Michael Schumacher sigue luchando por su vida luego del grave accidente de esquí sufrido el 29 de diciembre 2013. Poco se sabe de él y hay hermetismo en su entorno. Una de las últimas personas que estaba con él antes del fatídico suceso es su hijo Mick, quien lo acompañó aquel día en los Alpes franceses. El piloto, años más tarde, corrió dos temporadas en la Fórmula 1, pero fue echado por Haas luego de romper autos por un costo de dos millones de dólares en 2022. En 2023 pasó a ser corredor de reserva de Mercedes y fue uno de los postulantes para subirse a un Williams en las últimas nueve fechas de esta temporada, pero James Vowles, el jefe de la escudería inglesa, apostó por el argentino Franco Colapinto quien debutó este fin de semana en el Gran Premio de Italia.
A raíz de la elección del team de Grove por el bonaerense de 21 años, el ex corredor de F1, Ralf Schumacher, tío de Mick, criticó la decisión de Williams y dijo que “era un absurdo”. Esto generó polémica justo el día en el que Colapinto hizo su presentación en sociedad como piloto titular. Vowles le salió a responder y tiró sobre la mesa los argumentos detrás de su decisión aclarar que Mick no es un piloto “especial”. “La decisión era si poníamos a Mick en el coche, que creo que Mick hubiera hecho un buen trabajo, o invertimos en un individuo que forma parte de nuestra academia, que ha dado cientos o miles de vueltas en nuestro simulador, que ha conducido el coche, y en los datos que podemos ver de cómo está actuando, que está dando pasos significativos”, evaluó desde el Autódromo de Monza.
Allí no estará Mick, que este domingo correrá la Lone Star Le Mans, más conocida como las 6 Horas del Circuito de las Américas en Austin, Texas, Estados Unidos, por la sexta fecha del Campeonato Mundial de Endurance con un Sport Prototipo Hypercar de Alpine (es 25º en el campeonato). A sus 25 años, el hijo del Kaiser logró su lugar en el automovilismo internacional, pero su regreso a la F1 está cada vez más lejos. De hecho, Andrea Kimi Antonelli (18 años), suena para reemplazar a Lewis Hamilton en Mercedes en 2025. Este viernes el italiano salió a pista en Monza en la práctica libre 1, el lugar que se le da a los novatos que forman parte de los programas de desarrollo de pilotos en las escuderías.
Si bien los prejuicios y comparaciones estuvieron a la orden del día, el hijo del séptuple campeón mundial supo escribir su propia historia. Mick nació el 22 de marzo de 1999 en Vufflens-le-Château, un pequeño pueblo al suroeste de Suiza, cerca del límite con Francia y de unos 900 habitantes. Tiene las dos nacionalidades, pero corre con bandera alemana. Es el segundo fruto del matrimonio Schumacher detrás de su hermana Gina-María (27 años), quien practica equitación. Era un alumno aplicado en la escuela, y como mamó el automovilismo desde muy chico, su futuro estuvo cantado. Siempre fue muy tranquilo, de pocas palabras, y quienes lo trataron afirman que era muy agradable.
“Muy pronto me di cuenta de que quería ser piloto de F1, un campeón. Salté a los karts cuando tenía tres años y pasé a las carreras nacionales a los ocho. Cuando tenía once o doce años, sabía que quería hacer esto de forma profesional”, contó en una carta que escribió en junio de 2020 para el sitio Under-Armour.
Para no llamar la atención, cuando comenzó a correr en karting usó el seudónimo “Mick Betsch”, que es el apellido de soltera de su madre, Corinna. Aunque pronto el ambiente se enteró de que era el hijo de Schumi y comenzó la lluvia de comparaciones. Y Ferrari rápido le echó el ojo.
La aproximación llegó en 2016 por medio del equipo para el que sigue compitiendo, el Prema Powerteam, que viene a ser una estructura “junior” de la Scuderia. Ese año perdió el título de la Fórmula 4 Italiana contra un argentino, Marcos Siebert. “Mick para nada corre por su apellido. Lleva el talento en la sangre y está muy bien preparado. No pude tratarlo mucho, fue más un vínculo deportivo. Nos miramos con recelo todo el año porque disputamos el campeonato. Pero hubo mucho respeto entre ambos”, le dijo el marplatense a CORSA tiempo atrás.
