A los 78 años, Jorge Troiani vivió una transformación radical después de atravesar momentos difíciles, incluyendo una profunda depresión y dos caídas en su casa de Belgrano. Junto a su sobrina, Carla optó por mudarse a una residencia geriátrica, donde encontró una nueva perspectiva de vida.
En diálogo con Teleshow, el reconocido actor, imitador, humorista, relator deportivo y locutor elogió el cuidado recibido en la residencia, destacando la cercanía de su sobrina y la atención médica que mejoró su salud mental. Su decisión final de trasladarse se basó en la necesidad de estar más acompañado en este momento de la vida.
A pesar de residir en este nuevo entorno, Troiani no se aparta del escenario, anticipando futuras actuaciones teatrales que lo mantienen conectado con su pasión y el cariño del público. Su carrera artística, marcada por destacadas colaboraciones en radio, televisión y teatro, evoca una nostalgia por la época dorada del espectáculo argentino.
Nacido en la ciudad de Rosario en 1945, Jorge es hincha de Boca, aunque augura que siempre le vaya bien a los equipos de su ciudad natal. No es de Newell’s ni de Rosario Central, pero quiere que logren buenos resultados.
En la charla, relata una infancia marcada por su espíritu travieso y creativo. Nacido en un taxi cerca del Parque de la Independencia, su familia se trasladó a Buenos Aires cuando tenía solo cinco años. Desde temprana edad, mostró su talento imitando a maestros y profesores, mientras disfrutaba de travesuras con amigos y participaba en actividades deportivas, como el fútbol.
Su pasión por el show lo llevó a realizar espectáculos, ganando reconocimiento en festivales escolares y atrayendo la atención de profesionales de la industria. Así, comenzó su exitosa carrera en programas de radio y televisión, destacando su participación en La Revista Dislocada. Después claro, una vez convertido en artista compartió sus habilidades con grandes de la escena que van desde Alberto Olmedo a Jorge Porcel, pasando por Moria Casán, Zulma Faiad, Jorge Corona y Tristán, hasta su gran compañero y compinche en películas como Los colimbas al ataque y Rambito y Rambón, primera misión, el entrañable Carlitos Russo.
Telecataplúm, Telecómicos, Los hijos de Lopéz, Mesa de Noticias, Feliz Domingo y Ritmo de la Noche fueron algunos de los tantos programas en lo que fue parte el actor. Y no podemos dejar de mencionar El Telo y la Tele, la película de Hugo Sofovich con la cual debutó en la pantalla grande.
—¿Cómo estás?
—Disfrutando de mi nueva vivienda y siempre atendiendo alguna llamada o para algún evento o alguna fiestita y acá estoy. Tenemos próximamente dos shows en junio, uno en un restaurante y otro en el Teatro Almirante Brown de La Boca.
—¿Estás viviendo en una residencia geriátrica?
—Sí, hace dos meses. Es por una cuestión de que tengo que estar cerca de mi familia. Hasta hace un tiempo, estaba viviendo con una enfermera en mi casa en Belgrano, pero ahora mi sobrina (Carla) me trajo hasta acá. Tengo más movilidad, más atención y ella no tiene que viajar tanto para realizar algunas cosas. La residencia queda en Remedios de Escalada (Lanús).
—¿Cómo te sentís en ese lugar?
—Te digo que me siento muy bien. Tengo una habitación para mí solo y escucho a los abuelos –que comparten el lugar- decir cosas muy emocionantes…
—¿Y cómo es un día en la residencia?
—Hago lo que quiero… No me acuesto muy tarde, me levanto alrededor de las 9 o 10 de la mañana y tengo preparado el desayuno. Después tenemos algunas actividades, viene el psicólogo, también hay una chica que canta y están los doctores que vienen permanentemente a visitarte, están atentos a todo. Por más que esté sano, gracias a Dios, igual me atienden.
—¿Te hiciste de compañeros o amigos?
—Todavía no te puedo decir amigos, pero hablo con todos. Por ahí te quedas media hora charlando con una abuela y le pregunto ‘¿dónde ibas a bailar?’ Y me dice a los lugares que yo iba como Bamboche, Pinar de Rocha…
—¿Seguís trabajando?
—Es extraordinario seguir trabajando con Noemí Alan, con Iván Russo, El Linyera, La Tota Santillán y un grupo de chicas muy agradables. La verdad que es muy bueno y me da una gran satisfacción espiritual laburar en el teatro y tener estos compañeros.
—Hace un tiempo atrás, ¿estuviste un poco depresivo?
—Sí, más que depresivo, estaba preocupado porque era como que estaba en el túnel del subte y la estación no aparecía nunca. Ahora estoy en una situación buena, superando las difíciles porque uno se prepara para eso, y aparte estoy muy bien atendido.
