La Justicia condenó a 35 años de cárcel a uno de los acusados del crimen de Pedro Daniel Barrientos, el chofer de colectivos que fue asesinado por delincuentes el 3 de abril del año pasado mientras realizaba su recorrido por la localidad bonaerense de Virrey del Pino, en el partido de La Matanza.
Se trata de Edgardo Martín Muñoz, alias “Magú”, de 22 años, quien fue señalado en la causa como uno de los dos ladrones que abordaron la unidad de la línea 620 y atacaron a la víctima.
Los jueces del Tribunal Oral Criminal (TOC) Nº 1 de La Matanza, integrado por Andrea Giselle Schiebeler, Matías Rouco y Nicolás Grappasonno, lo encontraron culpable de los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego y homicidio en ocasión de robo. El fiscal del juicio, Carlos Luppino, había solicitado la pena de prisión perpetua.
De acuerdo con el expediente, Muñoz cometió el crimen junto a un cómplice que en ese entonces tenía 15 años. En la reconstrucción de los hechos, se determinó que el menor fue el autor del disparo que acabó con la vida de Barrientos. Sin embargo, debido a su edad, es inimputable y actualmente se encuentra en un instituto de menores en La Plata.
A lo largo del proceso, hubo otros seis detenidos: tres fueron absueltos y los restantes, Rodrigo Pititto (24), Miqueas Fernández (20) y Mariano Alderete (19), fueron condenados. Todos ellos estaban acusados de robar el vehículo Fiat Siena con el que los dos homicidas se fugaron de la escena tras atacar al chofer. Acordaron tres años y tres meses de prisión de cumplimiento efectivo en un juicio abreviado.
El caso
Barrientos tenía 65 años, era chofer de colectivo y estaba próximo a jubilarse. Su asesinato generó gran conmoción en la sociedad.
El hecho ocurrió en el barrio Vernazza de Virrey del Pino. Allí, un grupo de delincuentes se subió al vehículo en horas de la madrugada para cometer un robo. Un efectivo de la Policía de la Ciudad, que volvía de prestar servicio, estaba a bordo del colectivo. Al ver a los ladrones, comenzó un tiroteo.
Según declaró el efectivo de la fuerza porteña, quien fue considerado testigo por el fiscal Gastón Duplaá y no fue acusado de ningún delito, tuvo un breve enfrentamiento armado con los ladrones al identificarse. Uno de ellos, al descender del colectivo, le disparó al chofer en el tórax.
A Barrientos, quien vivía en González Catán y tenía casi 30 años de trabajo en la empresa que controla la línea 620, le decían “El Capitán” por su particular forma de liderar el equipo de trabajo, ya que era uno de los más experimentados.
“Era un chofer excelente. Siempre esperaba a la gente que venía corriendo para subir al colectivo, y a los que no tenían la SUBE los llevaba igual”, aseguró Héctor, amigo de la víctima, quien se quebró en llanto al recordar a su amigo en diálogo con C5N.
Barrientos era un empleado muy querido dentro de la empresa y solía tener un trato muy amable con los pasajeros. “El señor ni siquiera le cobró el boleto a mi hija esta mañana. Eran las 4.40 e iba con mi nieta de 8 años al hospital porque tiene una discapacidad”, dijo Virginia, una pasajera del colectivo, poco después del asesinato.
Tras el crimen, choferes de otras líneas llevaron adelante un paro de transporte. Además, en medio de la protesta para exigir justicia, Sergio Berni, quien en ese momento era ministro de Seguridad de la Provincia, recibió un golpe por parte de un manifestante.