No fue fácil aquella derrota del teutón, ya que se considera muy competitivo. “Si hablaras con mi familia y amigos cercanos, te dirían que no puedo soportar perder en nada. No importa lo que sea: un juego simple, correr hacia un árbol, lucha de pulgares. No importa cuál sea el desafío; necesito ganar. Tuve pérdidas y reveses. Y los dolores reales y el ego me enseñaron cómo perder, y si te toca, hacerlo con clase. Perder también viene con oportunidades para lecciones sobre errores”, confesó Mick en esa carta a UA.
El levantarse y pelear lo llevó en 2018 a ser campeón de la Fórmula 3 Europea. Fue con motores de Mercedes, que tuvo intenciones de sumarlo a su programa de pilotos. Pero la Scuderia le ganó de mano a los alemanes y se aseguró sus servicios. En febrero de 2019 ingresó al Ferrari Driver Academy (FDA). Debutó en la Fórmula 2, aunque esa temporada logró un solo triunfo y terminó 12º en el campeonato…
“Estoy seguro de que la experiencia que hice durante toda la temporada me han ayudado a ser un mejor piloto. En 2020, sin embargo, no solo quiero seguir mejorando, sino que también quiero poder pelear con los principales corredores de la F2”, dijo en una entrevista con Infobae en marzo de 2020.
En las cuatro primeras del siguiente ejercicio fue 11º, 7º, 4º, y abandonó. Los prejuicios y dudas siguieron: ¿Tiene pasta de verdad o solo corre por su apellido? ¿Es un producto del marketing? ¿Y si de verdad es talentoso, pero lo absorbe la presión? Para responder estos interrogantes siguió forjando una coraza en su personalidad. “Si no fracasás, no aprendés. Si no aprendés, nunca ganarás, al menos no en nada que realmente importe. Siempre pienso en lo que hice mal y en cómo puedo mejorar”, reflexionó.
Se dice que los padres hablan a través de sus hijos. Mick no perdió la cabeza y mantuvo el eje gracias a las enseñanzas de su Michael. “Nunca miré a mi papá solo como el ‘mejor piloto del mundo’. Siempre, ante todo, es mi papá. No doy por sentado las lecciones que me ha dado. Una de esas lecciones es mantenerse estable, nunca estar demasiado alto o demasiado bajo”, reveló.
Ese equilibrio fue clave. Al inicio de este campeonato lo superaron sus compañeros en el FDA, el ruso Robert Shwartzman y el inglés Callum Ilott. No obstante, a partir de la tercera fecha fue regular. Logró seis podios en diez carreras y en Italia dio el golpe: victoria y un tercer puesto lo depositaron al liderazgo de la tabla y alcanzó el título de la categoría antesala a la F1 en 2020.
Déjà vu
Fue en Rusia donde hizo una maniobra calcada a una de su padre. Le mostró el auto por afuera al japonés Yuki Tsunoda y luego lo superó por adentro tras una curva a la derecha. En 2002 Schumi hizo lo mismo con el colombiano Juan Pablo Montoya en Australia. Padre e hijo ganaron sus carreras. El Kaiser plasmó ese año su segundo título con Ferrari, e igualó a Juan Manuel Fangio con su quinto cetro en la F1 donde ostenta un total de siete. Mick también fue campeón y antes de llegar a la Máxima mostró su mejor versión con un estilo de manejo parecido a su padre, siendo agresivo en los momentos justos. En cambio no descolló bajo la lluvia, algo en lo que Michael brilló. Eso pudo verse en las categorías promocionales, aunque todo cambió una vez que pegó el salto a la F1.
Que 20 años no es nada
El 8 de octubre de 2000, Michael Schumacher ganó en Japón y obtuvo el primero de sus cinco coronas con Ferrari. Cortó una sequía que venía desde 1979 sin un Campeonato de Pilotos para la Scuderia que obtuvo Jody Scheckter. Veinte años y un día más tarde, su hijo, Mick, se integró de forma oficial la Máxima. Aunque de local, por el mal clima se quedó con las ganas de tener acción en la primera práctica libre del Gran Premio de Eifel, en referencia a la región alemana donde está el histórico autódromo de Nürburgring, en el marco de la undécima fecha de la temporada de la F1.
Amor por la redonda
Al igual que su padre le encanta el fútbol. Aparte de las carreras, hasta hace unos años pocas veces se mostró de forma pública y una de ellas son los partidos de la entidad Champions for Charity (Campeones por caridad), donde también participó su papá, quien es hincha del Colonia. Michael de joven fue delantero del FC Echinchens, de la quinta división en Suiza. Quiso ser futbolista, pero al darse cuenta de sus limitaciones, apostó de lleno al automovilismo.
