Coincidieron en un viaje que cambió sus vidas, se hicieron amigos y hoy muestran paisajes argentinos

Desde hace siete años, Nicolás Borini y Javier Sarrelli son compañeros de trabajo en el área de sistemas de un laboratorio. Aunque siempre estuvieron a un escritorio de distancia, su amistad surgió de la manera más inesperada durante un viaje a las Cataratas del Iguazú. Sin planearlo, coincidieron en la provincia de Misiones en sus respectivas vacaciones, y ni bien empezaron a charlar descubrieron que tenían mucho en común. Ambos con espíritu viajero y aventurero, registraron los paisajes y algunas excursiones. Uno de ellos había llevado un drone, con el que filmaron una imponente vista área de una de las siete maravillas naturales del mundo. El material que recopilaron durante aquella experiencia se transformó en el primer video que publicaron en su canal de YouTube. En menos de tres años hicieron nueve escapadas hacia distintos destinos de la Argentina, con varias paradas en cada lugar, y así surgió un proyecto que transformó sus vidas. “No somos expertos ni filmakers, estamos en constante aprendizaje, pero nos propusimos mostrar algunos recorridos que se pueden hacer por nuestro hermoso país y dar a conocer el increíble patrimonio humano, que también merece ser mostrado”, cuentan en diálogo con Infobae.

Javier es Licenciado en Sistemas de la Información y Nicolás contador público. El mundo audiovisual, el turismo y la comunicación les eran completamente ajenos. Siempre les gustó la tecnología, pero nunca se imaginaron que en su tiempo libre estarían inmersos en jornadas de grabación, edición y reuniones de investigación antes de armar los itinerarios. “Los primeros cuatro años tuvimos un buen vínculo laboral en la oficina, charlábamos alguna que otra vez en el comedor, pero todavía no éramos amigos, y cuando empezó la pandemia menos aún, porque trabajábamos todos desde casa y con el homeoffice nos hablábamos menos todavía”, rememora Javier.

Cuando se habilitaron algunos vuelos y la cuarentena obligatoria quedó atrás, los dos tuvieron la misma idea, solo que lo supieron algunas semanas después. “Estaba en el aeropuerto cuando vi una historia de Javi que decía que estaba rumbo a Iguazú, así que le escribí y le dije que yo también iba para allá”, dice Nicolás. Lo siguiente que pasó es que se encontraron adentro del Parque Nacional Iguazú. “Fue muy gracioso porque nos cruzamos a bordo del trencito de la selva, y cuando le pregunté hasta cuándo se quedaba, resulta que íbamos a estar la misma cantidad de días, y hasta nos volvíamos en el mismo avión; realmente no lo podíamos creer”, relatan.

Misiones - Iguazú
Una de las imágenes que tomaron con un drone de las Cataratas del Iguazú en su primer viaje (Fotos: Instagram @exploranding_ok)

Después de apreciar la inmensidad de cada uno de los saltos en los diferentes circuitos del gigantesco parque, fueron a comer y charlaron sobre los planes que tenían para la estadía. “Me contó que a él le gustaba grabar videos, y había arrancado hace poquito, que se había comprado un drone, y como a mí me gusta sacar fotos como hobby, yo por dentro pensaba: ‘¿Cómo puede ser que nunca hablé con este pibe antes?’, se sincera Nicolás. Todo fluía, se ponían de acuerdo enseguida a la hora de ir o no a una excursión, y coincidían a la hora de elegir alguna recomendación de lugares menos conocidos.

“Más allá de los puntos turísticos, nos pasaba que nos movilizaba mucho más lo humano, por ejemplo charlar con Sandro, un guía que vivía adentro de la selva, conocer su historia, y que con tanta hospitalidad nos abriera las puertas de su casa, y nos hablara de su estilo de vida”, aseguran. Confiesan que les hubiera gustado grabar varias de esas vivencias, pero todavía no se animaban a salir en cámara, ni mucho menos se imaginaban como “influencers”. “Nos hizo un matecocido con carbón, uno de los más ricos que tomamos en nuestras vidas, nos mostró que vive sin gas, sin prácticamente ninguna de las comodidades asociadas a la ciudad, y que aunque le habían ofrecido otras propuestas de trabajo, él no necesitaba más que eso, que no cambiaría por nada despertarse ahí, en medio de esa naturaleza”, comentan.

