Los cancilleres de Venezuela y Guyana, Yván Gil y Hugh Todd, se reunieron este jueves en Brasilia y se comprometieron a continuar el diálogo sobre la controversia en torno a la región del Esequibo “sin amenazas” y a abordar el Acuerdo de 1966.
En una declaración conjunta, en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña, ambos ministros se mostraron “satisfechos” con el resultado de este primer encuentro bilateral que estuvo mediado por el jefe de la diplomacia de Brasil, Mauro Vieira, y por representantes de organismos regionales e internacionales.
Tras el encuentro, Gil instó a Guyana a rechazar “interferencia” de terceros. “Rechacemos de plano la posibilidad de que terceras partes puedan interferir o puedan beneficiarse de una eventual discusión o una eventual controversia entre Guyana y Venezuela”, dijo el canciller venezolano.
La reunión es la primera de alto nivel entre las delegaciones de ambos países desde la audiencia que mantuvieron el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y su par guyanés, Irfaan Ali, el pasado 14 de diciembre en San Vicente y las Granadinas.
Las autoridades aseguraron además que no utilizarán la violencia, ni involucrarán a terceros en su disputa por las fronteras del territorio del Esequibo. “Coincidimos en la necesidad de seguir abordando el tema por la vía diplomática”, afirmó Gil.
La cita tuvo lugar en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, y fue mediada por el propio canciller brasileño, Mauro Vieira, y por representantes de los Gobiernos de San Vicente y las Granadinas y de Dominica.
El jefe de la diplomacia venezolana dijo el miércoles, a su llegada a Brasilia, que llegan con “espíritu de buena fe” y esperaban que la comitiva de Guyana arribara con el mismo ánimo.
Asimismo, recalcó que las conversaciones estarían basadas en acuerdos que contemplan “alejar la posibilidad de vincular potencias militares extranjeras” y encauzar todo el litigio en el marco del derecho internacional.
La controversia sobre el Esequibo, un área de 160.000 kilómetros cuadrados administrada por Guyana, rica en petróleo y minerales, se reavivó a finales de diciembre con la llegada a la zona de un buque de guerra británico, que controló ese país en la época colonial, en una aparente muestra de apoyo al Gobierno de Irfaan Ali.
Georgetown dijo entonces que la presencia del navío no representaba “una amenaza para nadie” y que estaba comprometido a mantener “relaciones pacíficas” con Venezuela.
La respuesta de Maduro fue el despliegue de 5.682 efectivos, 28 aeronaves y 16 embarcaciones, para una serie de ejercicios militares.
Sobre ese episodio, Brasil, que previamente había advertido que no quiere “guerras” en Sudamérica, manifestó su “preocupación” por las “demostraciones militares”, y subrayó que esas acciones son contrarias a los compromisos asumidos en San Vicente y las Granadinas.
El régimen de Maduro está inmerso en una campaña para “hacer tangible” la anexión al mapa venezolano de la región del Esequibo.
Realizó un referéndum el pasado 3 de diciembre y lanzó un plan de acción sobre la zona, que incluye el otorgamiento de licencias para la explotación petrolera y despliegues militares.
Guyana se ha mostrado inflexible a las demandas de Caracas y confía en la resolución del diferendo a través de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que se declaró competente para decidir al respecto.
(Con información de EFE y Reuters)