Así como, a mediados de octubre de 2023, la fuga de Mauricio “Caníbal” Laferrara de la cárcel de Devoto no tuvo nada de extraordinaria: se metió dentro de una bolsa de consorcio y, con la ayuda de otros internos, se camufló entre la basura de un contenedor para ser retirado por el camión recolector; su captura tampoco tuvo condimentos de espectacularidad. Excepto por un detalle. La picardía de los investigadores que lograron ubicarlo gracias a una línea que el jefe de sicarios de Esteban Alvarado usaba para pedir comida a una parrilla ubicada frente a la prisión porteña.
Detectives de la División Búsqueda de Prófugos de la PFA, a cargo de Diego Damone, lograron averiguar que “Caníbal” solía llamar al comercio de comidas. Y tenían la sospecha de que el celular se fue con él de la prisión.
Así, pericia de geolocalización mediante, la investigación de la Procunar confirmó el trayecto: el teléfono viajó en el camión recolector que dejó el penal luego de cargar el contenido del volquete, ese 19 de octubre del año pasado por la mañana. El celular se apagó al llegar a una de las centrales del CEAMSE. Quizás por un descuido, volvió a activarse, poco después, en la ciudad Rosario.
No fue la única pista que dio la parrilla. El killer de 28 años, condenado a prisión perpetua por seis homicidios en dos juicios diferentes, también habría utilizado el celular de su novia, Ailen Solange Juri, para hacer los pedidos. Ese número abrió mayores posibilidades para ubicar al fugitivo que, durante meses, habría cambiado en varias oportunidades de escondite, siempre en los alrededores de Rosario.
“Sabíamos por dónde se movía, pero no podíamos confirmar su presencia debido a que se refugiaba en propiedades ubicadas en zonas descampadas con ingresos alejados”, explicaron fuentes del caso a Infobae.
Los investigadores intervinieron las líneas de su círculo íntimo, entre quienes estaban Juri; R.G., su mamá; y su hermana A.L.; y Marcos Capuano. En el grupo escuchado también figuraban el hermano de Rosa Capuano, la ex esposa de Alvarado; y de Solange Daiara Funes, hermana de Alan Funes, el principal socio del mismo capo narco. “Tenían pocas conversaciones y no lo podíamos ver, pero por los movimientos de los celulares podíamos suponer que estaba en la zona”, revelaron.
Las charlas, además, pusieron de manifiesto el vínculo entre la novia del sicario y la pareja de Funes, Leila Daiana Schmitt, quien fue arrestada a mediados de mayo por los ataques incendiarios cometidos entre el 27 de abril pasado y este domingo en Rosario, en los que fueron afectados 23 autos estacionados en la vía pública.
El último tramo
En las últimas horas, un GPS colocado en el Citroën C4 que manejaba Juri llevó a agentes de la Policía de Santa Fe, bajo el mando del subdirector Maximiliano Bertolotti, hasta una propiedad ubicada en la localidad de Andino, a unos 30 minutos de distancia del centro rosarino. Montaron una vigilancia y lograron fotografiarlo.
Mientras los uniformados esperaban la orden de allanamiento, este viernes sucedió algo impensado: vieron llegar el Audi gris de Capuano. Eran cerca de las 19.30 cuando el hermano de Rosa entró a la vivienda y volvió a salir. En ese momento, vieron asomarse a la vereda al sicario.
De inmediato, los agentes de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) que aguardaban la medida judicial, dieron la voz de alto. Los dos hombres corrieron al interior de la casa, donde fueron detenidos. “Aunque le encontramos tres pistolas calibre .40 y 9 milímetros con cargadores para 30 municiones, Laferrara no estaba alterado ni se resistió al arresto”, detallaron las fuentes. Además, los policías secuestraron un GPS e incautaron el C4 de Juri y el Audi de Capuano.
De esta manera, el desenlace de la fuga del rosarino fue muy diferente al de Federico Sebastián ‘Morenita’ Marín, el jefe narco de Itatí, en Corrientes, que permaneció prófugo por varias meses hasta que fue localizado por la División a cargo de Damone. El correntino optó por enfrentarse a tiros los federales y terminó muerto frente a su familia. En el caso del ladero de Alvarado resta determinar las responsabilidades dentro del Servicio Penitenciario Federal y si el sicario contó con ayuda de su jefe.
“Estamos hablando de una persona que ha matado por encargo, a sangre fría. Para decirlo en pocas palabras: no era un soldadito que sale y mata, no era alguien que improvisaba; era una persona de temer”, lo describió el ministro de Justicia y Seguridad de Santa Fe, Pablo Cococcioni.
En declaraciones a la prensa, este sábado, el funcionario destacó: “Para que se entienda la importancia de esta aprehensión: Laferrara era un objetivo estratégico de seguridad para Nación y Provincia”. Y relató: “Se había fugado pocos meses antes de que asumiéramos los nuevos gobiernos provincial y nacional. Se había fugado de una cárcel federal de Buenos Aires, donde lo habían derivado precisamente para que no se fugue de (la cárcel) Piñero”.