Salta - Cuevas de Acsibi
En las Cuevas de Acsibi, localidad de Seclantás, provincia de Salta, durante su segundo viaje, donde recorrieron parte del norte argentino

La pasión por viajar

La idea inicial era guardar esos recuerdos, pero cuando compilaron todo el material sintieron que quizá podía servirle a alguien para planear su propio viaje, y a su vez, había una necesidad de retribuir tantos gestos que los conmovieron. “La generosidad que existe de norte a sur en nuestro país es algo que no deja de maravillarnos en cada viaje, así como existen paisajes geográficos tan bellos, nosotros creemos que hay un gran paisaje humano, mucha gente linda por conocer, y afortunadamente lo hemos comprobado siempre; jamás tuvimos ni un solo problema, todo lo contrario, nos han ayudado siempre que nos vieron con las cámaras y les contamos lo que hacemos”, celebran.

A partir de Iguazú no hubo vuelta atrás. Se convirtieron en una dupla viajera que tiene como clave la organización. “Al tener trabajos en relación de dependencia la parte más complicada son los días que nos podemos tomar, y hacer que coincidan; en general tratamos de irnos mínimo ocho días, y son viajes bastante movidos porque tratamos de recorrer bastante a donde vayamos”, detallan. Su siguiente parada fue el norte argentino, especialmente Salta y Jujuy, después anduvieron por Mendoza, Bariloche, San Martín de los Andes, El Chaltén, El Calafate, Ushuaia, y varias ciudades de Córdoba. Para poder hacer varias escapadas en el año, también cuentan con el apoyo de su círculo familiar, y algunas otras amistades que se suman cada tanto a las travesías.

Santa Cruz - Glaciar Spegazzini
Una de las fotos que capturaron del Glaciar Spegazzini en la provincia de Santa Cruz
Jujuy - Salinas Grandes
En las Salinas Grandes de Jujuy, donde registraron muchas imágenes, desde El Hornocal hasta la Puna

“En mi caso estoy en pareja hace cuatro años, y mi novia, Estela Maris, es una ayuda importantísima y un gran apoyo. Ella trabaja en el ámbito educativo, y suele tener vacaciones en enero y en febrero, entonces suelo dejar alguna fecha en esa época para disfrutar juntos, y durante el año hago los viajes para el proyecto”, revela Javier. Y Nicolás, que actualmente está soltero, agrega: “Algunas veces Eti nos pudo acompañar, y se convierte en la camarógrafa oficial, se súper copa y nos alienta a seguir”. Ambos coinciden en que la clave fue animarse y empezar, aún sin tener los recursos tecnológicos más óptimos y sin saber ni cómo presentarse al mundo.

“Las primeras veces nos costaba hablar si había gente alrededor, teníamos que pensar dos horas antes lo que íbamos a decir, hasta escribirlo para no olvidarnos, y lo único que teníamos era un celular y el drone, que recién estábamos empezando a entender cómo manejarlo. Hoy en día prendemos la cámara y ya empezamos a hablar, de hecho nos reímos y nos da hasta un poco de vergüenza ver nuestros primeros videos; no hay que dejarse vencer por la frustración porque sino uno no va a lograr nada en la vida, si siempre esperamos al momento ideal, a estar más equipados o más preparados, no se empieza nunca. Hay que dar el paso más difícil, el primero, y después empiezan a aparecer las oportunidades y el aprendizaje”, remarca Javier.

Tienen un sinfín de anécdotas, pero otra vez sobresale en el relato la calidez de quienes los reciben. “Cuando fuimos a la Puna salteña pasamos por Tolar Grande, una localidad que no está dentro de lo más conocido a nivel turístico, de hecho ahí casi no llegan turistas y solo hay un hotel municipal, tienen la comida contada y hay que reservar para que te guarden el plato, porque sino no hay dónde comer”, repasan sobre uno de los lugares más inhóspitos que conocieron, y recuerdan que como no sabía ese dato se quedaron sin almorzar, y trataron de arreglárselas con unos snacks que llevaron.

