Los cuatro hombres acusados de organizar el atentado contra una sala de conciertos en Rusia, en el que murieron casi 140 personas, comparecieron el domingo ante un tribunal de Moscú acusados de terrorismo mostrando signos de haber sufrido palizas y torturas. Uno de ellos apenas parecía consciente durante la vista.
Los investigadores acusaron a Dalerdzhon Mirzoyev, de 32 años; Saidakrami Rachabalizoda, de 30; Shamsidin Fariduni, de 25; y Mukhammadsobir Faizov, de 19, de cometer un atentado terrorista con resultado de muerte. El delito se castiga con cadena perpetua.
La comparecencia pareció confirmar los informes de medios de comunicación rusos sobre torturas sufridas por los sospechosos, originarios de Tayikistán, tras ser detenidos.
Mirzoyev, Rachabalizoda y Fariduni mostraron signos de fuertes contusiones, incluida la cara hinchada. Rachabalizoda también tenía una oreja vendada. El cuarto sospechoso, Faizov, fue trasladado al tribunal desde un hospital en silla de ruedas y permaneció sentado con los ojos cerrados durante todo el proceso. Fue atendido por médicos mientras estaba en el tribunal, donde llevaba una bata y pantalones de hospital y se le vieron múltiples cortes.
La comparecencia en el tribunal fue mientras Rusia observaba un día de luto nacional por el atentado del viernes en la sala de conciertos suburbana Crocus City Hall, en el que murieron al menos 137 personas.
Torturas difundidas por los servicios de seguridad
Las imágenes de las torturas se difundieron en canales de Telegram afines a los servicios de seguridad rusos, algo que alimentó la sospecha de que se filtraron deliberadamente a los medios de comunicación.
“Desgraciadamente, la tortura es habitual. Lo que es inusual aquí es que las fuerzas de seguridad solían ocultarlo tímidamente. Pero ahora se enorgullecen de ello y, al parecer, ellos mismos difunden fotografías de torturas a canales amigos de Telegram”, dijo el periodista exiliado Dmirty Kolezev, editor del medio Republic.
En una de las imágenes se vio a quien parecía ser Shamsidin Fariduni echando espuma por la boca mientras yacía en el suelo de un gimnasio con los pantalones bajados y cables conectados a la zona inguinal. En el otro extremo están conectados a una radio militar alimentada por una batería de 80 voltios.
Un canal de telegramas vinculado a la fuerza paramilitar Wagner dijo que la foto de Fariduni muestra cómo “se lleva a cabo un interrogatorio ordinario utilizando un teléfono de campo militar TA-57, en lenguaje común ‘Tapik’. Al girar la bobina… se liberan descargas a través de los cables… de hasta 80 voltios, que a su vez se conectan al prisionero por los dedos, las orejas o los genitales…”. “Para un mejor efecto, el militante capturado debe ser rociado con agua”, agregó.
A otro de los sospechosos, quien parecía ser Rachabalizoda, le cortaron la oreja y lo obligaron a comérsela durante el interrogatorio, según medios rusos.
En uno de los videos, un hombre vestido de camuflaje presiona con la rodilla a Rachabalizoda, que yace boca abajo contra el suelo y se mete en la boca un trozo de su oreja cortada, antes de escupirla. También aparecieron imágenes en línea del mismo hombre ensangrentado siendo conducido a un automóvil por personas camufladas y con armas.
Los medios de comunicación rusos también difundieron videos que aparentemente mostraban la detención y el interrogatorio de los sospechosos, incluido uno que dijo a las cámaras que un asistente no identificado de un predicador islámico se le acercó a través de una aplicación de mensajería y le pagó para participar en la redada.
Consultado sobre las acusaciones de torturas, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo este lunes que dejaría “esa pregunta sin respuesta”.
Las autoridades dijeron haber detenido en total a 11 personas, entre ellas estos cuatro presuntos atacantes. Pero el perfil de los demás detenidos no está definido de momento. Peskov tampoco dio más detalles sobre estos otros siete arrestados, y se amparó en el argumento de la investigación en curso. Solamente indicó que de momento Putin no ha previsto visitar el lugar del atentado.
Dudas sobre las confesiones
Funcionarios del tribunal dijeron que Mirzoyev y Rachabalizoda admitieron su culpabilidad por el ataque tras ser acusados, aunque el estado de los hombres planteó dudas sobre si estaban hablando libremente.
“No tengo ninguna duda de que después de esto admitirán que la orden de matar a la gente en Crocus les fue dada personalmente por Zelensky”, dijo Kolezev, el periodista exiliado.
El grupo de derechos humanos gulagu.net, que desde hace una década denuncia la tortura generalizada en las cárceles de Putin, dijo que era “obvio que las sanciones por estas torturas, así como por la tortura de presos ucranianos, se dan desde lo más alto”.
“Si existen todas las pruebas y [se] han recogido, ¿por qué iba el FSB a torturar a los tayikos?”, se preguntó la ONG. “¿Para que carguen con la culpa y den una versión [de la atrocidad] que convenga a Putin y al FSB?”.
El atentado, el más mortífero en suelo ruso en años, ha sido reivindicado por una filial del grupo Estado Islámico. No obstante, el Kremlin dijo hoy que no le dará crédito a la reivindicación del ISIS mientras siga la investigación. Putin trató de vincular el atentado a Ucrania y afirmó que los atacantes fueron capturados cuando huían de ese país. Kiev ha negado rotundamente su implicación.
Mientras tanto, los equipos de rescate seguían registrando el edificio siniestrado y el número de víctimas mortales aumentaba a medida que se encontraban más cadáveres, mientras los familiares y amigos de algunos de los que seguían desaparecidos esperaban noticias. El Departamento de Sanidad de Moscú dijo el domingo que había empezado a identificar los cuerpos de los fallecidos mediante pruebas de ADN, afirmando que el proceso llevaría al menos dos semanas.
El atentado fue un duro golpe para Putin y se produjo pocos días después de que consolidara su control del país durante otros seis años en una votación que siguió a la más dura represión de la disidencia desde la época soviética.
El gobierno y las fuerzas de seguridad fueron duramente criticados en las redes sociales por ciudadanos que se preguntaron cómo las autoridades, que han reprimido implacablemente cualquier actividad de la oposición y perseguido a los disidentes, no pudieron impedir el atentado a pesar de las advertencias de Estados Unidos al respecto.