Este lunes se supo que la plantilla del FC Barcelona, menos de 48 horas después de conocer que Xavi dejará de ser su entrenador el próximo 30 de junio, organizó una suerte de conjura. La crisis venía de lejos, pero el adiós en diferido del técnico fue la gota que colmó el vaso y motivó un deseo aún más fuerte de cambio. En busca de un resurgir que no termina de llegar, los jugadores se reunieron para almorzar. Todo lo organizó Robert Lewandowski, que puso su casa a disposición para el convite. Muy posiblemente, porque él comparte bajón con su club desde hace tiempo.
La Champions, con el Nápoles esperando en octavos de final, parece el clavo ardiendo al que puede agarrarse este Barça para tratar de reconducir su situación. Nadie se fía de la visita liguera a Vitoria para enfrentarse al Alavés este sábado (18:30 horas). Ni por el rendimiento más que dubitativo en la época reciente ni por los problemas para superar a los vascos en la ida celebrada en Montjuïc. Cuando, por cierto, el ariete estrella se enfadó de forma notoria con el joven Lamine Yamal. Lo que en noviembre ya era preocupante no ha dejado de serlo en febrero. Tampoco en el caso particular de un Lewandowski que lo ha dicho abiertamente ahora: desde el año pasado, no es el mismo.
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“En 2023, hubo un momento en el que me sentí, no sólo mentalmente sino también físicamente, más débil. Ese año, todas las cosas malas y negativas parecieron juntarse en un momento. Se acumuló todo”, reconocía el delantero en el canal de YouTube Foot Truck, de su Polonia natal. Una vez que concluyó el Mundial de Catar, el rendimiento de Lewandowski cayó en picado. Sí, ganó el Pichichi de LaLiga en la temporada 2022-2023, pero viviendo de los réditos. Los 23 goles en 48 partidos que marcó en el 23, atendiendo al año natural, resultan sonrojantes para lo que ha sido precisamente él, a nivel mundial, en la última década.
A pesar de que sus primeros meses como azulgrana fueron de época (17 goles en los 19 encuentros que jugó en el Barça en 2022), ese fulgor se disipó tan rápido como vino: de marcar casi un tanto por choque, 0,89, a quedarse en la mitad, 0,5. “Por supuesto, yo también cometí errores. Caí en una especie de corriente y necesité demasiado tiempo para salir de ella, para volver a la normalidad, y en el fútbol no es tan fácil hacerlo en una semana o dos semanas”, expuso Lewandowski, de 35 años, en la entrevista en la que habló con mayor claridad que nunca sobre su sentir. Tan apático como el del Barcelona en su conjunto.
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Echar balones fuera no va con él. Por eso, concedió que lo que se palpa es lo que realmente sucede: “Puedo mirar hacia atrás y esto es un indicador para mí que me demuestra que todavía hay buenos tiempos por delante, pero en 2023 hubo un momento en el que mi chispa se apagó”. Desde luego, esta no se ha encendido en lo que va de 2024.
Líder ofensivo del Barça… por la mínima
La sequía goleadora de Lewandowski es de tal calibre que los 13 goles que atesora hasta la fecha en el curso 2023-2024 no resultan ningún imposible para sus compañeros en el ataque culé. Tanto es así que Ferran Torres lleva dos dianas menos, 11, en dos compromisos más que él (32 frente a 30). Cierto es que el español acaba de lesionarse y se estima que puede estar tres o cuatro semanas de baja. Aun así, que llegue a existir la posibilidad del sorpaso denota que el de Varsovia es mucho más humano que antaño.
Las críticas están a la orden del día de forma generalizada en lo que al Barça respecta. Y Lewandowski no se salva de la quema. Otro que ha puesto los puntos sobre las íes estos días ha sido el seleccionador polaco, Michal Probierz, que no duda a la hora de señalar qué le pasa al emblema futbolístico de su país. “Entiendo que uno podría quejarse si el FC Barcelona jugó bien y él jugó mal, pero todo el equipo azulgrana está jugando mal y a Robert le resulta muy difícil encontrar la manera de solucionarlo. Se nota que hace todo lo posible para hacerlo lo mejor posible, pero no hay muchas oportunidades, e incluso si él mismo resuelve algo, alguien no lo aprovechará. La situación del club le frustra enormemente”, señaló en conversación con el portal Laczy Nas Pilka.
Recalcando que no está de acuerdo con la oposición con la que se viene encontrando Lewandowski por su actual concurso (undécimo en el Pichichi, por ejemplo: a seis tantos de los 14 de Jude Bellingham y Artem Dovbyk), Probierz trató de romper una lanza en favor del jugador: “Tengo la impresión de que la percepción de Robert a través del prisma de Barcelona es demasiado negativa, va en la dirección equivocada. Puedes criticar, puedes juzgar, pero a veces también necesitas apoyar a alguien”.
El propio interesado tratará de cambiar el chip a base de la implicación con la que intenta remontar el vuelo. “La indiferencia es peor que estar nervioso en el campo”, sentenció al evidenciar que le urge mejorar. Y con él, al Barça por entero. Habrá que ver si la piña que quiso hacer Robert Lewandowski en su domicilio surte o no efecto.