En el albor de su existencia, bajo el firmamento de un agosto de 1831, el espíritu más tarde conocido como Helena Blavatsky se materializó en este plano terrenal como Helena von Hahn. Su nacimiento en Dnipró, en el seno del misterioso Imperio Ruso, fue el comienzo de un viaje predestinado a alterar el tejido del conocimiento esotérico en occidente.
Hija del coronel Peter von Hahn y de la aristócrata novelista Elena Fadeyeva, Helena se crió en un caldero de culturas y pensamientos, nutriéndose de exóticos paisajes y literatura oculta. Esta niña, destinada a ser una faraona del pensamiento espiritual, mostró desde sus primeros años un aura de liderazgo, rebeldía y una sed insaciable por los misterios más profundos de la existencia. Cada cambio de residencia, impulsado por los deberes militares de su padre, fue un peregrinaje, un mosaico de experiencias que forjaron su percepción cósmica del universo.
Al alcanzar la edad de diecisiete años, Helena contrajo matrimonio con Nikifor Blavatsky, un funcionario que, aunque mayor en años, fue el catalizador necesario de su transformación personal. Este matrimonio, más un portal hacia su emancipación que una historia de amor, marcó el comienzo de su verdadero despertar.
La unión con Blavatsky fue breve; su espíritu indomable y visionario la guió lejos de las ataduras matrimoniales. Manteniendo el apellido Blavatsky como un talismán, Helena se embarcó en el Cáucaso hacia una odisea personal de ocho años que preludiaba su ascenso como una luminaria en el reino del esoterismo. En estos momentos formativos, ya se entreveía la futura sacerdotisa de la Teosofía, una mujer que desafiaría los paradigmas de su época y se alzaría como un faro de liderazgo femenino en un dominio hasta entonces gobernado por hombres. Estos años, velados en mística y transformación, fueron la forja de la leyenda que sería Helena Petrovna Blavatsky, una entidad cuyo legado resonaría a través de los siglos en los anales de todo aquello que se encuentra oculto, velado.
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El sendero de Helena Blavatsky hacia las altas esferas del esoterismo se desplegó con la llegada de su madurez. Los peregrinajes que emprendió, enriquecidos en el misticismo de sus relatos, hablaban de viajes por el Tíbet y exóticos rincones de Asia, cruciales en la alquimia de su visión del budismo esotérico. Las anécdotas que emanaban de su ser, cual oráculos, narraban episodios de una vida teñida por lo sobrenatural.
Entre ellas, se cuenta su tiempo en Nueva Orleans, donde se convirtió en una autoridad en el arte ancestral del vudú, y su supervivencia en dos naufragios que desafiaron al mismísimo destino. Descubrió el enigmático lenguaje de Senzar, una lengua ancestral olvidada, y vivió meses en un letargo profundo en un hospital georgiano, tras una caída de caballo, del cual emergió con poderes psíquicos desconocidos hasta entonces.
Su viaje, marcado por el fuego y la revelación, la llevó a luchar al lado de Garibaldi en Italia y a ser discípula de los enigmáticos Mahatmas Koot Hoomi y Maryar en el Tíbet, seres de sabiduría insondable y ontología dudosa que cimentaron las bases de sus futuras enseñanzas.
Al arribar a Nueva York en 1873, con 42 años, Blavatsky era una inmigrante más, envuelta en el velo de la anonimidad, cruzando hacia un destino aún no revelado. Pero en 1875, luego de algunas incursiones en un espiritísmo demodé, cofundó la Sociedad Teosófica junto a Henry Steel Olcott y William Quan Judge.
Esta fraternidad buscó tejer un tapiz universal de hermandad, más allá de razas, credos o castas, y se erigió como un faro para el estudio comparativo de la religión, la filosofía y la ciencia. Blavatsky no fue simplemente una administradora en esta sociedad; fue la chispa divina, la fuerza motriz detrás de su expansión filosófica y doctrinal, un faro de luz en el oscuro mar de la ignorancia.