Vida personal
La mano derecha de Mick es la portavoz de su familia, Sabine Kehm. El hermetismo sobre el estado de su padre en ocasiones se traslada a él. Puede demorar meses lograr contactarse con el joven alemán o recibir una respuesta de su entorno para tener una entrevista. “Ningún piloto llega a la F1 porque importe su apellido. Esa no es una garantía”, le dijo a este medio.
Es muy reservado con su vida personal y hasta mediados de 2023 no se le conoció pareja. Fue cuando hizo público su noviazgo con la modelo danesa Laila Hasanovic (23 años). Además, admitió que le gusta compartir tiempo con sus amigos. “Disfruto mucho ir detrás de un barco junto con otros amigos. Eso es totalmente divertido. El verano, en el lago, simplemente es perfecto. También me gusta andar en bicicleta en la montaña o recorrer un bosque”.
Y por ahora no se le notó el carisma de su padre, pero al igual que Schumi, es muy predispuesto con los fanáticos para una foto o un autógrafo.
La hora señalada
“Competir es con lo que sueño. Es con lo que me mantengo ocupado. Es agotador, es difícil, es desafiante y complicado ¡Es simplemente genial! Al final, confío en lo que puedo hacer. Tengo que serlo porque no me he dado otra opción. Estoy enamorado de lo que hago; de alguna manera, estuve haciendo esto durante 18 años de mi vida, y tengo 21″, aseveró en el prólogo a su paso por la F1.
Su llegada a la F1 fue en medio de una enorme expectativa. “Hay muchas veces en las que veo a Michael en Mick. Lo conozco desde que era un niño. Creo que hubo un período en el que no estaba seguro, pero progresó mucho en los últimos doce meses”, dijo Ross Brawn, ex director deportivo de la F1 y que trabajó en Ferrari con su padre.
Debutó en la Máxima en 2021 con Haas y tuvo como compañero de equipo al controversial ruso, Nikita Mazepin, quien en el segundo año debió bajarse por la invasión de su país a Ucrania debido a que Haas (equipo estadounidense) forzó su salida. Fue reemplazado por Kevin Magnussen, que con más experiencia expuso a Mick.
Las dos temporadas en la F1 no fueron como el germano esperó. Disputó 44 Grandes Premios y su mejor labor fue el sexto puesto en Austria y el octavo en Gran Bretaña, ambos en el ejercicio 2022. Esas fueron las únicas dos carreras en las que sumó puntos. Sus errores y las roturas como el terrible choque en Mónaco en esa temporada cuando su auto se partió en dos, lo eyectaron de su butaca para 2023 y fue reemplazado por su compatriota Nico Hülkenberg.
“No tengo ninguna duda de que tiene el potencial para ser un piloto exitoso en la F1. Tal vez algún día esté con nosotros, tal vez no”, había dicho en 2020, Toto Wolff, jefe de Mercedes, quien le dio -quizá- su última posibilidad de mantenerse en el ambiente de la Máxima. Al ser la casa alemana proveedora de motores de Williams, Wolff presionó para que Mick tuviese su lugar. Pero su colega en la histórica escudería inglesa se la jugó por Franco Colapinto. “Mick no es especial, sólo sería bueno”, fue la rotunda frase que lanzó James Vowles en las últimas horas cuando le preguntaron por qué no se inclinó por Schumi.
Más allá de eso, la explicación de Vowles para aclarar los motivos que lo empujaron a subir al piloto argentino a la butaca del FW46 de Williams fueron sencillos: “(Schumacher) Llegaría con mucha más experiencia que Franco. Pero esto es en lo que creo, en lo que cree Williams y cuáles son los valores fundamentales de Williams. La escudería siempre ha invertido en las nuevas generaciones de pilotos y en la juventud, y de lo que he estado hablando todo el tiempo es de la inversión en el futuro de Williams. Y el futuro de Williams no es invertir en el pasado, es invertir en talento que nos permita avanzar como individuos”.
Mick sueña con tener su revancha en la Máxima, donde en sus dos temporadas el esperado impacto emotivo para la familia Schumacher se dio. Michael puede estar tranquilo que formó a un chico que soñó con ser piloto y hoy es un hombre que llegó a la F1. Hay que estar en el lugar de su hijo y ser el centro de todas las miradas. Corrió siempre bajo la lluvia de comparaciones con su papá. Nunca en su campaña tuvo un gris: si fallaba, las críticas se irían por las nubes y si hacía las cosas bien, siempre se le exigiría más. Con él nunca hubo término medio. Portar uno de los apellidos más gloriosos de la historia pudo abrirle puertas, pero también hizo camino al andar con nombre propio pese a no tener las condiciones conductivas de su padre.