Luis Caputo busca dar una fuerte señal fiscal a los mercados y aseguró que el déficit cero no se negocia

Argentina's Economy Minister Luis Caputo speaks during a press conference following a staff-level agreement with the International Monetary Fund (IMF) on the latest review of the country's $44 billion debt program, at the Economy Ministry building in Buenos Aires, Argentina, January 10, 2024. REUTERS/Matias Baglietto
Argentina’s Economy Minister Luis Caputo speaks during a press conference following a staff-level agreement with the International Monetary Fund (IMF) on the latest review of the country’s $44 billion debt program, at the Economy Ministry building in Buenos Aires, Argentina, January 10, 2024. REUTERS/Matias Baglietto (MATIAS BAGLIETTO/)

En medio de la fuerte pulseada política por el texto final del proyecto de Ley Ómnibus, Luis Caputo aprovechó dar una señal fuerte dirigida a los inversores. “El compromiso de llegar a déficit cero no va a cambiar, se apruebe o no la ley”, aseguró a través de la red social X.

Este compromiso tuvo impacto en los bonos, que mostraron subas de hasta 1,5%, en especial los más cortos. El riesgo país perforó por primera vez en mucho tiempo los 1.900 puntos básicos, tras una caída de 2,75%.

Bonos como el Global 2030 ya están operando en zona de USD 43, bien por encima de los USD 25, que fue el valor promedio a los que negociaron a lo largo de 2023. La incertidumbre electoral impactó muy negativamente en la deuda argentina, pero la victoria de Javier Milei y su discurso a favor de “respetar los compromisos” tuvo un efecto muy favorable en los bonos.

En medio de la discusión de la Ley Ómnibus, pero también con la reversión de la reforma de Ganancias, el Gobierno está dispuesto a pagar el costo por el impacto de las medidas en los bolsillos, particularmente de la clase media. Pero el mensaje que acompaña estas medidas claramente antipáticas es que la prioridad estará puesta en alcanzar el equilibrio de las cuentas públicas y que no hay margen para negociar.

Tuit Caputo

Caputo también aprovechó para pegarle a su antecesor, Sergio Massa. Los últimos números distribuidos por Hacienda sobre las cuentas del 2023 arrojaron un resultado todavía peor al esperado: un déficit financiero de 6,1% del PBI. Esto significa que el esfuerzo para alcanzar el equilibrio tendrá que ser mayor, tanto por el lado de reforzar los ingresos como del gasto. El ministro aludió además a un gráfico publicado por el economista Salvador Vitelli, que muestra que el déficit fiscal promedio en 57 años en la Argentina fue de 4% del PBI.

Dentro del proyecto de Ley Ómnibus hay una serie de medidas que buscan mejorar los ingresos fiscales, incluyendo el blanqueo (que finalmente será coparticipado), una moratoria y la posibilidad de pagar cinco años seguidos de Bienes Personales.

La discusión respecto a dejar sin efecto la fórmula actual de la movilidad jubilatoria va en la misma dirección. Si se la deja correr este trimestre, entonces habría una fuerte pérdida de los haberes por el pico inflacionario de diciembre (25,5%) y seguramente también el de enero (arriba del 20%). Obviamente, esto tendría una repercusión positiva desde el punto de vista una baja en el nivel de gasto.

Por otra parte, el Gobierno no quiso ceder y mantuvo la suba de retenciones para el complejo cerealero, que pasaría de 31% a 33%, mientras que se mantienen en 0% para las economías regionales.

La prioridad que se puso el gobierno de Javier Milei es alcanzar el equilibrio fiscal y está dispuesto a cumplirlo contra viento y marea, incluso asumiendo altos costos políticos por el aumento de la presión impositiva. Para colmo el déficit fiscal que dejó el kirchnerismo en 2023 fue de 6,1%, lo que obliga a mayores esfuerzos para cumplir con esa meta

La reversión de la reforma de Ganancias representa un 0,4% del PBI, según había detallado el propio ministerio de Economía al presentar el plan de equilibrio fiscal, ni bien asumió Milei. Todo indica que tendrá un rápido tratamiento en el Congreso.

Luego aparecen algunas alternativas para conseguir ingresos extraordinarios pero que difícilmente aporten algo en este 2024, tal como las posibles privatizaciones de empresas públicas (ya quedó afuera la más apetecible, que es YPF), o echar mano a activos del FGS de la ANSES.

Claro que el esfuerzo por llegar a nivelar las cuentas públicas es gigantesco y aún tiene resultados inciertos. El único antecedente desde la vuelta de la democracia fue el del plan Austral, que requirió ajustar en más de 5% del PBI en 1985, cuando ahora serían arriba de los 6 puntos. El impacto inicial fue muy bueno, pero no logró sostenerse en el tiempo, desembocando en la hiperinflación de 1989.

Más allá del buen comportamiento de la deuda y de los bonos, la tensión sigue latente en especial en el mercado cambiario. El dólar libre sigue al alza y tocó ayer un nuevo máximo nominal al llegar a $1.255, quedando la brecha en 50%.

La presión sobre el dólar refleja no solo la preocupación por las discusiones en el Congreso, sino además la falta de opciones para invertir en pesos, luego de la fuerte baja de tasas que dispuso el Banco Central ni bien arrancó el gobierno de Javier Milei. Sin opciones atractivas para quedarse en moneda local, el refugio en moneda extranjera es la única alternativa para muchos inversores.