Entre los vastos mares de literatura esotérica, las obras de Blavatsky Isis Desvelada y La Doctrina Secreta -cuyos seis tomos pueden descargarse gratis desde Bajalibros– se alzan como pilares fundamentales. Estos textos, intrincados como laberintos de sabiduría antigua, abarcan un espectro celestial de temas. Desde la interpretación mística de escrituras arcaicas hasta la crítica de la ciencia y religión de su era, Blavatsky tejió una urdimbre donde ciencia, religión, filosofía y arte convergen en una sinfonía de pensamiento unificado. Sus escritos sugieren una comprensión global y cíclica del cosmos, un universo donde lo visible y lo invisible se entrelazan en una danza eterna de conocimiento.
La noche de los tiempos
La Doctrina Secreta es un mosaico de sabiduría antigua, un compendio que entrelaza la ciencia, la religión y la filosofía, tejido con el hilo dorado de la Teosofía. Cada página, cada línea, es un reflejo del trabajo interno y la búsqueda espiritual de Blavatsky, quien, a través de sus viajes y estudios, recopiló las enseñanzas ocultas que forman el núcleo de esta obra.
Nos encontramos aquí con un universo donde la magia y la ciencia no son enemigas, sino dos caras de una misma moneda cósmica, revelando las leyes inmutables que rigen la existencia. La compleidad y extensión de esta empresa no puede reducirse a un solo discurso, pero Blavatsky definió explícitamente uno de sus principales objetivos de la siguiente manera:
“[…] rescatar de la degradación las verdades arcaicas que son la base de todas las religiones; y descubrir, hasta cierto punto, la unidad fundamental de la que todas brotan; oriental como occidental”.
El lector debe prepararse para un viaje que desafía los límites de la percepción ordinaria. Es una obra densa y enciclopédica, que presenta una cosmología que abarca las tradiciones místicas de Oriente y Occidente. Catalogada como la biblia Teosófica, Blavatsky afirmaba que el libro no era simplemente un escrito suyo, sino una recopilación de sabiduría intemporal que había recogido de diversos textos antiguos y de sus enseñanzas de los Mahatmas.
La bibliografía referida en sus páginas comprende un vasto catálogo de obras clave de la ciencia y el ocultísmo decimonónico (Eliphas Levi, Agrippa, Hermes Trimegistro, etc) así como referencias directas del oscuro Libro de Dzyan, un texto mítico perdido en la história muchas veces señalado como el primer libro escrito en la humanidad. Este libro no busca simplemente informar, sino transformar, llevándonos a un estado de conciencia donde lo material y lo espiritual se funden en una danza eterna. En estas páginas, Blavatsky desvela el velo que oculta la sabiduría arcana, ofreciendo una visión de la vida y el universo que despierta la intuición y el entendimiento interior.
Se publicó en dos volúmenes, el primero a finales de octubre de 1888 y el segundo muy probablemente en diciembre de 1888, sumando más de mil quinientas páginas. Hoy se publica en seis tomos, agilizando la lectura y complementada con escritos postumos, glosario y apéndices.
El primer volumen (tomo I Cosmogénesis y II Simbolismo arcaico universal), Cosmogénesis, trata del origen del universo. Blavatsky integra ideas científicas de su época, como la evolución, con conceptos esotéricos. Describe el universo como una entidad de existencia eterna que atraviesa periodos cíclicos de actividad y pasividad. Su concepto de cosmogénesis incluye la idea de las “razas raíces”, una controvertida teoría que sugiere que la humanidad evoluciona a través de diferentes etapas o razas, cada una con sus propias características espirituales y físicas. El primer volumen de La Doctrina Secreta está dividido en tres partes. Una exposición de la Evolución Cósmica, de la Evolución del Simbolismo, y del contraste entre la Ciencia y la Doctrina Secreta.
En el segundo volumen (tomo III), Antropogénesis, Blavatsky aborda la evolución de la humanidad. Aquí aborda la evolución espiritual y física del hombre, que según ella está guiada por una serie de maestros divinos. Esta evolución no es sólo física, sino también profundamente espiritual y moral, lo que refleja la creencia teosófica subyacente en la unidad fundamental y la interconexión de toda la vida. El segundo volumen de la obra de Mdme. Blavatsky trata del hombre.
