el oro de América. Leemos sobre ella en el sitio de la catedral de Toledo: “La custodia de Arfe no es más que el edículo idóneo para realzar la custodia interior, también gótica, de dos pies de alta, de oro purísimo, con abundantes esmaltes y pedrería. Había mandado Isabel la Católica hacer una custodia con el primer oro que trajera Cristóbal Colón de América; confió el encargo, según parece, al artífice barcelonés Almarique, que empleó en su obra 17 kilos del rico metal. La custodia presenta en su conjunto el aspecto de una maravillosa torre gótica de líneas vibrantes, cuajada de agujas, pináculos y pequeñas estatuillas bajo doseletes. Se invirtieron en su construcción 8 kilos de oro y 183 de plata; mide dos metros y medio de altura; se compone de 5.600 piezas y 12.500 tornillos; ostenta 260 estatuillas; pesa 17 arrobas y una libra. Sobre su base, hexagonal, se levantan los robustos pilares, se cierran las pequeñas bóvedas, se traza la crucería, se afirman los arbotantes, se bordan los repujados, se engarza todo con tal maestría y delicadeza que admira tanto el conjunto como el detalle, la solidez de la ejecución como la delicada expresión artística.”

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La celebración del Corpus Christi en Berga, Cataluña, es una de las más tradicionales del mundo (Photo by David Ramos/Getty Images) (David Ramos/)

En América también se posee grandes celebraciones para esta festividad.

La celebración de Corpus Christi en Cusco. Parte importante del folklore cusqueño y peruano, esta celebración que comienza en la víspera del jueves de Corpus Christi se empezó a realizar en el siglo XVI, con la llegada de los conquistadores españoles al territorio del antiguo Tiwanaku incaico. La celebración consiste en llevar en procesión a los distintos santos patronos de la ciudad, como antesala a la procesión de la custodia de la catedral de Cusco: una pieza de oro y plata donde se exhibe la hostia sagrada. En la Plaza Mayor se entona la misa a cargo del arzobispo y la feligresía conmemora luego con bailes y comparsas musicales.

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi. Se trata de la mayor tradición venezolana del Corpus Christi, llevada a cabo por cofradías o hermandades que celebran la eucaristía a través de procesiones acompañadas con música, cuyos integrantes visten máscaras de diablo y disfraces de colores vistosos, para llevar a cabo danzas y coreografías. Existen 11 cofradías en el país, cada una asentada en distintas ciudades como Yare, Cata, Ocumare de la Costa o Tinaquillo, agrupando más de 5.000 participantes. Esta celebración fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2012 por la Unesco.

Corpus Christi se celebrará el mismo día del duelo entre Alianza Lima vs Cusco FC por Liga 1.
Corpus Christi en Cusco, Perú

En Argentina, al igual que en toda América, en todas las ciudades se celebra esta festividad, quizá no tan vistosas como en otros lugares. No obstante en la ciudad de Buenos Aires, poseía sus tradiciones al respecto, las cuales ya se han perdido, por ejemplo: el intendente de la ciudad (ahora jefe de Gobierno) iba por delante del palio que indicaba la custodia portando el “Guión de Plata” el cual es una pequeña bandera de plata del alto Perú con el escudo de la ciudad y la archicofradía del Santísimo Sacramento, que tenía sede en la Catedral de la Santísima Trinidad de la ciudad de Buenos Aires.

Como vemos es una celebración no sólo popular, sino también muy festiva.

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