Javier Milei decidió abandonar la coraza de la economía, el terreno donde se siente más cómodo, para asumir el rol de conductor político de su propio gobierno. Lo decidió al presenciar, impávido, la serie de derrotas a las que se vio enfrentado el oficialismo en el Congreso, que algunos vieron como un intento desestabilizador de Mauricio Macri. Pero, sobre todo, desde que en Gobierno recibieron amenazas contra su preciado DNU 70 de desregulación de la economía. “Puede pasar todo, pero si tocan eso se pudre”, dijeron en su entorno, donde también acusaron mensajes “desestabilizadores” sobre la promoción de un eventual juicio político.
Esas advertencias, por lo bajo, llegaron a Balcarce 50 después de que quedara en evidencia que el resentimiento de los partidos aliados podría servirle a los opositores duros para reunir los dos tercios de los votos necesarios para avanzar con esas serias jugadas. Y fueron el motivo, además de las derrotas de la semana pasada, de la convocatoria del Presidente a los diputados de los bloques aliados junto a los propios, concretada el viernes por la noche.
También provocaron la reunión de Gabinete reducida que encabezó el martes Javier Milei, en secreto, que se va a repetir durante las próximas semanas. Por un lado, para evitar filtraciones de parte de los miembros del Gabinete sobre temas estratégicos. Por otro, para optimizar las decisiones políticas, con charlas más fluidas y en total confianza.
El involucramiento de Milei en la rosca política fina no asegura ser suficiente y es un arma de doble filo. El Gobierno enfrenta una dura batalla para sostener el veto a las jubilaciones en el adverso Congreso. Y existe la posibilidad de que un eventual fracaso en ese u otros frentes debiliten su figura. Pero en Gobierno dicen que es un riesgo que está dispuesto a enfrentar, armado con la confianza que le sigue depositando la sociedad, principalmente gracias a las promesas de que se sostendrá la baja de la inflación.
Así como mostró predisposición al diálogo con los aliados al explicarles su veto a la ley de recomposición jubilatoria, anteyer, también mostrará mano firme con los propios. Las decisiones tomadas con diferencia de días de echar a los rebeldes Lourdes Arrieta y a Francisco Paoltroni de los respectivos bloques libertarios en ámbas Cámaras se tomaron en ese sentido. Aunque esto no significará, se atajan en el entorno el Presidente, que su teléfono y disponibilidad estará abierto para todos los temas de conflicto.
Por caso, dijeron que la pelea entre Marcela Pagano y Lilia Lemoine, que tuvo un nuevo rebrote esta semana, no forma parte de sus preocupaciones. “Ya son grandes. Que lo resuelvan entre ellas”, dijo un funcionario de la Casa de Gobierno el sábado por la tarde, cuando todavía resonaban en redes y en todos los programas de TV los mensajes que se habían mandado públicamente las diputadas. Esto a pesar de que ambas tienen una relación personal con el jefe de Estado.
Círculo íntimo y ampliado
Aunque sólo en un tramo, el asesor Santiago Caputo estuvo en la reunión del viernes, y en Balcarce 50 aseguran Milei lo sostendrá a su lado a pesar de los embates de Mauricio Macri. Sin embargo, el jefe de Estado ya decidió que quiere preservar el vínculo con el ex Presidente, sindicado como su “amigo” a viva voz por el vocero Manuel Adorni. Así que queda abierta la incógnita sobre cómo podrá conciliar las presiones del jefe de PRO, cada vez más cercano, y la resistencia del consultor político, teniendo en cuenta que una reconciliación entre ambos parece imposible.
Mientras tanto, Karina Milei, que había coqueteado con un intento de relacionarse con la dirigencia asociada, no volvió a dejarse contactar por miembros de otras tropas, y está dedicada a tiempo completo al armado electoral libertario, donde se siente más cómoda. Según aseguran, está por alcanzar la deseada personería para La Libertad Avanza en la Provincia para prescindir de los sellos que ayudaron a Milei a candidatearse.
Por último, sigue siendo un misterio el motivo por el cual Francos, después del triunfo de la ley Bases, y repetidamente ponderado por Milei, se apartó de su rol político. En Gobierno argumentan, una y otra vez, que se quedó sin “tiempo físico” para ocuparse de liderar de complejas negociaciones políticas desde que asumió la Jefatura de Gabinete en lugar de Nicolás Posse. La pregunta, entonces, es por qué Milei decidió que ocupara de ese cargo. No hay respuestas en Gobierno, pero juran que no hay un solo ápice de malestar de parte de su jefe. Por lo que quedaría por concluir que fue un error de cálculo.
El viernes, de todas formas, Francos participó del encuentro con los legisladores. Milei se decidió a sumarlo sólo unas pocas horas antes, sin mayores explicaciones por la demora, y no está definido si incrementará su vinculación con esos menesteres. “Veremos, se va a decidir sobre la marcha”, dijeron en su entorno. Pero se inclinaron por adelantar que seguramente siga dedicándose a tiempo completo a la Jefatura y que se consustancie en lo estrictamente político sólo cuando amerite. Es decir, cuando el primer mandatario lo necesite para apuntalar.