Varios hombres armados no identificados, mataron a nueve ciudadanos extranjeros en el sureste de Irán, cerca de la frontera con Pakistán, informó el sábado la agencia de noticias semioficial Mehr, en medio de los esfuerzos de los dos países para reparar los lazos después de los ataques de “ojo por ojo”.
“Según testigos, hombres armados mataron a nueve personas no iraníes en una casa cerca de la ciudad de Saravan”, en la provincia de Sistán y Baluchistán, indicó la agencia iraní Mehr.
Hasta el momento ningún individuo o grupo se había atribuido la responsabilidad de los tiroteos.
El grupo de derechos baluchis Haalvash dijo en su sitio web que las víctimas eran trabajadores paquistaníes que vivían en un taller de reparación de automóviles donde trabajaban. Otras tres personas resultaron heridas, añadió.
Los tiroteos ocurrieron cuando los medios estatales iraníes dijeron que los embajadores de Pakistán e Irán habían regresado a sus puestos después de ser llamados cuando los países vecinos intercambiaron ataques con misiles la semana pasada dirigidos a lo que cada uno dijo que eran objetivos militantes.
La empobrecida región ha sido durante mucho tiempo escenario de enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas de seguridad y militantes separatistas, así como de contrabandistas que transportan opio desde Afganistán, el principal productor mundial de la droga.
Irán tiene uno de los precios de combustible más bajos del mundo y esto también ha llevado al contrabando de combustible a Pakistán y Afganistán.
Irán y Pakistán se acusan mutuamente y con frecuencia de permitir que grupos rebeldes operen desde el otro lado de la frontera.
El 16 de enero, Irán atacó con misiles y drones a un grupo “terrorista” en suelo pakistaní. Pakistán respondió bombardeando a su vez a otros grupos insurgentes en Irán.
Ambos ataques causaron en total once muertos, en su mayoría mujeres y niños, según las autoridades.
También provocaron una breve crisis diplomática, en la que Pakistán retiró a su embajador en Teherán y anunció que el embajador iraní, que se encontraba en ese momento en su país, no podría regresar a Islamabad.
No obstante, los dos países anunciaron el 22 de enero que habían restablecido sus relaciones.
Los ataques despertaron preocupación en la comunidad internacional, ya intranquila por la tensión en Oriente Medio a causa de la guerra entre el movimiento islamista Hamas e Israel en la Franja de Gaza.
Más de medio millón de afganos abandonaron en los últimos cuatro meses Pakistán, cuyas autoridades habían decretado un ultimátum para el retorno a su país de aquellos en situación irregular, anunció la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Unos 500.200 afganos volvieron a su país entre el 15 de septiembre y el 13 de enero, según la OIM.
Las autoridades pakistaníes habían dado plazo hasta el 1 de noviembre para que los 1,7 millones de afganos en situación irregular se marchasen.
La represión contra la migración ilegal afecta principalmente a los afganos porque son la mayoría de los extranjeros que viven en Pakistán, aunque el gobierno dice que está apuntando a todos los que se encuentran en el país ilegalmente.
Entre 9.000 y 10.000 afganos cruzan cada día la frontera desde Pakistán. Anteriormente eran alrededor de 300 por día, según los equipos de las agencias en el terreno.
Muchos prefirieron partir por su propia voluntad antes que ser detenidos, internados en los centros de detención construidos para la ocasión y finalmente deportados.
Algunos de los afganos que se marcharon vivieron durante décadas en Pakistán, donde buscaron un refugio huyendo de los conflictos en su país.
Entre ellos, unos 600.000 afganos habían huido de su país tras el retorno al poder de los talibanes, en agosto de 2021.
(Con información de Reuters y AFP)