Ya pasaron 18 días desde que Loan Danilo Peña fue visto por última vez. Hasta el momento, hay seis detenidos por su desaparición: el tío, Antonio Benítez; su pareja amiga, conformada por Daniel Ramírez y Mónica Millapi; el comisario Walter Maciel y el matrimonio de María Victoria Caillava y Carlos Pérez. Los dos últimos fueron detenidos después que el resto y están bajo la lupa tras una pericia odorológica: fueron los perros quienes detectaron el olor del menor desaparecido en sus vehículos, una Ford Ranger y un Ford Ka rojo. Se trata de una técnica empleada en diferentes casos que fueron resueltos en el país.
Desde el 21 de junio pasado, cuando se realizó la prueba, la pareja permanece detenida. Para los fiscales de Corrientes que investigaron el caso desde el principio, Juan Carlos Castillo y Guillermo Barry, ambos se llevaron al niño. “El día 13 de junio del 2024, cerca de las 15 horas, aproximadamente, los imputados (Carlos) Pérez y (María Víctoria) Caillava captaron a Loan Danilo Peña, lo trasladaron a un destino desconocido con fines de explotación”, señalaron en su último dictamen.
Ahora, ya con la causa traspasada a la justicia federal, permanecen imputados como coautores materiales de la captación del niño con fines de explotación.
La pericia “de olor” arrojó un resultado positivo. Y si bien surgieron dudas respecto del peso que otorgó en el marco de la causa, se trata de una técnica que se utilizó en diferentes asuntos resueltos y que influyó significativamente. Uno de ellos fue el caso de Mía, la nena de 6 años que fue secuestrada por la ex pareja de su mamá, Enrique Alcaraz, en 2015. Después de matar a su ex mujer y su hijo de 3 años en El Palomar, el acusado escapó junto a la menor con destino a Santiago del Estero. Afortunadamente, la niña fue encontrada en Junín y el sospechoso, condenado a prisión perpetua en 2016.
Cómo se hace una pericia de olor
“Es un indicio muy fuerte”, remarcó una fuente consultada por Infobae sobre esta disciplina que fue implementada en el caso Loan. “Los perros no mienten ni se sobornan”, agregó.
La fuente que desarrolla la odorología forense argumentó: “Es una técnica indiciaria, pericial, forense, científica. Es muy importante porque tiene sustento científico por parte del biosensor, que es el perro, por la neurofisiología olfatoria que tiene el animal y la capacidad de discriminar diferentes olores. Y después, por la descamación epitelial del ser humano, que tiene una descamación de 667 células por segundo”.
El procedimiento se desarrolla en distintas fases. La primera implica tomar muestras, que pueden ser elementos o prendas con olor. Pero también, se puede realizar sobre distintas partes del cuerpo de los imputados. Se coloca una gasa durante determinado tiempo, se envuelve con papel de aluminio para que emane calor y luego cada ejemplar se reserva en un frasco estirilizado.
Todas las muestran se toman de la misma forma. Y una vez que están los elementos a analizar, se colocan los frascos, separados entre sí por unos 50 o 60 centímetros, aproximadamente. Todo queda identificado y con custodia policial, según aseveró otra de las fuentes consultadas.
Frente a esa escena, los perros entran en acción: se les hace sentir “el olor base” y, posteriormente, van solos a buscar entre toda la línea de frascos los olores que concuerden.
“Por ejemplo, en una estrangulación mecánica, se sacan muestras con gasas esterilizadas de trama cerrada de tipo hospitalaria sobre el cuello de la persona que ha sido estrangulada. Entonces ahí se extraen células epiteliales y, conjuntamente, con los compuestos orgánicos volátiles que emiten estas células y que van directamente a la gasa que está envuelta en el cuello. Esa gasa, está cubierta por un papel metalizado y se le da calor”, detalló a este medio.
Y continuó: “La gasa se deja reposar, en un caso así, aproximadamente una hora. Eso se denomina ‘olor base’. Luego, se confronta en una línea de exploración, como una rueda de reconocimiento, donde hay cinco frascos. Ahí está el olor de la víctima. También se toman otros olores de testigos de la misma forma, con gasas también esterilizadas de las manos durante 15 minutos. En ese reposo, se absorben todas las células epiteliales de la descamación humana y los compuestos orgánicos volátiles que emiten esa descamación”.
“El perro lo que hace es oler el olor base, el de la evidencia y, a la orden de buscar, sale solo, sin acompañamiento del guía, sin correa, sin nada. El que perita es el perro y, cuando llega al olor objetivo, se sienta y ahí espera que se le otorgue el premio. Eso quiere decir que ese olor es concordante con el olor base”, amplió la fuente.
Y aseguró: “El guía no sabe absolutamente dónde están puestas las posiciones. Entonces él ingresa a la sala donde se va a hacer la pericia y y solamente le da el olor base o evidencia para que el perro huela. Todos los que trabajan ahí están con trajes de bioprotección”.
El tiempo que se deja la gasa varía dependiendo del delito. Según subrayó la fuente consultada por este medio, en casos sensibles, como es la desaparición de una persona, se puede dejar durante 24 horas.
El trabajo se hace, obligatoriamente, con dos perros denominados titulares. A su vez, puede haber un tercero para desempatar. No existe una raza en particular para desarrollar la pericia odorológica. Puede tratarse de un perro labrador, un pastor belga malinois o golden retriever. Sin embargo, un perro mestizo llamado Corbata desempeñó un rol fundamental en la provincia de Río Negro y participó de alrededor de 250 casos que fueron resueltos. “Es el perro bandera en Argentina y se retiró con honores de la policía provincial”, remarcó uno de los entrevistados.