De espaldas a los tres féretros y frente a unas 50 personas, un cura despidió en el cementerio de Chacarita este miércoles los restos de Pamela Cobbas, Roxana Figueroa y Andrea Amarante, las tres mujeres asesinadas en una pensión del barrio porteño de Barracas a inicios de mayo pasado. “A partir de ahora, ellas tres tienen vida eterna y serán felices para siempre. Qué los ángeles salgan a su encuentro”, dijo el religioso antes de que los cuerpos fueran enterrados.
La escena fue presenciada por Sofía Castro Riglos, la única sobreviviente del incendio intencional por el que permanece detenido otro inquilino de la pensión: Justo Barrientos.
Sofía, que era pareja de Amarante, asistió al velatorio de su novia y de sus amigas, y al posterior entierro, con las manos vendadas, secuelas del ataque incendiario del que se salvó porque compañera se tiró encima de ella para cubrirla cuando se desató el fuego.
El grupo que despidió a las víctimas, en tanto, no dejó de reclamar por el cambio de carátula de la causa. “Esto no es libertad, es odio. Mataron a tres lesbianas”, rezaba uno de los carteles que acompañaban banderas de la comunidad LGBT+.
Durante la caravana, que partió a las 14 desde la casa velatoria rumbo al cementerio, las mujeres que acompañaron los féretros de las víctimas y a la sobreviviente entonaron la canción Puerto Pollensa, himno de la comunidad.
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