Las luces del MGM Grand Garden Arena fueron perdiendo fuerza hasta apagarse por completo para dejar paso a dos tenistas que brillan con luz propia. Rafa y Carlos. Nadal y Alcaraz. La leyenda contra el prodigio. Un cara a cara entre los dos siempre es garantía de éxito, de espectáculo, aunque no haya nada más en juego que ganar para reforzar la moral. El Slam de Netflix tuvo un final de película. Un partido así merecía acabar con suspense. Hubo que esperar al súper tie break para conocer al ganador. Finalmente, ganó (3-6, 6-4 y 14-12) Alcaraz, aunque eso es lo de menos porque la gente fue a ver show y es lo que tuvo.
Los creadores de este espectáculo lo llaman el Slam de Netflix, que es una manera grandilocuente de referirse a un simple partido de exhibición, pero a los estadounidenses les gustan este tipo de espectáculos ultraprocesados. Máxime si se celebran en Las Vegas y son auspiciados por alguno de sus grandes casinos, lo que siempre le confiere un enorme interés desde el punto de vista de las apuestas. La organización ofrecía a los aficionados la opción de poder entrenarse antes con los jugadores de forma individual e incluso compartir mesa durante una cena pagando 138.800 euros.
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El show de las exhibiciones
Todo bajo el paraguas de Netflix, que retransmitió el partido en directo por vez primera en su historia. El canal es novedoso, pero no así una dinámica que empieza a cobrar más y más fuerza. Mientras los torneos de perfil intermedio o bajo -ATP 250 o 500- comienzan a perder vínculo competitivo con el circuito, las exhibiciones van erupcionando en un calendario demasiado cargado. Concentradas antes a final de año en el marco de pretemporada, van incrustándose en la agenda tenística. Así comenzó la Laver Cup impulsada en su día por Federer que hoy en día ya aparece como un torneo más a disputar.
Rafa las mete hasta SIN MIRAR #ElSlamDeNetflix pic.twitter.com/ZgK9UVlCnH
— Netflix España (@NetflixES) March 3, 2024
“Estas exhibiciones cuentan con las mayores estrellas del mundo, como si fuesen un All Star. Diría que, más bien, todos estos torneos ATP250 que se juegan semana sí, semana también, sí que diluyen el interés en nuestro deporte”, exponía el australiano Nick Kyrgios. A las exhibiciones mediáticas, vendidas como show y espectáculo se suma la irrupción de Arabia Saudí que pone en jaque la estructura del tenis mundial. En otro deportes como el golf ya ha creado un circuito paralelo a los tradicionales y en el deporte de la raqueta planea albergar un Masters 1000, únicamente un escalafón por debajo de los Grand Slam.
Músculo económico árabe
Arabia Saudí va dando pistas de lo que es capaz. Primero organizó exhibiciones en diciembre durante las pretemporadas, luego se hizo con las Next Gen Finals, pronto anunciará el Masters femenino, y en octubre celebrará en Riad la primera edición del ‘6 Kings Grand Slam’, un torneo de exhibición que reunirá a seis de las mejores raquetas del planeta. Allí estarán los tenistas más reconocidos y reconocibles del momento. En el cartel están Novak Djokovic, Rafael Nadal, Carlos Alcaraz, Jannik Sinner, Daniil Medvedev y Holger Rune, seducidos por la gratificación económica a percibir.
Aunque sea un torneo de exhibición, las cantidades a repartir superan con creces la de los Grand Slams. Irían desde los 1,4 millones de euros por participar hasta los 5,6 para el ganador. El dinero es sumamente atrayente para convencer a las grandes figuras de participar en este mini campeonato Para poner ese montante en perspectiva bastan un par de datos. Sinner se embolsó recientemente 1,9 millones de euros (2,04 millones de dólares) por su título en el Open de Australia. Tuvo que jugar siete partidos al mejor de cinco sets y pagarse una estancia de tres semanas para él y todo su equipo en Melbourne.
Si el italiano gana la exhibición de Riad -recordemos que no serán más de tres-cuatro días-, ganará una cifra tres veces superior. Pero puede que Australia -el Grand Slam que menos premios entrega- no sea el mejor ejemplo. Vayamos a Wimbledon, el torneo más prestigioso del tenis y el grande que más prize money reparte. Con su título de 2024, Alcaraz se llevó a casa un montante de 2,7 millones de euros, la mitad de lo que se llevaría en Riad. La pasada semana la ATP hacía oficial su estratégica y millonaria alianza con Arabia Saudí que rompía definitivamente las barreras de entrada al tenis. Fuegos artificiales y luces de neón, el espectáculo debe continuar.