Con una nueva suba del dólar en todas sus variantes pero particularmente del contado con liquidación (CCL) que cerró por encima de los $1.310, la brecha cambiaria se consolida en torno a 60%, el mayor valor desde que, la semana pasada, se profundizó su tendencia al alza. La suba del billete, que en el caso del CCL alcanzó 35% desde que empezó el mes, ya es definida por diferentes analistas del mercado como una “corrida” no tanto por el nivel de su cotización sino por la velocidad y magnitud de la suba. La pregunta que manda ahora es no sólo hasta dónde llegará el precio y, eventualmente, cómo el Gobierno buscará frenarlo. Una tercera incógnita, a la que ningún operador está ajeno, es en qué momento llegará esa reacción oficial, Más precisamente, cuál será el disparador de un cambio o retoque de la estrategia del ministro de Economía, Luis Caputo, desplegada hasta el momento.
Para responder a esa pregunta, los analistas ponen parte del foco en el desempeño que pueda lograr el trabado debut del bono para los importadores, BOPREAL, cuya negociación en el mercado secundario comenzó a adquirir volumen en las últimas dos jornadas, lo que podría apuntalar las licitaciones del Banco Central hasta fin de mes. Si la autoridad monetaria logra acercarse a los USD 5.000 millones planteados como objetivo, se presume que será una señal que descomprimirá la presión sobre la brecha.
Pero la cuestión central, se advierte, pasa por el corazón de los problemas que enfrenta la economía argentina para alcanzar una estabilización: la falta de divisas. Desde esa perspectiva, la variable determinante para introducir modificaciones al esquema planteado por ahora será el nivel de compra de dólares del Banco Central, es decir, la capacidad de acumulación de reservas.
Cuando la combinación de la tasa de interés fuertemente negativa con una devaluación mensual de 2%, en un contexto de 20% de inflación promedio mensual muestre los primeros signos de agotamiento, ante una demanda de divisas comerciales que irá in crescendo en las próximas semanas. La señal de alerta será, entonces, cuando el Banco Central ya no pueda hacerse de los USD 100 a más de USD 200 millones diarios que logra comprar desde el ajuste del tipo de cambio oficial el mes pasado.
Por caso en la jornada de hoy, con un volumen de USD 308 millones, el BCRA compró USD 133 millones lo que dejó disponible para los importadores los USD 175 millones restantes. “No se nota un gran incremento en la demanda de importadores por ahora con el nuevo esquema del BCRA. El 13/2 se suma otro 25% de acceso de la categoría residual”, apuntó el analista del Grupo IEB, Nicolás Capella.
En cualquier caso, tarde o temprano esa demanda llegará. Con un CCL ya muy cerca de la cotización del dólar turista -$1.345-, se instala cada vez más cuál es el “límite” de Caputo y del presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
“Con la suba abrupta del CCL, la brecha cambiaria se disparó a un récord de la administración Milei. Por ende, el spread cambiario se acerca al umbral de 60% seteado por el Gobierno con el dólar tarjeta. ¿Será este el nivel de tolerancia? Creemos que el equipo económico recién reaccionaría al ensanchamiento de la brecha ante señales de tensión en el MULC. En otras palabras, cuando el BCRA merme significativamente su ritmo de compras o, en el extremo, pase a vendedor neto”, apuntaron desde la consultora PPI.
La pregunta siguiente es, entonces, cómo se dará esa reacción. En ese punto, la atención se centra inmediatamente en la tasa de interés, cuya corrección a la suba aportaría, según determinadas visiones, más beneficios que costos, incluído el de la credibilidad del Central
“Dado que hoy los activos en pesos muestran rendimientos negativos en niveles récord, una señal de recomposición de la tasa real de interés (suba de tasas), tendría un efecto marginal importante”, opinaron desde Consultatio en su último informe semanal en el que coincidió con PPI en calificar como corrida el actual movimiento del dólar financiero.