La primera parte se ocupa del génesis, la segunda del simbolismo de las religiones (tomo IV), la tercera del contraste entre la visión ocultista y la científica de su evolución (tomo V). De estos, el primero se encontrará la resistencia más furiosa y despreciativa, porque, en resumen, ésta es la teoría: el hombre, tal como es ahora, con su naturaleza séptuple, no es más que un ser humano. Con su naturaleza séptuple -cuerpo físico, principio vital, “cuerpo astral”, alma animal, alma humana o racional, espíritu humano, espíritu divino – no fue creado de improviso completo.
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Finalmente, el sexto tomo, (Objeto de los misterios y práctica de la filosofía oculta) es un compendio de comentarios y enseñanzas adicionales, sirve como una guía para la interpretación y aplicación de los principios expuestos en los tomos anteriores. Este volumen cierra el círculo, vinculando las enseñanzas esotéricas con la búsqueda personal y colectiva de la verdad y la iluminación.
El corazón de La Doctrina Secreta late con tres temas centrales. El primero es la idea de una sabiduría antigua y universal, la “Sabiduría Antigua” o “Religión de la Sabiduría”, fuente de todas las religiones y filosofías. Blavatsky sostiene que las verdades esenciales de esta sabiduría pueden encontrarse en los mitos y enseñanzas religiosas de diferentes culturas, aunque a menudo estén veladas por el simbolismo y la alegoría.
El segundo tema central es la unidad fundamental de la existencia. Blavatsky explora la idea de que todo en el universo está interconectado y que todas las religiones y filosofías brotan de una fuente común. Esta visión unificadora desafía las perspectivas fragmentadas y sectarias, ofreciendo una comprensión más holística e integradora de la vida y el cosmos.
El tercer tema es la evolución cósmica y humana como un proceso espiritual y físico entrelazado. Blavatsky presenta un universo en el que la evolución no es un proceso meramente biológico, sino un viaje espiritual y moral, guiado por maestros divinos y marcado por etapas de crecimiento y transformación.
Este no es un libro para ser leído de manera superficial o apresurada. Requiere un enfoque meditativo y reflexivo, invitando al lector a trascender los límites de la percepción ordinaria y a sumergirse en un estado de conciencia liminal, iniciático. Así, nos embarcamos en un viaje a través de La Doctrina Secreta, un periplo por los mares del conocimiento esotérico.
Este viaje no solo pretende informar, sino también transformar, llevándonos a un lugar donde el conocimiento se convierte en sabiduría y donde las palabras impresas en el papel se transforman en llaves que abren las puertas del entendimiento. Que estas páginas sirvan como luces en nuestra búsqueda incansable de la verdad, guiándonos a través de los misterios de la existencia hacia una comprensión más profunda y espiritual del cosmos y nuestro lugar en él.
Una tierra sin caminos
En 1929, cuando la sociedad Teosófica era un participante activo de la geopolítica global, Jiddu Krishnamurti, un joven indio señalado por la sociedad como el próximo “vehiculo” de los Maestros del Mundo y criado como un dios en el seno de la elite londinense, proclamó frente a una audiencia extasiada: “La verdad es una tierra sin caminos”.
Esta frase sería su último mensaje como lider espiritual de la Teosofía y el principio formal de la llamada Nueva Era, un tiempo signado por la proliferación de una espiritualidad individual y “a la carta”. Hoy la teosofía se yergue como una antiquísima columna de luz, proyectando su influencia en un sinfín de creencias, terapias alternativas y prácticas que desbordan las definiciones clásicas de religión.
A través de las ondas invisibles y los hilos de Internet, los conocimientos teosóficos, antes custodiados en templos y textos sagrados, ahora fluyen libremente, disociados y alcanzando corazones en busca de iluminación en todos los variopintos rincones del ciberespacio.
