Cuando tenía 15 años y cursaba el colegio secundario, Zoe Hochbaum supo por primera vez lo que se conoció como los vuelos de la muerte, uno de los métodos de exterminio más oscuros de la última dictadura militar en Argentina. Le encargaron un trabajo de investigación que enseguida le quedó chico, hasta convertirse en una obsesión. No se limitó a la búsqueda en Internet ni a revisar material de archivo. Indagó en los tan mentados recovecos de Comodoro Py y activó un compromiso con la memoria y con los derechos humanos que mantuvo inquebrantable y, diez años después, logró plasmar en un documental.
“Esa niña de 15 años nunca se imaginó que hoy con 25, iba a estar estrenando un documental profesional”, le dice Zoe a Teleshow sobre esa idea que se volvió documental, con la dirección de Nicolás Gil Lavedra y producción de Orca Films. Traslados, rastrea en testimonios y material de archivo el origen y la ejecución del plan sistemático de la dictadura para arrojar a prisioneros vivos al mar. El título hace referencia al eufemismo utilizado por los represores para sellar el destino macabro de los detenidos. Una historia que Zoe repasa desde el hoy y desde el ayer, y se conmueve como si fuera la primera vez.
Hochbaum se muestra sorprendida por el cresecendo profesional que experimentó su curiosidad, pero es consciente de que no fue fruto de la casualidad. “Me obsesioné con el tema, no podía creer que eso haya pasado”, dice a horas del estreno, con los nervios típicos de la ocasión. Entre un momento y otro pasaron diez años, el tiempo necesario para conformar el equipo que pudiera plasmar todo aquello que flotaba en su cabeza. “Es un documental que, además de contar una historia real, está muy bien filmado, con una fotografía espectacular y muy agradable de ver desde lo estético, muy cuidado”.
Desde que pudo poner en palabras y objetivos aquella idea adolescente, Zoe supervisó “al cien por ciento” cada paso del documental. La dirección cayó en Gil Lavedra, a quien conoció cuando la convocó para trabajar en Las grietas de Jara y luego repitieron en La ventana del árbol y Ana Frank un unipersonal basando en la historia de la sobreviviente. “Nos hicimos muy amigos y nos dimos cuenta de lo buen equipo que éramos”, explica la actriz, que devolvió gentilezas cuando pensó en un director para “Como el mar”, la película que escribió con Gustavo Gerberg, y que se convirtió en número puesto a la hora de realizar Traslados. “No dudé un segundo. Era Nico también, porque lo admiro, pero sobre todo por su compromiso con los derechos humanos”.
Zoe trabajó codo a codo con la productora Luli Kramer. Seleccionaron una lista de entrevistados entre referentes de derechos humanos, comunicadores y sobrevivientes y a partir de sus relatos se articula Traslados. ”Contamos con una investigación de Eduardo Anguita y Daniel Cecchini, y en conjunto con Nico y el equipo de Orca nos fueron guiando en quiénes eran las personas indicadas para hablar”, explica sobre un listado que incluye desde referentes de los derechos humanos como Estela de Carlotto, Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel a sobrevivientes de la dictadura como Miriam Lewin, el juez federal Daniel Rafecas y el piloto y director Enrique Piñeyro, quien habla sobre el retorno en 2023 del SKYVAN PA51, uno de los aviones utilizados en estos vuelos. También destinó la música al uruguayo Luciano Superville -”Nico y yo somos fanáticos de él”- y que el tema original sea una versión de “Los Dinosaurios”, el himno de Charly García, interpretado por Vera Spinetta. “Ella es una genia, es mi amiga y ese tema no podía faltar”, aclara la productora.
“El documental no deja de ser una selección del exterminio”, profundiza Hochbaum. “Obviamente se tocan un montón de temas porque es inevitable contar el contexto, pero se eligieron los más importantes para demostrar que se trató de un plan sistemático, que lo que se conoció como los vuelos de la muerte no era algo casual de algunos días, sino que sucedía de manera absolutamente organizada”.
La actriz estuvo presente en algunos de esos registros y todavía la asalta la emoción al recordarlo: “Pocas veces vi tanta atención en un set. Eran rodajes duros, porque por más que el equipo es amoroso y eso hizo la situación más atravesable, eran testimonios horribles y angustiantes”, asegura, y da un nombre propio a modo de ejemplo: “Escuchar a Pérez Esquivel contar cómo estuvo secuestrado dentro de un tubo no es nada fácil. Y menos para los que dieron sus testimonios tantas veces, y hoy van a verse y escucharse en pantalla grande. Lo digo y se me pone la piel de gallina, imaginate lo fuerte que va a ser para ellos”.
—¿Y qué significa para vos estrenar un documental sobre este tema?
