La celebración en Santiago del Estero tras ganarle el Trofeo de Campeones a Rosario Central es un recuerdo difuso, vago. En poco más de un mes pasaron muchas cosas en River. Y el escenario previo al arranque de la Copa de la Liga hoy tiene más dudas que optimismos, más interrogantes que ilusiones firmes: River cuenta con menos jerarquía individual que el año pasado, no dispone de tantas variantes como en 2023 y viene de protagonizar una pretemporada que no le dejó buenas sensaciones justo en el año en el que sus dirigentes esperan que la Conmebol confirme al Monumental como la sede de la final de la Copa Libertadores que se jugará el 30 de noviembre.
La pretemporada en Estados Unidos, justamente, tuvo un costo muy elevado para River. Ocurre que cuatro futbolistas regresaron lesionados a Buenos Aires: Gonzalo Pity Martínez sufrió una rotura de ligamentos que le demandará entre seis y ocho meses de recuperación, Manuel Lanzini volvió con un desgarro por el cual estará tres semanas afuera de las canchas y Santiago Simón se perderá al menos siete fechas por una luxofractura del primer metacarpiano de su mano derecha.
Si los trabajos de preparación generaron fastidios internos entre los jugadores, mucho tuvo que ver el frío que padecieron en Dallas, con temperaturas incluso bajo cero. Llamó la atención que a River lo haya tomado por sorpresa el factor climático: se supone que ese tipo de cosas se analizan previamente. Para la marca River no fue una buena noticia que el último partido de la pretemporada, la victoria 1 a 0 ante Pachuca, se haya jugado en el Toyota de Dallas, un estadio de fútbol americano. Las líneas demarcatorias propias de ese deporte le dieron un toque desprolijo al encuentro y expusieron a los dos equipos, que hubieran preferido jugar en el estado de Florida, donde las temperaturas oscilan entre los 10 y los 26 grados a esta altura del año.
Entre las bajas por los futbolistas que se fueron, los lesionados y los que están afectados al seleccionado argentino Sub 23 que juega el Preolímpico de Venezuela, Demichelis tendrá catorce ausencias para el debut en la Copa de la Liga del próximo domingo a las 19 frente a Argentinos Juniors en relación con el plantel del año pasado. Por distintas razones ya no están Enzo Pérez, Nicolás De La Cruz, Salomón Rondón, Jonatan Maidana, Emanuel Mammana, Bruno Zuculini y Matías Suárez. Pity Martínez, Manuel Lanzini, Ramiro Funes Mori, Milton Casco y Santiago Simón se recuperan de distintas lesiones. Y Claudio Echeverri y Pablo Solari están con el seleccionado Sub-23.
Por ello es muy posible que el domingo vayan al banco de suplentes varios juveniles: Daniel Zabala, Franco Mastantuono, Tobías Leiva, Ian Subiabre y Agustín Ruberto. Es más: Demichelis está tan encantado con el nivel de juego y la personalidad que muestra Mastantuono en los entrenamientos, que es muy probable que lo haga debutar oficialmente ante Argentinos ingresando desde el banco de suplentes.
Ante este escenario, los dirigentes de River trabajan contrarreloj para reforzar el plantel con al menos dos caras nuevas. Por ahora, la única incorporación es la del uruguayo Nicolás Fonseca, quien todavía tiene que ponerse a la par del resto del plantel física y futbolísticamente. Los nombres que están en el radar son Rodrigo Villagra, mediocampista central en conflicto con Talleres de Córdoba; Luciano Rodríguez, delantero de Liverpool de Uruguay; y José Manuel López, atacante argentino de Palmeiras. Además, a River le ofrecieron al uruguayo Agustín Sant’Anna, lateral derecho de Defensa y Justicia.
En ese marco, la dirigencia de River tiene un deseo firme: que la Conmebol confirme entre febrero y marzo al Monumental como la sede de la final de la Libertadores, prevista para el sábado 30 de noviembre. ¿Por qué se trata de un deseo tan potente? Porque River sabe que este año es imposible que Boca llegue a la instancia decisiva de la Copa: su máximo rival jugará la Copa Sudamericana. Descartada la posibilidad de una vuelta olímpica xeneize en el Monumental, en River entienden que es muy valioso no afrontar ese riesgo. Y ahora esperan que la Conmebol anuncie oficialmente algo que parece pagar dos pesos: la designación del Monumental como sede de la final.
River tiene menos jerarquía y menos variantes que en 2023. Los hinchas lo saben y por eso puede apreciarse bastante descontento contra la dirigencia en las redes sociales y los foros partidarios. ¿Podrá Demichelis potenciar a los futbolistas que todavía no rindieron en la medida esperada, tales los casos de Marcelo Herrera, Ramiro Funes Mori, Matías Kranevitter y Lanzini, entre otros? Eso será clave para que el equipo pueda disimular las partidas y la falta de refuerzos de renombre.
La prioridad volverá a ser la Copa Libertadores, en la que debutará recién en los primeros días de abril (el sorteo de la fase de grupos será en marzo). En segundo término le apuntará a la Copa de la Liga y luego a la Copa Argentina. Y en este primer semestre del año también tendrá la chance de sumar otras dos estrellas en dos finales a partido único: la Supercopa Argentina ante Estudiantes de La Plata (el 13 de marzo en Córdoba, Mendoza o Santiago del Estero) y la Supercopa Internacional frente a Talleres de Córdoba (el 16 de junio, posiblemente en Miami).
Un año cargado de competencias para River. Un año por ahora repleto de interrogantes y con un entrenador que siempre parece estar a prueba para una buena parte de los hinchas.