Después del drama, Guillermo Panizza se reencontró con los médicos que salvaron su vida en pleno vuelo: “Increíbles profesionales”

Guillermo Panizza
Guillermo Panizza junto a Erik Manuel Cabrera Castedo y Sergio Papier, los médicos que le salvaron la vida (Instagram)

A fines de julio, el periodista Guillermo Panizza sufrió un “síncope convulsivo” arriba de un avión, mientras viajaba hacia unas vacaciones acompañado por su familia. Ante esta situación, dos médicos le salvaron la vida en pleno vuelo y se ordenó que el avión realice un aterrizaje de emergencia en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para que el notero de Telefe Noticias sea internado.

Tras su recuperación, Panizza retornó a Buenos Aires acompañado por su familia. En las últimas horas, el comunicador compartió en sus redes sociales cómo fue el reencuentro con los médicos que lo ayudaron durante en ese dramático momento. Erik Manuel Cabrera Castedo, un reconocido neurocirujano recibido en la UBA, y Sergio Papier, un prestigioso especialista en medicina reproductiva, fueron sus “ángeles”, tal como los definió el periodista.

Panizza se juntó a tomar un café con ellos y decidió compartir el momento en su cuenta de Instagram. A través de un posteo remarcó su agradecimiento junto con una sentida reflexión. “Un encuentro, un agradecimiento. Conocerlos. Saber de ellos. Agradecerles otra vez. Sergio cuenta que llegó agotado al congreso del que participó después del estrés de la asistencia en el avión. Erik Manuel tuvo que contener a su familia porque había quedado impresionada, antes de llegar a sus vacaciones”, comenzó escribiendo el periodista en la publicación que armó junto con una foto en la que aparece abrazado a ambos galenos.

GUILLEMO PANIZZA
Guillermo Panizza durante su internación en Bolivia (Instagram)

No me van a alcanzar los días para agradecerles su gesto, su acción. Nos propusimos seguir viéndonos. Me quedé con ganas de saber todavía más de ellos, dos médicos prestigiosos y reconocidos en fertilización asistida y neurocirugía. Sergio sabe lo que es superponerse a la adversidad, Erick trata casos tremendos todos los días. Me dijeron que hicieron ‘simplemente’ lo que correspondía. Para mí hicieron lo máximo que se le puede pedir a alguien. Ayudar y socorrer en un contexto complejo”, expresó Panizza a continuación. “A ellos, siempre, gracias. Ojalá todos tengamos siempre cerca un Sergio y un Erick como estos dos increíbles seres humanos y profesionales”, cerró en la emotiva publicación.

El 23 de julio de 2024 a las 4.32 quedará grabado en mi memoria”, había contado Panizza en su cuenta de Instagram tras recuperarse de la repentina internación en Bolivia. “Habrán pasado poco más de tres horas cuando, dormitando, empiezo a tener sensaciones extrañas. Mucho calor, palpitaciones, náuseas. En pocos segundos, sentí como si me hubiera apagado, todo se puso negro, no puedo calcular cuánto tiempo, los recuerdos desde ese momento se tornan difusos”, describió el periodista acerca de lo que sintió en pleno vuelo.

Guillermo Panizza
El posteo de Guillermo Panizza junto a los médicos que lo salvaron en pleno vuelo (Instagram)

“Mis movimientos convulsivos y los gritos despertaron a Giselle, mi pareja, y desde acá toda la referencia a la situación parte de su relato. El pedido de ayuda, un pasajero a mi lado que asiste —luego supe que era conocido de Rodolfo Barili—, la desesperación de mis hijas, dos médicos que acuden a mi asistencia. Me quejaba de un fuerte dolor en el pecho, me faltaba el aire. Atentas y eficaces, las azafatas acercaron un tubo de oxígeno. Dos pasajeros médicos ordenaron el panorama e intentaron tomar una decisión. Personal de a bordo pidió la presencia del comandante: había que resolver”, detalló.

En la publicación, Panizza agradeció a todas las personas que ayudaron a contener a su mujer y sus hijas durante su internación e hizo foco en su colega Diana Deglauy, quien viajaba en su mismo vuelo y dio aviso a Buenos Aires para que se desencadenara toda una red de contención en torno al periodista y su familia.

“La soledad de la internación en terapia intensiva, los ruidos, los protocolos, los cuidados, los pinchazos, el miedo… Sí, el miedo y mucho a que pueda volver a pasar. La cabeza que no deja de trabajar. La culpa por haber frustrado las vacaciones a la familia, las dudas sobre lo que vendrá, el desafío de una nueva vida a empezar”, contó.

“Nada como estar en casa, después de tantos estudios y temores, después de esos cinco días de incertidumbre, tratando de determinar qué pudo producir un ‘síncope convulsivo’, posiblemente por una arritmia según los médicos de Santa Cruz de la Sierra”, describió sobre lo que le dijeron en la clínica, a la vez en que le agradeció al personal médico.