—Hoy tomo noción de la responsabilidad de lo grande que es este proyecto, y por grande me refiero a todo lo que abarca. No es una película de ficción, sin desmerecer a la ficción que es un proceso que no solo lo valoro sino que lo ejerzo. Pero tiene una responsabilidad más macro, abarca a toda una sociedad, y es como que estoy cayendo de a poquito en la inmensidad de este proyecto. Nuestro deber como ciudadanos, y en mi caso hoy en día como como productora, es aportar a esa verdad innegable para que, valga la redundancia, no se niegue. Y esto es un poco lo que está sucediendo ahora, que se están queriendo negar las cosas que pasaron hace 40 años. Se está queriendo volver a discursos que son aberrantes y que no podemos permitirlo bajo ningún punto de vista. Cada uno tiene su forma de militancia, y mi forma más efectiva es el cine, hacer una película.
—En este momento donde entran en juego recortes a la cultura parece ser una doble toma de posición.
—Por supuesto, está todo de la mano. Nosotros somos la historia argentina, somos el cine argentino y nadie nos puede quitar ninguna de las dos cosas. Y el cine tiene una correlación absolutamente directa con los derechos humanos, desde el suceso de Argentina, 1985 al Oscar que obtuvo La historia oficial. No es casual, es una herramienta muy zarpada para hablar de derechos humanos, para concientizar, para estar presentes y para militar.
—¿Qué te gustaría que pase con la película?
—Que la vea todo el mundo y que pueda construir memoria, sobre todo, para que los jóvenes sepan lo que pasó, que no lo olviden, que lo hablen. Eso construye la memoria y hace que no se vuelvan a repetir los mismos hechos. Tenemos muchísimas heridas en nuestra historia y se tienen que saber mundialmente, y para eso SIRVE haber estado en Cannes, y luego nos vamos a San Sebastián. El negacionismo histórico es peligroso, y creo que estamos viviendo un momento de líneas muy delgadas, que si se cruzan no tengo idea de lo que pueda pasar. Yo vivo en una burbuja de progres y de gente amable, pero te corrés un poquito de esa burbuja y escuchás discursos añejos. ¿Cómo puede ser que gente de 25 años piense de este modo? En este sentido, me parece que el cine es una manera un poco más amable, y con el que se puede llegar a una mayor cantidad de personas.
—¿Notaste algún tipo de resquemor o distancia al rodar un documental sobre este tema?
—Conté con mucho apoyo de todos lados, de muchas personas diferentes, tanto a nivel personal, emocional, económico. En ese sentido fue una película fácil de hacer, hasta me sorprendió la cantidad de gente que que apoyó la causa por amor al cine, pero también por una convicción con los derechos humanos. No la hicimos con el INCAA, entonces en ningún momento tuve que tener contacto con el gobierno actual para ver si para ver si me apoyaban o no. Sospecho que no lo hubieran hecho, pero por suerte no tuve que vincularme con ellos.
La realidad y la ficción
Mientras sueña en grande con lo que le deparará Traslados, que ya pasó por el Festival de Cannes e irá a San Sebastián, Zoe sigue cosechando los mimos de Como el mar. La película que escribió con GG, protagonizó junto a Sofía Gala y cuenta con la participación especial de Carmen Maura le valió el premio a panorama latino Festival de Cine Iberoamericano Miami 2024, entre otras satisfacciones como actuar junto a la diva del cine español. Durante un largo tiempo, la densidad de los vuelos de la muerte y la ficción derivada de una intrincada historia familiar convivieron en su cabeza creativa, con compromisos diferentes pero la misma pasión por la obra. “Es complicado. Hay un trabajo de soltar todo el tiempo y de aprender a delegar. Y por suerte tengo un equipo increíble y talentoso a mi lado”, agradece, a la hora de desentrañar ese Frankenstein que aprendió a surfear.
—¿Cómo se organizan los tiempos en esas situaciones?
—A mí no hay nada que me guste más que trabajar en equipo y con la gente que me rodea. Entonces hay algo de eso que se vuelve amable. Obvio que estoy todo el tiempo luchando con desdoblarme, y cuando estás actuando no pensar en producir, y viceversa. Son como dos personalidades que tengo adentro mío.
—¿Y esas dos personalidades se permiten proyectar? ¿Qué viene después de Como el mar y Traslados?
—Ahora estamos enfocados en el documental, que estará unas semanas en cartel y luego se verá en una plataforma. Y en noviembre comienza una nueva aventura, una ópera prima de Morena Fernández Quinteros, con la dupla de Miranda de la Serna y quien te habla y la participación especial de Lali Espósito. Así que se viene un viaje más divertido que los anteriores.
Traslados puede verse hasta el 22 de septiembre en Sala de Cine Arte Cacodelphia con funciones a las 17 y 21 horas. También se proyectará en Cinépolis Recoleta el 9 y 10 de septembre a las 13.15 y 19.30 y en Cine Gaumont, el 2 de octubre a las 20