La obra de Blavatsky no es solo un eco del pasado, sino un participante activo en la construcción de realidades y narrativas en nuestra era. La tarea del lector en este nuevo milenio es descifrar cómo estas influencias teosóficas han moldeado no solo las prácticas espirituales, sino también las percepciones de la realidad y la historia. Esto implica poner una atención crítica a la construcción y mantenimiento de estas narrativas alternativas y su relación con las estructuras de poder y autoridad.
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El panorama actual de la información, la postverdad e historia alternativas del siglo XXI, compone una era marcada por la fluidez de la realidad y el renacimiento de antiguos misterios. El lector debe explorar cómo las semillas de sabiduría teosófica, plantadas en el siglo XIX por Helena Blavatsky, han germinado en campos de pensamiento contemporáneos, dando vida a interpretaciones de la realidad donde lo subjetivo a menudo eclipsa lo objetivo, y las versiones alternativas de la historia florecen con vigor.
La Teosofía, con su visión integral del ser humano como una entidad compuesta de cuerpo, mente y espíritu, ha ejercido una influencia notable en el ámbito de las terapias alternativas y holísticas, una presencia que se ha intensificado en el vasto mundo de las redes sociales. Esta perspectiva ha inspirado una amplia gama de prácticas curativas, como el Reiki, la curación energética y la medicina ayurvédica, que se centran en la interconexión de todos los aspectos del ser.
En la era digital, estas terapias se han popularizado en plataformas digitales, llevando la sanación holística a un público más amplio y global. La medicina, influenciada por estos conceptos teosóficos, está adoptando una comprensión más profunda de la salud y la enfermedad, promoviendo en las redes sociales un enfoque holístico que trata al individuo en su totalidad. Esto se refleja en el creciente interés en prácticas como la homeopatía y la medicina natural, alineadas con las enseñanzas teosóficas sobre la interrelación de lo físico, mental y espiritual.
En el ámbito de la ecología, que ha encontrado una voz fuerte en las redes sociales, la visión teosófica de la interconexión de toda vida resuena profundamente, alineándose con la creencia en la Tierra como una entidad viviente y espiritual. Esto ha inspirado iniciativas de conservación y sostenibilidad para mantener el equilibrio del planeta.
Además, la práctica teosófica de la canalización y la comunicación con entidades espirituales ha encontrado un nuevo espacio en las redes sociales. Las afirmaciones de Blavatsky sobre la recepción de enseñanzas de maestros ascendidos han impulsado la práctica moderna de canalizar seres espirituales, enriqueciendo el discurso espiritual en foros digitales y abriendo nuevas perspectivas sobre la espiritualidad.
En la era de la información digital, esta doctrina de conocimiento oculto resuena profundamente, alentando visiones de la realidad moldeadas por emociones y creencias personales, en lugar de hechos indiscutibles. Las narrativas teosóficas, ricas en relatos de civilizaciones antiguas y maestros ascendidos, han irrigado el terreno de la historia alternativa, desafiando las interpretaciones académicas establecidas. Estas corrientes de pensamiento, adoptadas y adaptadas en el siglo XXI, argumentan a favor de líneas temporales ocultas, desde influencias extraterrestres en culturas antiguas hasta la existencia de continentes perdidos como Atlántida.
La influencia de la Teosofía se extiende más allá de los confines espirituales, infiltrándose en la política, la educación y los medios. En la política, se utiliza para legitimar agendas o desacreditar oponentes con apelaciones a conocimientos esotéricos. En educación, promueve un interés en enseñanzas alternativas, como la antroposofía, que desafían los currículos tradicionales. En los medios, la era digital ha sido un caldo de cultivo para la difusión de estas ideas, a menudo sin el filtro crítico del discurso académico.
Es crucial, sin embargo, reconocer que la influencia de la teosofía en el paisaje de creencias y espiritualidades actual no es una corriente unilateral ni omnipresente. Para algunos, puede representar una fuente de distorsión de la realidad, mientras que para otros, ofrece un camino de resistencia contra una visión del mundo excesivamente materialista y reduccionista, un llamado a reconsiderar los límites del entendimiento humano y a explorar dimensiones de la realidad más allá de lo tangible.