A menos de un mes de su estreno en la pantalla chica, Survivor Expedición Robinson (Telefe) continúa dando de qué hablar. Con varios participantes fuera del juego, la competencia se va complicando cada vez más. En especial para el campamento Norte, que se tuvo que despedir de Tomás Piñero luego del último Concejo tribal entre los integrantes del equipo este miércoles por la noche. A horas de su expulsión de la isla, el piloto de avión de 28 años dio una nota a Teleshow en la que contó acerca de experiencia como náufrago.
El joven había llegado con expectativas a la isla: “Soy bastante tranquilo hasta que me salta la térmica. A los otros participantes les diría que se van a encontrar con una persona competitiva. Me banco que llueva, dormir en el piso, pasar frío y calor”, dijo el oriundo de la ciudad de 9 de julio en su video de presentación. Desde ese momento, Tomás dejó ver su lado fuerte ante los participantes. Estaba dispuesto a dejarlo todo, pero a medida que avanzaban los días, su ánimo empezó a declinar y con ello sus ganas de seguir en la competencia al punto que le pidió a sus compañeros que lo voten en el consejo tribal que decidió su eliminación.
—¿Por qué decidiste anotarte y ser parte de este certamen?
—Me decidí porque me gustan las competencias, me gusta el deporte, y también la supervivencia. Me llamó la atención la publicidad que salía después de Gran Hermano y cuando lo vi dije ‘¡me anoto!’. No lo dudé, me parecía muy zarpado.
—Previamente, ¿pensaste en sumarte otro reality?
—No, nunca me dieron ganas de entrar a Gran Hermano ni a ningún otro programa. Vi otros formatos de supervivencia y cuando vi que llegaba este me anoté. Total, no tenía nada para perder.
—¿Qué hacías en tu vida diaria que crees que te preparó para la supervivencia?
—Yo jugaba a rugby y hacía gimnasia cuatro o cinco veces por semana, así que para las competencias tenía una buena preparación y obviamente para la supervivencia tenía muchas herramientas. Pero después hay cosas incontrolables como el hambre, ya que había muy poca comida y se nos dificultaba hasta pescar, era inevitable. Después te bancas el calor, te bancas la lluvia, son cosas que pasan y hay que acostumbrarse.
—¿Qué fue lo más difícil de la experiencia?
—Para mí lo más difícil fue el tema de la comida. Yo sabía igual que era algo que se me iba complicar porque, por ejemplo, a mí no me gusta el pescado ni los mariscos, entonces sabía que cangrejo no me lo iba a comer. Era algo que me la venía venir, por lo que fue muy duro.
—¿Cuál fue el disparador que te llevó a pedirle a tus compañeros que voten por vos en el último Concejo Tribal? ¿Te arrepentís de irte?
—Tuvimos días bastante complicados con el tema de la lluvia, hacía mucho frío y había viento. Estábamos todos en una situación muy dura, y en una conversación con Juanchi (Juan Pablo Busilachi) le pregunté qué estaba pensando y cuando él me dijo que se quería ir fue como, me hizo considerarlo a mí también. Era el momento para aprovechar y si lo perdía no sabía cuándo lo iba a poder hacer. Esa charla fue lo que me llevó a tomar la decisión y creo que fue lo mejor que hice. A veces las decisiones son acertadas, a veces no, pero creo que en ese momento fue lo mejor.
—Ahora que estás afuera, ¿qué planeas realizar de acá en más?
—No tengo nada por ahora, pero me gustaría dedicarme al modelaje. Y después, las puertas están abiertas a todo lo que surja. Yo no le digo que no a nada, todo es bienvenido.
—¿Qué te llevas de tu experiencia como parte del naufragio?
—Me llevo las amistades, obviamente. Después, el aprendizaje de que muchas veces no nos damos cuenta de los momentos que estamos viviendo y los pasamos por alto. Estamos mucho con el teléfono y ahí en la isla te das cuenta que en esos momentos se disfrutan un montón cuando no lo tenés, por lo que hay que valorarlo.