Salta - Campo de Piedra Pomez
Una postal durante su paso por el Campo de Piedra Pomez, al que accedieron desde la provincia de Salta

“Teníamos un hambre tremendo, habíamos ido a sacar fotos y a filmar todo el día, y cuando llegó la noche no había dónde cenar, y terminamos en la casa de una señora, que era literalmente su casa, donde vivía con su familia, que nos dijo: ‘Pasen, les preparo unas milanesas con arroz ‘, y fue la milanesa y el arroz más rico de toda la vida, y una sopa que nos dio, porque había cuatro grados bajo cero a esa hora, y una fruta de postre, todo con tanto amor que quedamos agradecidos para siempre con ella”, expresa Javier.

Son esos momentos los que los inspiran para seguir recopilando material de manera constante, y embarcarse en la laboriosa tarea de edición y producción de cada filmación. “Nadie nos enseñó nada, aprendimos a base de esfuerzo, de querer mejorar, y de escuchar también las críticas constructivas, porque para hacer un clip de 15 minutos muchas veces detrás hay un trabajo de más de un mes”, explican. A medida que iban subiendo videos sus compañeros de la oficina se sorprendían más, y ganaron cierta fama en el equipo. “Muchos pegaron una calcomanía con el logo de nuestras redes en sus escritorios, nos han felicitado, y ese tipo de reconocimiento inesperado, que te digan que aprendieron algo o que se decidieron a ir un lugar porque vieron uno de nuestros videos, es algo muy lindo”, sostienen. Luego de pensarlo mucho, el proyecto encontró un nombre, y sienten que representa la esencia de lo que hacen. En YouTube los encuentran como @exploranding, en Instagram @exploranding_ok y en TikTok @exploranding_ok.

Un pacto de amigos

Por más que su propuesta cautivó rápidamente a casi 5000 suscriptores en YouTube, actualmente no tienen el foco puesto en obtener beneficios económicos. “Como tenemos nuestros laburos, hoy por hoy nos costeamos todo nosotros, y la información que compartimos la brindamos de corazón; no pensamos en un rédito ni estamos desesperados por conseguir seguidores, preferimos que se dé un crecimiento orgánico, que el que vea lo que hacemos sea porque le interesa. La verdad es que hoy estamos contentos de tener la libertad de poder contar lo que nosotros queremos”, explican. De todas maneras, están conscientes de que desde hace mucho dejó de ser simplemente un hobby y pasó a ser una parte esencial de sus vidas, y no descartan que en el futuro se transforme en un ingreso.

“Nos interesa seguir creciendo, poder mostrar otros contenidos, como algún backstage que normalmente uno no ve como turista local, el detrás de escena de las festividades de cada localidad, charlar y contar historias de las personas; pensamos también en sumar en el corto plazo videos de los diferentes pueblos de Provincia de Buenos Aires, y lugares de Capital Federal, porque uno por vivir acá no termina de dimensionar las miles de cosas que hay para hacer en nuestra propia ciudad y los alrededores”, indican. Muchas veces les piden consejos para saber qué sitios visitar, y nada los gratifica más que leer los mensajes que les llegan de aquellos que concretan esas recomendaciones.

Mendoza - Tupungato
Frente al cartel de bienvenida de Tupungato, en la provincia de Mendoza, a punto de grabar contenido (Fotos: Instagram @exploranding_ok)

“Nos mandan fotos de sus viajes, nos dicen que la pasaron re bien, mucha gente nos agradece que le demos visibilidad a determinados lugares”, dicen con agradecimiento. No encuentran la manera de expresar todo lo que representan las seis letras que contiene la palabra “gracias”, sobre todo cuando es dicha desde las entrañas por los residentes de las diversas localidades que visitaron, donde muchos emprendedores mantienen a pulmón cada una de las propuestas turísticas. Familias enteras que luchan por generar productos regionales y defender su identidad cultural. Han escuchado a muchos lugareños, que entre la desesperación y el alivio, les han abierto las puertas de sus casas, les han preparado su gastronomía, y les han comentado las proezas históricas en cada ocasión, porque mientras cada lugar se siga nombrando, y el eco se replique, más se desvanece el miedo al olvido.

El pacto de estos dos amigos es trascender las barreras geográficas, y la empatía es el valor supremo al que apuntan, sin importar en qué punto del mapa argentino se encuentren. “Queremos seguir conociendo y compartiendo la belleza de Argentina con el mundo. ya sea a través de nuestras experiencias o inspirando a otros a emprender sus propias aventuras; nosotros el disfrute personal ya lo tenemos, sabemos que esta amistad que construimos no se va a romper, y realmente nos sentimos completos”, concluyen.

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