En el marco de la política de corrección de precios relativos, se multiplican los motores de la inflación de cara a los próximos meses. Febrero será un gran mojón en ese sentido. Mientras las mediciones privadas advierten una desaceleración de precios, particularmente en alimentos, en las primeras semanas de este mes, el aumento anunciado en las últimas horas para el transporte y también para los servicios de gas y luz renovarán la presión para el mes que viene.
De los tres incrementos, el anuncio del boleto mínimo de colectivo a $270 y el de tren a $130, será el que mayor incidencia tendrá en el IPC del mes próximo.
Tras el dato de inflación de diciembre, que resultó menor al esperado (25,5%), las expectativas oficiales están centradas en febrero para cuando en el equipo económico pretenden ver una marcada caída de la inflación respecto del índice del mes pasado. “Cerca de la mitad, no mucho más de eso”, admiten es el objetivo. Es decir, por debajo de 15 por ciento.
No será un objetivo fácil de conseguir. El incremento en los servicios públicos impactará con fuerza en el índice del mes con una incidencia de al menos 7 puntos porcentuales, al menos en el impacto de primera vuelta. Eventualmente, quedará para el mes siguiente el efecto de segunda vuelta, es decir, el producido por el traslado a precios finales del aumento de costos por la suba de tarifas.
Según los cálculos del economista Julián Rojo, especialista en energía del IAE mosconi y del IIEP-UBA, la incidencia del aumento en el boleto de transporte público es del 4%, una suba que pesará mucho sobre los salarios. Rojo ofrece un ejemplo: “44 viajes de colectivo al mes serían casi $12.000. Eso es casi el 8% del salario mínimo, que tiene que actualizarse”.
Entre gas y luz, en tanto, con subas promedio que se ubicarán entre 300% y 400%, la incidencia sería de 3% puntos más, aproximadamente, según el experto. Tras la audiencia por el precio del gas hace 10 días, están convocadas para el próximo 26 y 29 las audiencias públicas para discutir el esquema de aumentos que regirá en febrero.
En el caso del transporte, se publicó en el Boletín Oficial la resolución correspondiente con el nuevo cuadro tarifario.
Según consta, el boleto mínimo pasará de los actuales $76,92 a $270 y servirá para viajar hasta tres kilómetros. La tarifa que le sigue (de tres a seis kilómetros, la más utilizada por los pasajeros del AMBA) se incrementará de $85,96 a $300,78, y la siguiente, de seis a doce kilómetros, llegará a $323,95 desde los $92,29 actuales.
Una novedad es que habrá un precio diferente, casi 60% más caro, para quienes usen tarjetas SUBE sin nominar, es decir, que usen la de un tercero o que no hayan registrado la suya a su nombre. Para estos casos, la tarifa propuesta parte de los $430 para el tramo más corto y llega a los $589,54 para el más largo.
La diferenciación entre tarjetas SUBE nominadas y no nominadas parece un esfuerzo del Gobierno por discriminar entre los usuarios por su nivel socioeconómico, en línea con el objetivo declarado de eliminar los subsidios al transporte generalizados para privilegiar los subsidios focalizados. Subsidiar no la oferta sino la demanda.
En el caso de los trenes, el uso de tarjetas SUBE sin nominar implicará pagar el doble de tarifa. Y las multas por evadir el pago del pasaje serán de 10 veces la tarifa máxima, es decir $2.080 en total. También se mantendrá la tarifa social, que paga el 45% del precio.