En la historia de la televisión, un sinfín de niños pasaron por estudios de grabación con el objetivo de hacer carrera como actores. Sin embargo, como si se tratase de magia, algunas de ellos desaparecieron de los medios. Facundo García Parolari, protagonista de Supertorpe (Disney Channel) es uno de ellos. Si bien tuvo apariciones pequeñas en otros proyectos, como Sres. Papis (Telefe) y Violetta (Disney Channel), sus fanáticos le perdieron el rastro. A más de una década de aquel papel que marcó un antes y un después en su vida, el joven dialogó con Teleshow y dio a conocer cómo fueron sus inicios en esta profesión y los motivos que lo llevaron a alejarse de la escena pública
“Yo lo recuerdo y lo cuento como algo anecdótico. Las amigas de mi mamá siempre insistían con: ‘Tu nene tiene ojos azules’ o ‘Tu nene se ríe mucho’. Ella nunca les prestó demasiada atención, hasta que cumplí cinco años y me llevó a un casting”, explicó Facundo sobre sus primeros pasos, que fueron en el mundo de la publicidad. En ese marco, el joven recordó uno de sus primeros trabajos en el exterior: “Mientras filmaba un comercial para una institución financiera en Brasil, tuve un pequeño accidente: me caí de un triciclo. Yo era chico, pero me acuerdo de que me regalaron juguetes y me dejaron dos días más en un hotel cinco estrellas frente de la playa. Además, el pago era muy bueno”, dijo. Y siguió: “Fue una experiencia muy mágica, como si me hubiera ido a Disney. Así que volví y lo primero que pensé fue: ‘Quiero hacer esto toda la vida’. No me lo cuestioné mucho más”.
Para Facundo fue clave tener el apoyo de su familia. “Como mi papá no podía acompañarme físicamente porque trabajaba mucho, la que estaba conmigo era mi mamá. Ella me acompañó durante toda mi carrera hasta los 17 años”, contó.
Pero más allá de enfocarse en desarrollar su carrera como actor, Parolari también mantenía sus estudios. En ese sentido, recuerda los extensos días en los que llevaba ambas aspectos a la par: “Cuando estaba haciendo Supertorpe, grababa mientras iba al colegio, que encima era doble turno y por ende me tocó rendir varias materias libres. Arrancaba mi día a las seis de la mañana y llegaba a mi casa como a las diez de la noche. Para ser un niño, tenía un ritmo de vida bastante intenso. Fue raro y cansador. Hoy en día no podría estudiar y trabajar a ese ritmo”.
Sin embargo, con el correr del tiempo y de los años, la actuación dejó de ser un simple hobbie para transformarse en una profesión. “En los últimos años que estuve trabajando, empecé a sentirme distanciado de la sensación de placer de trabajar en la actuación. Obviamente, había otras razones, como problemas económicos en mi familia. Por ende, la actuación ya no era una afición, si no una necesidad”.
Este no era el único aspecto con el que lidiaba el actor, sino que también se sentía preocupado la manera en la que la fama podría afectar su vida: “Nunca disfruté estar en el lugar de ídolo no me gustaba ser aquella persona que generaba fanatismo al estar delante de una pantalla. Siendo un adolescente estaba formando mis ideales, por lo que ese concepto me chocaba mucho. Recuerdo algunas anécdotas de mis excompañeros que tenían problemas para salir a la calle porque los fanáticos los volvían locos, les rompían la ropa, les tiraban del pelo, les gritaban, los perseguían, por lo que me generaba fobia. Llegué a preguntarme ´¿qué pasa si me vuelvo demasiado famoso y no puedo salir?´”. También recordó que, cuando se emitía la serie, un día entró a un local de comida rápida y todos se dieron vuelta para observarlo y hasta se acercaron a pedirle fotos, lo cual llegó a generarle cierta incomodidad.
