Hoy se presenta la undécima entrega del segmento #VivaLaFamilia, el espacio que reúne a diferentes familias de figuras públicas para explorar algunos momentos que compartieron, repasar sus trayectorias desde la perspectiva de cada integrante y mostrar sus diferencias. A partir de una serie de preguntas, los participantes también tienen la chance de jugar y divertirse; y, el público, de conocerlos un poco más.
En esta oportunidad, participaron Tomás Holder y su mamá, Gisela Gordillo, quienes dieron a conocer algunos aspectos de su vínculo familiar. Tras el ida y vuelta de preguntas, el exintegrante de Gran Hermano 2022 y del Bailando 2023 comentó: “Me sorprendiste y me hiciste llorar. No sabía que sentías esas cosas por mí”. “Todavía sigo emocionada”, respondió ella. Luego, se fundieron en un abrazo y se dijeron “Te amo”.
La primera en comenzar con la ronda de preguntas fue Gisela, quien le consultó su hijo en qué momento dijo: “Aguante mi vieja”. A corazón abierto, Tomás respondió: “Muchas veces. Cuando me di cuenta, dije: ‘Guau, qué mina luchadora’. Fue después de tu ACV, al ver que pudiste salir adelante. También volviste a trabajar y a darlo todo. Mostraste no solo tu fuerza como persona, sino también como mamá. Cuando me enteré de que estabas en el hospital, me puse mal. Yo sabía que no ibas a dejarnos solos y que la ibas a pelear”. Sosteniendo esa misma línea, el influencer destacó: “Y así fue. Como toda la vida, nunca nos dejaste solos. Siempre estuve orgulloso de eso”.
Tras el emotivo momento, la mamá de Tomás continuó con la siguiente consigna: “¿Qué es lo que más te molesta de mí?”. Si bien dudó en sincerarse, segundos después, el joven replicó: “Tu humor. También cuando te cuento cosas: espero una respuesta más comprensiva, más de madre. Y vos me lo explicás de una manera que no me gusta. Quizás lo recibo mal, pero siento que cada vez que querés corregirme algo, lo hacés de un modo en que no me llega. Entonces, no te escucho. Por eso pienso: ‘Listo, le cuento para descargarme’. Aunque sé que me lo decís con el corazón, no lo tomo como algo lindo”, concluyó Tomás.
Esto dio lugar a la reflexión de Gisela, quien compartió su punto de vista: “No quiero ser una mamá que te diga que todo lo que hacés está bien. Si veo que es malo o incoherente, te voy a comunicártelo. Tal vez no te lo digo de la mejor manera”, dijo ella, y el intercambio siguió. Si bien estuvieron lejos de coincidir, Holder comentó: “Lo sé y tenés razón. Pero siento que tu forma de transmitirlo no es la mejor. Yo lo haría con más paciencia y amor. Sin crucificarme. A veces, siento que estamos incomunicados. Por ejemplo, cuando me consultás por qué nos hablamos… bueno, es porque intento alejarme del maltrato, o de tu actitud. Por eso me fui de Rosario. Quería un poco de paz para mí. Recuerdo que, cuando vivíamos juntos, yo cocinaba todo el día porque entrenaba, y te molestaba porque llenaba la casa de olor. ‘Tomás esto sí’; Tomás esto no’, me decías”.
Sin dar vueltas, la mujer reconoció: “No. Lo que me molestaba es que no limpiabas ni ordenabas, nada. De hecho, cuando llegué a tu casa, recién, me puse a ordenar todo y pensé: ‘Este debe tener un quilombo porque se debe acordar de las veces que le decía de todo…’”.
Al referirse a su independencia, Tomás aseguró: “A mí me da mucha tranquilidad levantarme y no tener a nadie que me diga qué hacer. Es mi vida y me siento cómodo. Esa paz que tengo en mi casa y en mi aura, quizás a veces trato de no romperla cuando me comunico con vos o cuando en su momento hablaba con la abuela, que en paz descanse, y era todo el tiempo malas noticias”. Si bien le sacó una pequeña risa a su mamá, él aseguró: “Traté de alejarme de eso. Quizás no fue lo mejor, pero es lo que me salió y creo que cada uno hace lo que puede”.
Una vez que terminó la reflexión de Tomás, Gisela respondió la consigna y le dijo que le molestaba que fuera terco. “Te encerrás. Las cosas que te digo, como mamá, son por tu bien”, explicó la mujer y le recomendó comenzar terapia. Además, indicó que no logra entender algunas de sus actitudes. “Me duele que no vengas a verme a mí y a tus hermanos, que te extrañan”, remarcó.
