Proveniente de una familia llena de talentos, y portador de un apellido ligado hace décadas al espectáculo local, Dante Ortega encontró su propio lugar y ya da sus primeros pasos en el ambiente artístico. El hijo mayor de Sebastián Ortega y Guillermina Valdés dejó en claro su intención de destacarse ante los reflectores spor sus propios medios y hasta se probó en otros trabajos que nada tienen que ver con el arte. Todas sus decisiones están amparados por sus padres, quienes lo apoyaron desde el primer momento, tanto en sus proyectos profesionales como en las cuestiones más personales.
El joven de 23 años abrió su corazón a la hora de ser entrevistado en Herederos, un segmento del noticiero de Telefe. Ante la periodista Gisela Busaniche, el muchacho contó cuál fue la reacción de sus seres queridos al referirse a su intimidad. La consulta se dio a la hora de elegir quién era su tío preferido, a lo cual no dudó y explicó que era Julieta Ortega. “Siento que desde chico fue con la que más vínculo tuve y, de hecho, fue la primera que le dije ‘che, Juli, me gustan los hombres’. Creo que se lo conté primero a ella antes que a mi papá y a mi mamá”, expresó Dante con total sinceridad. “Y, bueno, me escuchó y me dijo ‘ya sabía’”, agregó, divertido, a la hora de rememorar la reacción de la actriz.
“¡Qué fuerte ese lazo con Julieta!”, destacó la periodista celebrando ese vínculo entre tía y sobrino. Acto seguido, el artista pasó a mencionar cómo se lo tomaron los miembros restantes de su familia a la hora de hablar abiertamente sobre el tema. “Lo recibieron bien. Creo que en el momento en que quería decir, ya lo que pensaran no me iba a importar, lo tomaron con mucha naturalidad. Mi abuela tal vez quiere entender ‘¿cómo conocés un chico? Porque yo no sé mucho’. Pero ella también se lo imaginaba… Mi familia me deja ser feliz y es buenísimo. Yo lo conté no para que me acepten, sino para que lo sepan”.
En una charla tiempo atrás con Teleshow, Dante contó cómo era esto de nacer, crecer y vivir en una familia de artistas, con un linaje que se remonta a sus abuelos Palito Ortega y Evangelina Salazar: Cuando voy a comer los domingos a su casa o cuando pasamos tiempo juntos, lo veo como mi familia, algo normal. Ahora, cuando voy a ver un show Palito, cómo la gente canta sus canciones, como se emocionan las fans, lo que genera, llenar un Luna Park en semanas y con 80 años… digo: ‘¡Guau!, muy pocos pueden hacer esto’, y eso es la persistencia, la pasión”, explicó el músico.
En ese punto, los sentimientos se potencian: “Realmente, me emociona saber que tengo un abuelo así, que haya hecho lo que hizo. Y ahí tal vez sí digo: ‘Esto es diferente, no se ve todos los días y es un privilegio haber nacido en una familia de artistas como la que tengo’. Pero yo lo vivo muy normal”, admitió. En el mismo sentido, agradeció la imposición paterna de no tener cuentas públicas en las redes sociales hasta cumplir la mayoría de edad. “Hoy se lo agradezco un montón, porque tal vez de chicos no sabemos manejar bien esas cosas. Nos cuidaron un montón, entonces la exposición no la viví tanto. Pude tomarme colectivos para volver a casa, no me jodían en la calle… Siento que tuve una infancia y adolescencia común, como la de todos los chicos”.