Pero más allá de esta carga psicológica, el punto de inflexión llegó una vez que Facundo entró en la adolescencia: “Esa mezcla de necesidad de trabajo, de conseguir dinero y la controversia que me generaba convertirme en alguien que no soy, me hicieron sacar el gusto de algo que, en un principio, era lindo, fantástico. Cuando tenía cinco años, era mágico, pero conforme iba creciendo se perdió. Y en la adolescencia quería hacer mis cosas, no quería actuar, quería irme de joda, era tan solo un pibe. Estaba creciendo, empezando a conocer gente fuera del colegio, andaba en skate, volvía a altas horas de la mañana los fines de semana, ya no estaba tan pendiente de la rutina laboral, quería explorar otras cosas y se había vuelto una exigencia. Esto fue la gota que llevó a rebalsar el vaso”.
De la fama al anonimato
Así, paso a paso, Facundo se abrió paso a la televisión: “Pienso que fue trabajando. Lo digo desde mi ignorancia porque era chico en esa época. Más o menos a los 13, 14 o 15 años me empezaron a llegar más roles y, como hacía castings desde chico, los productores me llamaban. Con el tiempo me fui haciendo conocido en el ambiente y, cuando aparecía algo, me convocaban”.
“Pero, más allá de eso, siempre pasé por varios castings. Luego te llamaban a una instancia de taller en la que ibas a bailar, a cantar, a practicar guiones, sesiones de coaching durante dos semanas o un mes. A diferencia de una publicidad: había mucha preparación previa a firmar un contrato”, sostuvo respecto a su arduo trabajo para obtener los papeles que le tocó interpretar.
En cuanto a sus colegas con los que compartió proyectos, el exactor señaló que en la actualidad no están en contacto. “Cuando me alejé de la actuación, corté mi relación con todos: desaparecí. De hecho, soy muy difícil de encontrar en las redes sociales. Pero no porque hayamos tenido una mala relación, sino porque soy una persona que cierra por completo los vínculos”, aseguró. Y sumó: “Tampoco me gusta sentir que me estoy colgando de otro, en especial porque algunos de ellos son famosos y están establecidos en el medio; por lo que quizás me daba un poco de vergüenza hablarles después de varios años y decirles: ‘Hola ‘¿Te acordás de mí?’”.
Su presente alejado de los medios
“Estudié la licenciatura en Música, y estuve trabajando como productor musical y músico. Estuve bastante en los escenarios, pero a una escala completamente distinta, mucho más cerca de la escena under que de lo mainstream”, comentó Facundo, quien actualmente trabaja como analista de ciberseguridad para una empresa. “Después, mi vida diaria es como la de cualquier persona, tengo mis hobbies, miro series, entre otras actividades”, expresó.
Si bien en un principio aseguró que cerró las puertas de la actuación y se alejó, lo cierto es que sus ganas de volver palpitan dentro de él. “Hace un tiempo estuve trabajando en algunas producciones como sonidista y disfruté mucho el ambiente, haber vuelto de nuevo a estar en un rodaje, fue muy familiar. Yo tengo muy lindos recuerdos de la actuación, de la gente que conocía y de las experiencias, son memorias muy emocionantes. En algún punto, esa vía nunca está 100% cerrada. Sin embargo, hoy en día me aleja del ambiente que no tengo esa constancia, ya que tengo otro trabajo, una vida, una pareja, gatos, una casa que mantener, lo que se entiende como responsabilidades de adulto”, explicó al referirse a los motivos que no le permiten regresar a pleno a este oficio.
“No sé si ese tipo de proyectos me permitiría, en el corto plazo, solventar mis gastos y necesidades. Siempre está esa sensación de nostalgia y de familiaridad, que es linda, ya que no se cierra nunca esa etapa. Recuerdo que, hace un par de años, estuve sin trabajo y me agarraron ganas de volver, por lo que me metí en una publicidad de una cerveza, en un rol grupal, lo cual significó volver al ritmo de los castings”, comentó en esa misma línea.
“Uno va pasando por situaciones y si, de repente, me llaman para hacer una obra de teatro, para una fundación ad honorem, o para hacer una serie de televisión, capaz lo haría. Incluso, me gustaría hacer una película. Obviamente, estoy frío, tengo que volver a agarrar el ritmo, pero es un oficio que uno nunca lo deja”, cerró al recordar la “mágica” profesión que inició a temprana edad y marcó su vida.