—¿Qué te pasaba? ¿Por qué estabas preocupado?
—No sabía que se podía avecinar y que vendría en el futuro. Te imaginás que estás solo, pero empecé a darme cuenta que puede salir y bueno… acá estoy. Fue muy importante este traslado para estar cerca de mi sobrina. Ella me rescató, me explicó bien la situación y acá estamos los dos tirando para adelante, más allá de que tiene su familia, sigue actuando muy bien conmigo. Cada tanto, me viene a buscar en su auto y me lleva a comer a su casa, estamos a cinco minutos de distancia.
—Económicamente, ¿cómo vivís?
—Tengo una jubilación y un sueldo de SAGAI por las películas que repiten en Volver. No me dejaron solo y me están acompañando, y a eso hay que sumarle alguna otra repetición en televisión que también me la están pagando.
—Con el paso del tiempo, ¿te arrepentís de algo?
—Me arrepiento de haber podido hacer más cosas (risas). Pero, igualmente, ese aspecto no me puedo quejar porque laburé en las mejores compañías y en los mejores espectáculos, y siempre tuve la suerte de estar en programas de mucho rating. Y un poco mi vida fue relatar porque así lo hice en Cebollitas, con Marcelo Tinelli en Ritmo de la Noche y en la película que ganó el Oscar, El secreto de tus ojos. La verdad que fue muy importante para mi relato.
—El espectáculo que estás haciendo, ¿es revisteril?
—Es una mezcla de todo. Tiene revista, humor y música, se llama Se armó la gorda y nos va muy bien. Ya tenemos todo vendido para las próximas presentaciones de junio.
—¿Pensás que la revista es un género que tiende a desaparecer?
—Cambió mucho la mentalidad. Los pibes de 20, 25 años están con la computadora, están con las redes sociales, es como un canalcito que aparece en los celulares.
—¿Hoy qué te hace reír?
—Me hace reír la sorpresa, la espontaneidad rápida y la salida de cada humorista. Por ahí (Rodrigo) Vagoneta te cuenta un cuento tarado y te reís. Y por ahí un humorista que no es tan bueno te sale con una salida graciosa y te reís. Pero no se pueden comparar con (Jorge) Porcel y (Alberto) Olmedo y los humoristas uruguayos que eran unos fenómenos y algunos son porque todavía viven. Pero el humor argentino nunca se va a perder porque la vida, te la deja picando a cada momento. Lo que hay una cantidad de imitadores impresionante y todos son muy buenos como Fátima Florez. No solamente la voz, sino los gestos, los movimientos típicos que tiene una persona.
—¿Tenés relación con algunos compañeros de tu época o generaste alguna amistad con ellos?
—Tengo una amistad muy grande con Jorge Corona, hice muchas temporadas con él. También cada tanto me hablo con Nito Artaza y con Osvaldo Príncipi hice una amistad muy buena cuando nos conocimos en Ritmo de la Noche.
—¿Te gustaría hacer temporada otra vez en Mar del Plata?
—¡Cómo no voy a tener ganas! Pero viste cómo es esto… Tenés que estar en Mar del Plata dos meses, cumplir con los remedios porque no hay que olvidarse de tomarlos. Pero si se organiza bien todo, no tengo ningún problema.
—¿Hace mucho que no vas a Rosario?
—Estuve hace un año y medio. Fuimos a hacer una presentación con Jorge Corona, es una ciudad que me encanta porque tiene unos restaurantes y una costa que es impresionante. Y tiene dos equipos de futbol que tienen una tremenda convocatoria.
—¿Qué opinás de los hechos de violencia que se generaron en los últimos tiempos?
—Que lástima que la eligieron para hacer eso. No son ningunos tarados. Siempre digo que Rosario es la Chicago Argentina porque es una ciudad para hacer de todo… Es un hermanito que tiene Buenos Aires.
—¿Cómo ves la situación del país con Javier Milei como presidente?
—Lleno de sorpresas. Nunca imaginé que este presidente iba a cantar en el Luna Park. Mientras haga sorpresas y no robe… También hay que dedicarse al país. No soy muy político y tampoco defiendo una bandera política, pero defiendo la bandera argentina, que es lo mejor que hay. Yo quisiera que sea como un equipo de fútbol que el técnico sea bueno y ganemos, y con el Presidente lo mismo quiero que sea bueno y gane.
—A pesar de que nunca te casaste, ¿con qué famosa tuviste una relación amorosa?
—El que se conoce y que lo dice ella, fui pareja con Carmen Barbieri durante un año y medio. Es muy buena gente y tiene un talento increíble. El padre era un fenómeno y un gran artista y tuve una amistad, él era muy aconsejador y de alentarte permanentemente, se fijaba en todos los detalles hasta cómo tenías que lustrarte los zapatos para estar en el escenario.