“¿Qué te avergüenza de mí?”, le preguntó Holder. Ante su sorpresa, él aprovechó para acotar: “Tuve muchas cosas polémicas. Por ejemplo, un video…”. La mención de esto último obligó a Gordillo a ponerle un freno. “No, pero pará. El video sexual que todos me dijeron: ‘Ay, ¿cómo? Lo que hizo tu hijo’”. Rápidamente, él acotó: “Somos muy abiertos nosotros.”
A la par, Gisela aseguró: “No hay nada que me avergüence de vos. Es muy ‘sexo, piedra, sopa’, que es una frase que decíamos cuando era chico. Es normal. Me gusta lo que hacés, que te diviertas y cómo llevás tu vida. Yo no te voy a juzgar”. Por su parte, el exparticipante de Gran Hermano recapituló sobre su corta exposición mediática y respondió: “Yo no lastimo ni le hago el mal a nadie”.
En otro tramo de la charla, Gisela recordó cómo impulsó a su hijo para que buscara una salida laboral. “Hubo un momento en que te dije que tenías que trabajar. Si no vas a seguir una carrera, entonces te ponés a laburar. Ahí yo estudiaba coaching ontológico y no contaba con las herramientas para llegar a vos. Me senté, te escuché y me dijiste: ‘Dame un mes, te voy a demostrar que con esto salgo adelante’”. contó Gisela. Y siguió: “Te fuiste una semana, volviste y me dijiste que tenías que irte. No teníamos plata, y yo te dije que tenía cinco mil pesos, te di una lata de atún y unas galletitas de agua. Te tomaste el colectivo y me dijiste: ‘La voy a pegar’”.
“Me hizo muy mal cuando dejaste la casa. Nunca te lo dije, yo pensaba que ibas a Gran Hermano y te volvías. Al final decidiste no volver a Rosario. Ahí entendí el síndrome del nido vacío. Yo pensaba que solo le pasaba a los viejos, pero me ocurrió a mí también. Empecé a comer mucho, pesaba 57 cuando te fuiste y llegué a los 75 kilos”.
La sinceridad de su madre incentivó a que su hijo le contara cómo lidió con su mudanza. “Cuando salí del reality volví a Rosario. Ahí entendí que eso me iba a frenar por completo. Por quedarme allá, perdí varias oportunidades. Siento que instalarme en Buenos Aires me ayudó a conocer gente nueva y a abrir la cabeza. Quiero a mucha gente de mi ciudad, pero no volvería a vivir allá: no me siento más cómodo. Este es mi hogar y me voy a quedar acá para siempre”, dijo Tomás.
Nuevamente, Gisela tomó la posta: “¿Hay algo que quisieras decirme y nunca pudiste?”. Con la voz quebrada, Holder reflexionó: “No lo sé. De grande, no. Siento que de chico me hubiese gustado que la relación con mi papá hubiese sido distinta. Siempre lo pienso. Me hubiese gustado que estuvieran juntos. No se dio y yo siempre quise crecer en una familia”. Con un gran pesar, su mamá le respondió: “Perdón, me hubiese gustado dártelo”.
Pero no todo fueron lágrimas en ese momento, ya que el muchacho desvió el tema y le contó a su mamá: “Te compraría una casa. Siempre fue mi sueño ese. O sacarte del país. Si la puedo pegar, yo creo que lo voy a hacer. Me veo bien encaminado”. La sensibilidad de Holder dio paso a que Gisela sacara a la luz una de sus actitudes: “¿Sabés de qué me di cuenta? No sé si está bueno, pero demostrás amor mandando plata. El otro día le mandaste a tu hermana un celular iPhone, luego a tu hermano una PlayStation. Pero, tal vez no están esperando eso de vos… Por ejemplo, Miro, que es re tímido, no se anima a escribirte”.
Ante el pase de factura, Tomás se sinceró: “Con mi hermana me pasa que, si bien no la veo mucho, quiero que tenga todo lo que no tuve de chico”. Directa, su madre lo volvió a cruzar: “Vos tuviste un montón de cosas de chico. No te hizo falta nada. Una familia te hice faltar, pero económicamente no. Conmigo, también lo haces cuando sentís que, por ejemplo, yo te digo algo porque no nos vemos. Capaz que vas y me depositás plata y yo digo: ‘No, pero si no te estoy pidiendo plata’. Es culpa”.
A modo de cierre, el influencer recalcó: “Como no puedo estar físicamente, entonces lo estoy de otra manera”. Su madre agregó: “Es tu forma de demostrarlo”.
Fotos/Candela Teicheira.